Siempre hay alguien que marca tu vida, y te deja un poco desconcentrada, hasta te hace pensar si es algo real o no.
En mi caso, él para mí era el tipo de persona que nunca encajaría
conmigo, yo para él un imán del que se podía aprovechar cuanto pudiera,
exprimiendo y exprimiendo hasta conseguir todo lo que se le antojara.
Lo curioso es que él sabía que decir, que palabras utilizar,
para que como una tonta cayera abatida en medio del cuadrilátero, porque, por más
discusiones que teníamos y todas respecto al trabajo, su vida y el dichoso
dinero… siempre me desvivía por él, siempre le ofrecía todo de mí, hasta mi
cartera. Lo patético es que lo sabía.
Nunca se me olvidaran las palabras: cuando cobres, nos
vemos.
Debía de ser alguien muy poco empático, integro, sensible y
con un sentido de la responsabilidad nulo. Pues no bastó para que me apartara
de él.
Mi problema es que sentía que debía cuidar a la gente , como
si me viera en la necesidad, como si fuera la madre de todos los hombres que han
sufrido en este mundo, como si yo fuera lo último que importaba en este mundo.
Tampoco olvidaré la manía que tenia de atribuirse méritos
que no eran suyos, ya fueran míos o de alguno de sus hermanos.
Estas cosas pasan con más frecuencia de lo que parece. Hoy
por hoy puedo decir que eso me hizo sacar garra y no permitir que ningún hombre
me haga lo mismo, pero, ya se sabe que cuando se está enamorado, acabas
aceptando cosas, actitudes, que quizás estando soltera, pues pasarías de largo.
¿Realmente compensa?
Eso me preguntaba, pues acabó dejándome él, haciéndome sentir
la culpable de que la relación entre él y yo, no funcionara. Había estado saqueándome
hasta el último céntimo para sus juergas, había estado , maltratando a su
hermana con meses de embarazo, me había hecho sentir … que quizás, para lo único
que se acercaría un hombre a mí , más bien sería, por dinero. Me anulo
totalmente o yo me sentí así.
Con mi actual pareja, viví algo parecido pero el problema
era que estaba acostumbrado a un nivel de vida muy del despilfarro y nunca le había
faltado de nada, sin embargo cuando nos conocimos, entró la crisis. Lo mío me
costó hacerle entender, que ahora había que economizar, que iba a estar a su
lado pero que eso de ir gastando dinero así, porque si, conmigo no valía. Fueron
años muy duros pero se le notaba que me quería, se le notaba que daría su vida
por mí. Fueron años realmente duros pero el sacar la garra también me fue bien,
me hizo Hacerme respetar. No por ser mujer y gorda voy a ser menos, eso lo
tengo clarísimo, otra cosa es como me vea yo con mi cuerpo según qué días.
A día de hoy tenemos discusiones de matrimoniales, pero… ¿quién
no las tiene?
(Nunca pude expresar esa época en la que tan mal lo pasé,
para mi este uno de los motivos por lo que me gusta escribir aquí, ahora bien,
no creo que sea muy a menudo)