¡Hola mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!
Los días pasaban como caramelos tiraban los Reyes magos en
cada cabalgata de cada año. Este año iba a ser diferente. Ya no era la más pequeña,
ni la más mayor, pero seguía ilusionándose con la presencia del árbol de Navidad
decorado a la entrada de la casa y los regalos que se seguían repartiendo por
su hermano pequeño. Ahora era la mayor y debería actuar como tal.
La radio sonaba por la mañana. Mientras, su madre hacia
todas las tareas de casa mientras su marido y padrastro sentado en el sofá cambiaba
de canal con la tele en silencio. No había quien entendiera el panorama, pero
conociendo a la madre, lo más seguro es que ella quisiera escuchar música y su
padrastro, ver la tele.
Se dirigió a la cocina para coger un vaso de leche y unas
galletas. Si algo le gustaba, era desayunar leche blanca sin apenas azúcar.
Aunque algo en su interior le decía que comiera algo de turrón del que habría escondido
para las visitas en el cajón del comedor. A ella, no se le escapaba ni una,
pero contuvo sus inmensas ganas, si no quería una regañina de su madre.
Recogió su vaso, ya vacío, y las pocas galletas que habían sobrado
y lo puso todo en su sitio. Volvió a su cuarto, a escuchar la radio. En su
pequeño casete que tanto le había costado que le regalaran y allí tumbada en la cama, las horas pasaban
volando haciendo sus grabaciones de voz, grabando música de la radio que tanto
le gustaba y mirando alrededor suyo, la cocinita de plástico que no usaba ya,
porque creía que ya era mayor.
Los años pasaban y las navidades eran de lo más aburridas y
cuanto más se esforzaba en que fueran algo diferente, no lo conseguía.
Hubo un año en el que pidió a sus majestades , ya con 13
años , aquellas ultimas mini cadenas de la época , grandes , con un sonido
envolvente , con reproductor de cd y con cinta para poder grabar todo lo que
ella quería. El regalo tardó demasiado, al parecer, no se había portado lo
suficientemente bien o para su padrastro, todo lo que hacia ella, estaba mal hecho.
Nada se podía comparar con su hermano sangre de su sangre, en definitiva, su
hijo. No entendía como alguien podía fingir amor hacia ella, pero a la vez
indiferencia y rechazo.
Desde el cuarto, las voces de la madre insistentes en que se
merecía la mini cadena que tanto había pedido, junto con las buenas notas que había
sacado.
El regalo finalmente llegó, gracias a la insistencia de la
madre, y la alegría, no pudo ser mayor.
La mañana de navidad aunque algo atropellada por el sonido
estridente de la música fue ameno, gracias a las vecinas que subían a celebrar
y visitar a las familias del pequeño bloque y así entre risas, enfados y regalos,
en esas fiestas, todo conseguía una armonía que no hacía falta enredarse en
hacer cuenta de cómo lo conseguían pero lo cierto es que gracias a la insistencia
de la madre, todo conseguía ese orden, esa paz y con todo en su lugar.
Yo he sido requetebueno así que espero que los Reyes magos no me traigan carbón.
ResponderEliminarEn tu relato el final feliz, pone en valor el poder de las madres para la armonía familiar.
Bueno Keren pide algo con fuerza a ver si este año te conceden tus deseos, por pedir que no quede, ja,ja,ja.
Yo de momento te regalo mi mejor sonrisa y mis mejores deseos!!
Hola!!
ResponderEliminarentre mi cumpleaños y reyes me temo que solo caerá uno, pero mejor eso que nada jajajaja !!
Lo desearé con todas mis fuerzas pero no sé, ¿ a ver que sucede ?
Gracias por comentar.
Hola!!
ResponderEliminarentre mi cumpleaños y reyes me temo que solo caerá uno, pero mejor eso que nada jajajaja !!
Lo desearé con todas mis fuerzas pero no sé, ¿ a ver que sucede ?
Gracias por comentar.