Historia Inventada: Amor extra XL ( Capitulo final)

...Mire la hora, volví a meter el móvil en el mini bolsito, y me fui de allí oyendo como gritaban a lo lejos mi nombre, pensando que no sería a mí, pero al girarme ahí estaba él:

       - ¡Desi! ¡Desi!- gritaba mientras corría en busca mía 

Yo intentaba correr pero aquellos zapatos impedían cualquier movimiento brusco así que me alcanzó:

       - ¿No irías a dejarme plantado verdad? – dijo intentando sacarme la verdad

       - Rubén… - hubo un silencio muy largo 

       - ...Sea lo que sea , puedes contármelo 

       - Este sitio … yo … - trate de expresarme 

Rubén se quedó pensando unos instantes y dijo: 

       - ¿sabes? Este sitio no es para mí , estos pijos con sus “altos standing” y sus kilos de perfume me tienen frito. ¿Nos vamos a otro sitio más tranquilo?

       - Yo … - Musité 

Me cogió del brazo y me llevo hasta su coche insistiendo que el lugar al que me iba a llevar me encantaría. Condujo varias calles más allá, y nos adentramos en el autovía mientras recorríamos la carretera a lo lejos podía ver lo pequeños que éramos todos y que quizás debí ser más valiente pues se veían las lucecitas de  toda la ciudad y a lo lejos la luna y el mar. Puso música de ambiente y comenzó a darme conversación para quitarle hierro al asunto y por fin llegamos a Aguadulce en un pub llamado Jamaica en el servían cocteles de todo tipo. El pidió un volcán para los dos insistiendo en que me iba a gustar. La velada estuvo de lo más agradable e íntima me estuvo hablando de sus aficiones, de su trabajo, de las amistades, y sin que lo pudiéramos evitar, por el alcohol y la desinhibición de las palabras nos besamos. 

Ese fue el principio de muchas quedadas en las que en una noche estrellada. Confesó que me amaba. 

⧫⧫⧫

Desperté con el sudor en la frente y ese dichoso sueño, se empeñaba en hacerme sentir mal y decidí quedar con Laura para contarle de una vez lo que me pasaba. 

Así fue, quedamos en la cafetería donde conocimos a Rubén y allí, en confianza, le conté todos mis miedos , la muerte de mi abuela, en aquel trágico accidente en coche , y lo mucho que me gustaba Rubén pero que no quería que tuviera que pasar por mis tonterías de estar gorda y mi lucha:

       - Desi, solo puedo decirte, déjate querer.- dijo en un tono algo de madre – hay miles de chicos que estarían dispuestos a estar contigo, sin ir más lejos, Rubén. Y millones de chicas que les gustaría tener esa alegría que rebosas y ser como tú eres , por no hablar del mozo tan bueno que te has echado, chica, si es que lo tienes todo , y ¿te vas a echar mierda encima por tu peso? Las personas no se miden por su talla, ni tan siquiera por su físico, sino por los sentimientos que salvaguardamos adentro. Sabe dios lo que has tenido que sufrir por culpa de ello pero hazme caso, rompe con todo y arriésgate, este chico, te quiere de verdad y se le nota.  

En aquel momento enmudecí y baraje la posibilidad que Laura, tuviera razón y la conversación se tornó algo, rara, ahí estábamos las dos hablando de nuestras parejas riendo y tomando café. La mañana llegó a su fin y volví a casa.   

Tenía que contarle todo esto que sentía, a Rubén. Sentía miedo por si me dejaba, miedo por si se escandalizaba al saber de mis temores, de que me viera desnuda cuando aún no habíamos ni visto en bañador. Estaba tan floja que decidí coger al toro por los cuernos y le envié un mensaje quedando en casa, aunque ello me costara la ruptura, pero no podía comenzar una relación con mentiras.  

Preparé la cena, unas velas un buen mantel, buena música de ambiente y un vestido lo más discreto posible. 

Tocan al timbre y es él. Entra por la puerta y me dice:  

         - ¿Cómo estás?

         - Bien – intento disimular – siéntate por favor 

Comemos y no consigo articular palabra mientras él es todo amor contándome su día: 

         - ¿Estás bien? – pregunta preocupado

         - Si… ¿porque? 

         - No has dicho nada apenas y empiezo a pensar que es más grave de lo que me pensaba. 

         - ¿El qué?

         - Si te soy sincero… después de casi tres meses… sin … ya sabes… - dice con la voz entrecortada 

En aquel momento caí en la cuenta de que todo parecía una estratagema para poder acostarnos, las velas, la comida, el vestido… así que intenté expresarme lo mejor que pude: 

        - Mira Rubén , te he citado hoy aquí porque creo que no deberíamos de estar juntos

        - Eso me temía yo, pero ¿Por qué?

        - Porque yo… - cojo aire y lo suelto todo- llevo luchando con mi cuerpo casi media vida y esta relación amor odio que siento hacia mi cuerpo no lo llevo bien , no me veo como sabe dios como ves tu a mí , quiero decir que nunca me han aceptado por este cuerpo gordo, sin tener el cuerpo delgado, un vientre liso piernas finas , cara fina , brazos en forma… 

        - Déjame que te diga que si crees que estoy contigo por tu físico, apaga y vámonos. Porque no es así. Desí, yo te quiero por lo que eres, por lo que me transmites. Aquella mañana en la cafetería no vi un cuerpo gordo, ni piernas gordas ni brazos gordos, vi a una mujer con una sencillez arrolladora. Con el cabello algo destartalado, eso sí, pero te vi tan natural… 

       - Pero es que yo … 

       - ¡Pero es que nada! Yo te quiero, y te quiero así, con tu sonrisa, con tus enfados con tu pelo que me fascina cuanto más lo miro, esos labios carnosos, ese culo respingón, y ese pecho que me vuelve loco. 

Nos besamos y una cosa llevó a la otra, y allí en mi piso, hicimos el amor. Lo que viene después, no fue sino el principio de una relación sin miedos y sin complejos y de las pesadillas, ya son historia.