¡HOLA, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!
Aquella que aparecía por la calle entre los humos que las
calles ofrecía en Nueva york , como si de una película se tratase, ella , que
siempre se adecuaba su vestuario a su forma de maquillarse, parecía que su alma
estuviera en cada prenda que se ponía en los gestos que hacía que tal y como se
la veía parecían curiosamente naturales. Todo en ella denotaba naturalidad y
glamour. Siempre a la última, con ese bolso bien pequeño, lleno de borlas la
hacían aún más a la moda. Nada que ver con la chica que estaba en la cafetería observando
la escena, y la multitud de hombres que se la quedaban mirando a la otra chica
y volvían el cuello como si se les fuera a partir. Aquella chica, la de la
cafetería era tímida, con camisetas amplias con gafas, un poco destartalada, el
cabello algo desordenado, se le notaba a leguas que deseaba desaparecer de aquel
lugar en cuanto vio aparecer a la chica glamurosa.
De entre todas las personas que estábamos en la cafetería,
diría con certeza que todos nos giramos a ver el espectáculo de silbidos que se
formó allí en un santiamén. Yo, al igual que todas las que estábamos allí
incluido la chica destartalada,
mirábamos atónitos y porque no, con un poco de envidia, todo aquello que
sucedía ante nuestros ojos y que tan surrealista parecía todo eso.
Acabe mi café, pagué y me fui con la música a otra parte. No
es que me guste demasiado todo lo que les ocurre a un número reducido de
mujeres en el mundo y que si no eres un pivón parece que el mundo se olvida de
ti , pero no me consideraba una mujer fea, ni tan si quiera diferente a otras,
simplemente creía que no sabían valorar lo preciosa que era yo, y no me refiero
a físicamente, sino interiormente, pero creo que si no eres entera por dentro,
¿Cómo diantres vas a estarlo por fuera?
Me encontré por el camino con que había rebajas, y decidí ir
a darme una vuelta por la gran ciudad, ignorando todo lo sucedido en la
cafetería. Pateé todas las tiendas de la zona, buscando algo que mereciera la
pena pero nada me llamaba la atención así que decidí irme dirección a mi
apartamento a terminar mis trabajos y ponerme al día antes de que acabara el fin
de semana. Caminé varias manzanas hasta llegar al metro y ya oscurecía mientras
escuchaba música en mi mp3. Baje las escaleras con prisa para poder sacar un
billete lo antes posible , deseaba sentarme como nunca , cuando tope con una
chica que iba cargada de bolsas y para mi sorpresa se le cayó un libro muy
conocido de autoayuda al suelo. Pero al disculparme con ella, descubrí, que era
la chica a la que hacia unas horas largas habían estado silbando:
- - Perdona mi torpeza. Estaba mirando mi mp3 y no
me di cuenta de quien tenía delante. – quise expresarme sin esperanza de que me
diera una respuesta así que iba a seguir mi darle su libro y seguir mi camino.
- - No te preocupes, yo iba mirando el móvil. Ja ja
ja ja! Qué vergüenza se me cayó al suelo el libro de autoayuda. Deberás de
estar pensando que esta chica tiene problemas emocionales a montones… - dijo
intentando excusarse.
- -Al contrario. Yo lo que creo es que nuestro
cuerpo y mente, tan solo lo podemos sanar y cultivar nosotros mismos y si uno
tiene curiosidad por como sentirse mejor consigo mismo ¿que mejor manera que
leer? – dije intentando animarla- de hecho, es el inicio para cambiar algo en
nosotros.
- - Ja ja ja ja! No lo había visto de esa manera
pero es un buen modo de verlo. – dijo mientras miraba el reloj- oye, pareces
una buena tía, ¿crees que tienes tiempo para una copa o una coca cola light? –
dijo con ánimo
Me quedé sorprendida de que una chica como ella quisiera
saber algo de mí, o tan si quiera me dirigiera la palabra pero sentía
curiosidad sobre su vida, y no parecía la típica chica altiva con la cual no
puedes mantener una conversación. Me decidí a ir con ella a sabiendas que mis
cortas piernas, no aguantarían un paso más, después de tan largo día caminando,
mirando tiendas y tomando café. Quise animarme con que por lo menos habría aprovechado
la noche del sábado, en lugar de quedarme en casa, con veinte mil hojas, un portátil,
un té y mi gato luka.
Cruzamos varias calles, atravesamos varias manzanas, y me
tuve que parar porque aquella chica, debería de estar acostumbradísima a
caminar mientras que yo, me asfixiaba con cada manzana que cruzábamos. Entonces
ella me aseguró que estábamos llegando, eso sí, apaciguamos el ritmo y ya me
estuvo contando que iba al gimnasio, que lo sentía y que debería de ir al gimnasio,
por lo menos 3 veces por semana. Yo no quería
un gimnasio, necesitaba mi sofá, una manta y espachurrarme ahí sin mover ni un
musculo, ni un milímetro…
Por fin llegamos al bar-restaurante, que por cierto, parecía
carillo. Me hizo recordar que mi sueldo mínimo como empleada a tiempo parcial y
otras a tiempo completo, a veces no me permitía ni una cerveza. Esta chica
tendría que trabajar en alguna alta empresa, a lo mejor era una modelo, o algo
por el estilo.
Nos sentamos en la mesa y me deje caer en la silla como me
salió del alma, estirando las piernas y llevándome las manos al corazón. Como
no había mucha gente en el bar, mi gesto
pasó desapercibido:
- - ¿Eres de Nueva york?- me preguntó ella con entusiasmada,
como si no tuviera muchas `personas con las que hablar, lo cual me parecía ni
tan normal, ni tan poco probable.
- -Pues soy de española, pero me vine hará cosa de
3 años a conocer nueva york y con la suerte de que me salió un trabajo como
secretaria a tiempo parcial en una gestoría. – dije sin animo
-
Tu acento, me sonaba raro pero el inglés lo
hablas muy bien. Estuve de niña en España con el instituto, de viaje de fin de
curso. Fuimos a Madrid. Vimos la puerta del sol y otros lugares. Es precioso. Me
hubiera gustado ir a Andalucía. – dijo con decepción
- -¿Ah si? Da la casualidad de que vivía en Andalucía
y lo deje todo en busca de mi sueño. – dije intentando también sacar algo de
alegría de mi interior pero desde que llevaba todo aquel tiempo en la gran
ciudad , nada salía a derechas así que me limité a decir cosas buenas, hablar
de ello, me desanimaba aún mucho más.
- - ¡Qué alegría de que seas de Andalucía! Cuéntame
cosas sobre Sevilla, ¿es verdad que hay toros, que los andaluces escuchan y
bailan flamenco? ¡Me encanta la paella!- dijo con mucho énfasis
La verdad es que todos los estadounidenses, fueran del lugar
fueran, tenían metido la paella entre ceja y ceja. Como si solo hubiera un
único plato en nuestra dieta. Así que en aquel momento, le expliqué con buenas
palabras que habían muchos más platos, amablemente, y le aclaré que Sevilla no
es la única ciudad andaluza que se puede visitar así como no a todos los andaluces,
les gusta el flamenco. Aunque, yo, que era catalana algo de errada también quedé,
cuando llegue a Andalucía con los grandes topicazos. Así que riendo y tomando
unas coca colas light para acompañarla a ella (y porque después de verla a ella
tan en forma no quería que pensara que no me cuidaba ni lo mas mínimo)
estuvimos en aquel bar hasta pasadas las doce la noche con una chica que
resultó no ser lo que se esperaba de ella.
Rachel,No era la típica niña mona
obsesionada con la moda pero le gustaba vestir bien. Gozaba de un buen sueldo
pero a base de sudor y su lema era “para que te vean bien los demás, tienes que
verte tu primero con tus ojos”. Me parecía una frase de las que tanto salían en
las redes sociales pero algo de razón llevaba. Para mi sorpresa, hice una nueva
amiga siendo fin de semana y es que nunca sabes cuándo te vas a encontrar con
alguien con quien congenies y las sorpresas me las llevé yo más que ella de mí.
Ella parecía muy a gusto conmigo y parecía que no tenía
ganas de irse pero yo tenía una montaña interminable de hojas esperándome en
casa. Así que sintiéndolo mucho, quedamos para otro día y me dijo que me
invitaba a un café alguna mañana que estuviera más libre.
Su insistencia me pareció algo extraña, pero quise ser buena
persona y no pensé nada más que en acudir a desayunar cualquier otro día.
Estábamos a Jueves y el montón de llamadas no dejaban de
llegar. En mi mesa los documentos a escanear que me dejaban siempre, casualmente,
justo después de tomarme mi café en la cafetería que había justo al lado del
trabajo. Parecía que lo hacían a caso hecho, pero no podía quejarme. Tenía que
hacerlo y punto.
Tenía un buen compañero de trabajo llamado Tom que siempre
hacia bromas sobre los jefes, lo cual lo encontraba de muy mal gusto, puesto
que en cualquier momento podrían escuchar nuestras conversaciones en la sala de
la fotocopiadora. Tom , Era el coordinador de eventos de la empresa y una vez
al mes , tenía que organizar alguna estúpida cena para los jefazos pero con la
llegada del verano se incrementaban y a mí a veces me tocaba soportar sus
bromas pesadas a pesar de su extremo estrés y su insistente y repetitivo : you
know?
Tom era el tipo de hombre con el que no saldría, era un
hombre inmaduro, puede que te hiciera reír mucho pero no sabía cuándo parar y
aunque el me caía bien y solíamos desayunar juntos en la cafetería junto a
Rachel y Carol, siempre nos sacaba una sonrisa en los peores momentos.
Rachel Smith era la vigilante del edificio que un día, en su
descanso oyéndonos a nosotros riéndonos sobre los azares de la última fiesta de
la empresa se unió a nosotros y desde entonces hacíamos por coincidir. Rachel
era una afroamericana con carácter, que sabía lo que quería y a veces algo
demasiado seria y con cinturón negro en karate. Cualquiera le decía algo a la
mujer, aunque muchas veces, me pregunté si algo de lo que decía sobre el karate
sería cierto o lo diría para mantener a raya a Tom con su continuo coqueteo
hacia la pobre mujer pero Carol y yo siempre nos reíamos con el juego que se
traían a veces. Hubo un tiempo que creímos que estaban liados de verdad pero
tan solo lo hacían ver, y cuando Tom decía algo inapropiado Rachel le decía que
le iba hacer una llave de karate que lo iba dejar k.o. por lo que con el tiempo
nos pareció algo de lo más normal que aquellos dos estuvieran un día de
coqueteo y otras de discusión. era algo común.
Carol era la otra española que como yo, en busca de una vida
mejor, se vino a estados unidos con la intención de hacer realidad también su
sueño que era ser médico. Pero ella era más joven que yo y estaba pagándose la
universidad a sus 30 años y había escrito varios libros poco conocidos en
España y que con un poco de suerte, ella decía que si no se hacía médico,
podría ser escritora como yo.
Mi sueño de ser escritora lo tengo desde que tenía 7 años y escribía
en mi diario. Leía libros juveniles como rebelde, entre tantos que me mandaron
leer cuando cursaba. Pero había conseguido publicar algunos artículos breves
para alguna empresa española y desde hacía un tiempo precisaban de mis
servicios hasta que un buen día, prescindieron de mí y todo eso , gratis. Nunca
me lo perdonare, pero a mí me ilusionó durante aquellos meses haber contribuido
a aquella compañía y ayudó a que se elevara el número de seguidores en mi blog
pero claro, a veces estas en lo alto, y un buen día todo se viene abajo de la
noche a la mañana.
La semana llegaba a su fin con un mensaje de la chica glamurosa,Rachel, que casualmente, se llamaba como mi compañera de trabajo.
Me preguntaba
si quería comer. No me desagradó la idea. Accedí sin pensarlo demasiado
mientras desayunaba con mis compañeros:
- - A Laura le debe de haber salido novio o algo por
el estilo o que es, un ligue con el que solo te acuestas y lo tienes loquito
por ti verdad? Ay pobre de nosotros los hombres que hacéis lo que queréis con
nosotros. Vosotras las mujeres no sabéis más que hacernos ilusiones para luego
dejarnos con las ganas- dijo Tom a modo de broma para meterse conmigo pero yo
le seguí el juego.
- -Sois vosotros que con galanterías solo nos queréis
para una sola noche y que tendrá de malo que una chica quiera solo sexo, habrá
que darle alegría a la almeja ¿no? – dije burlona y Carol y Rachel se
tronchaban de risa al unísono una con la risa más escandalosa que la otra.
- -Tú lo que quieres es que a mí me dé algo con
Rachel y sus curvas. Si un día me dice que solo quiere darle vida a su almeja….
– dijo mirándolo a ella con cara de que se la va a comer y le interrumpí
- - Si te dice que solo quiere darle vida a su
almeja tu dirías: “ lo que la señora diga “ y te dejarías hacer y le harías lo
que fuera porque vas más caliente que una pizza- Rachel puso una cara rara y Carol
se reía a mas no poder, tanto que casi se atraganta con el café y es entonces
cuando Rachel interviene.
- - ¡Por una vida libre a las almejas! –dice
mientras alza los brazos y acto seguido nos reímos los cuatro sin poder escapar
de las múltiples miradas de la clientela que entra al local y extrañados miran
hacia nosotros y yo , que soy más tímida me tapo la cara y saco las gafas de
sol intentando hacer que no les conozco pero riéndome al mismo tiempo para
hacer la broma.
- - - Chicos, ya es fin de semana, prácticamente. ¿Tenéis pensado
hacer algo fuera de lo normal? ¿Que os parece ir a tomar algo a algún pub? –
propuso Carol con los ánimos por las nubes debido a las bromas
- -Yo tengo que hacer cosas , estaré ocupada – dijo Rachel
- -Y yo , también voy a estar ocupado – dijo Tom
- -No se Carol, si no acabo muy tarde con mi cita,
podríamos ir tu y yo y nos ponemos al día. ¿no? – dije para no dejarla sola en
todo aquello.
- -Entonces, quedare con ella que vosotros sois muy
malos amigos – les sacó la lengua i añadió – te envío un mensaje con la hora después de comer, ¿de
acuerdo? Pero no teme rajes ¿eh? Que te conozco… - advirtió mientras se iba a
su puesto
- - ¡¡Qué si pesaaaaada!!- dije para seguir con la
broma
Todos nos fuimos a nuestros respectivos puestos mientras
llegada la hora de volver a nuestras casas y disfrutar de nuestro merecido fin
de semana, algunos con la familia otros solos y a mí me tocaba quedar con Rachel,
la chica con la que me topé, para comer después de haberme insistido varias
veces.
Quedamos en un restaurante que le propuse yo, ya que mi
presupuesto no estaba muy bien y así no tendría que andar preocupándome de si
me iba a llegar o no para el almuerzo aquel dia. Pero tenía algo en la cartilla
asi que fui al cajero más cercano y saque lo suficiente como para comer y
quedar después con Carol. Eso si la noche no se alargaba, porque si algo le
gustaba a Carol era la música y disfrutaba bailando pero volvamos con Rachel.
Después de asegurarme de que llevaba suficiente dinero fui
al restaurante acordado y la espere en la entrada. A los 15 minutos la vi
aparecer con un vestido que quitaba la respiración y como la primera vez que la
vi, los hombres se giraban al verla mientras ella con el móvil hacia ver que no
le importaba o al menos eso me parecía a mí.
Aquel día estaba más distante, más seca y la alegría de la
noche que la conocí había desaparecido. Pero no hizo falta preguntar nada,
puesto que por lo visto me lo contó todo ella.
La cuestión era que la habían contratado para ser modelo
pero le habían pedido que adelgazara unos pocos kilos y ella decía que la
belleza no estaba en los kilos , que quizás para ser modelo lo que miraran a
simple vista fuera su físico pero que ella era algo más que un cuerpo bonito.
Acto seguido, formuló una serie de preguntas que me hicieron preguntarme varias
cosas, y fueron las siguientes: ¿A caso no tengo sentimientos? ¿A caso no soy
de carne y hueso? ¿A caso soy percebe para los demás? Y lo más importante: ¿A
caso no tengo cerebro yo o qué?
Se notaba que aquella chica de tan buena presencia tenía problemas
para hacerse valer , los hombres que la trataban como si fuera una especie de
diosa , para lo único que la querían era para llevársela a la cama. Quería ayudarla. No sabía cómo, ni tan si
quiera podía articular palabra porque pensaba que ¿cómo esconder aquella cara
tan bonita y aquel cuerpazo que ni yo con 15 años lo tuve? Sentí pena, pero al
mismo tiempo alegría porque a pesar de lo contrario que pensaría la gente, tenía las cosas claras,
no era una chica florero y además tenía su carrera como asesora de imagen. Ahora comprendía como combinaba tan bien la
ropa pero la ví tan desanimada que se me ocurrió que podríamos ir las tres a
bailar, es decir, Carol, Rachel y yo. Lo que pasaría a continuación, nos
dejaría a Carol y a mí… boquiabiertas.
¿Fin?
Un saludo cariñoso. Me gusta como te expresas. Es una historia muy amena. ¿Le falta el final?
ResponderEliminar¡Hola Encarna!
ResponderEliminarSi que le falta el final. celebro que te guste y que te hayas animado a leerme y escribirme.
Tienes una forma muy divertida y actual de redactar esta historia, me ha gustado mucho, te felicito por tu trabajo. Un abrazo!!
ResponderEliminar¡Hola Rosana!
ResponderEliminarGracias, me hace feliz tus palabras. Un saludo y gracias por pasarte. ¡felíz fin de semana!
¡Hola Rosana!
ResponderEliminarGracias, me hace feliz tus palabras. Un saludo y gracias por pasarte. ¡felíz fin de semana!
Hola Keren, final que continúa por lo que veo, pues a seguir con la historia que siempre se hace poco cuando algo gusta, un abrazo, amiga
ResponderEliminar¡Hola sara!
Eliminarme alegra que te guste y espero que estés conforme con el final. Un saludo, amiga!