Vigilia de verano

¡HOLA, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!




Le cantaba a las estrellas, le aullaba a ella, se restregaba por la hierba, caminaba examinando las flores, las olía todas y cada una de ellas, observaba, paraba y seguía.

Le lloraba al cielo cuando las nubes  se hacían presentes, soñaba con ella  y hasta a veces, le susurraba. Se encontraban todas las noches, eran amores noctámbulos, pero él enfurecía con las nubes, las tormentas y los rayos, del viento que la acariciaba, del relente impregnado en su cabello…

Una noche se sintió indispuesto, pero desde su lugar, la seguía con la mirada. Sus pensamientos se sobrecogían con solo pensarla, con tan solo saber que el sol se ponía o que tal vez éste fuera digno de su belleza.

¿Se estaba volviendo loco?

Comenzó a sentirse mal todos los días, la añoraba con tan solo imaginarla. Su corazón se alimentaba del recuerdo de ella y no soportaba el hecho de que fuera de otro. No podían estar juntos por el día, pero la noche les brindaba la oportunidad de presenciarse.

¿Qué le pasaba a Anko, el Pastor Alemán?

Que se había enamorado de la luna, de su resplandor, de sus momentos en la vigilia, de los destellos que ésta le hacía ver al cerrar sus ojitos, como si de un guiño se tratase, de cómo le hacía sentir el único en sus ojos, se había enamorado de la manera que tenía de iluminar el camino, de su balanceo entre las nubes, de su sigilosa miraba, de su puntual presencia…

Se había enamorado de la dama, aquella vigilante, que en el manto de la noche, observaba desde hacía varias madrugadas, con imperiosas ganas de poseerla, de hacerla suya.

¿Estaba loco Anko?

Sí, de la Dama de la noche.

Comentarios

  1. Que bonito Keren, que tierno. Para empezar el Pastor alemán en mi raza favorita de perro, tan elegante, tan fuerte pero tan cariñoso y adorable. El amor no tiene edad, ni sexo ni especie ni nada jeje que se lo pregunten a Anko :) un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Sara, Sí el Pastor Alemán es una raza preciosa, de hecho, Anko, es mi perro. La idea de ésta, fue un día que asomado a la ventana, el muy peludo me iba mirando bajaba y subía, pero su mirada, siempre iba directa hacia mi. El amor cuando no se mide y se da y se recibe desinteresadamente, se percibe mejor. Aunque el amor de mi compañero Anko, siempre es constante y sin mesura. El amor es bonito y como tú dices, no hay edad, ni sexo, especie , ni nada. Gracias por tu comentario.

      Eliminar

Publicar un comentario

Siéntete libre de comentar