¡HOLA, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!
Para comenzar este relato inspirador, recomiendo clicar en el enlace de abajo. Por otro lado, de antemano les digo que no es mi intención hacer sentir mal a nadie, sino hacer reflexionar al que lo lea.
Sin más dilación,
¡Allá voy!
Cuantas veces a orillas del mar correteaban, sentían el juego en sus cuerpos menudos, la alegría les amenazaba con hacerles felices pero el azar quiso que aquellos niños sintieran a muy temprana edad el hambre, la ansiedad, lo terrible de un día sin ningún pedazo que llevarse a la boca. Sueños olvidados que por un trozo de pan recorrían las calles robando, sorteando las carteras que les darían el oro que les proporcionaría la calma del rugido de sus barrigas.
Deberían cargar sus carteras, estudiar matemáticas, filosofía, história y con la llegada del mediodía volver a sus casas para reunirse con sus familias. Deberían estar contentos por la vida ¿pero cómo podían estarlo si la vida les amenazaba con matarlos de hambre?
Pronto crecieron con la cruz de ser alguien de provecho. Algunos lo conseguirían y marcharían en busca de un buen porvenir, otros no conocerían la suerte o tal vez si hubiera un ser divino o algo que reinara sobre la tierra regido por la justicia haría que los que un día fueron niños no tuvieran que pasar el calvario de ver a sus hijos en esa situación.
Impulsados por el dolor que la miseria había anidado en ellos. Se forjaron chicos fuertes, luchadores, con ambición, tenían claro que era lo que querían en esta vida. No ver a nadie en esa odisea tan mal lograda.
Sí, la vida era para vivirla alegres, sin problemas, sin temor, con la tranquilidad de que hay un plato que servir en la mesa, un día sí, y otro también. No importaban las malas caras, ni las rozaduras, ni la lluvia. Lo que realmente importaba era ser y estar en plenitud, tanto en alma como en cuerpo. Si tenías eso, ¿qué otra cosa podrías pedirle a la vida?
Algunos de los que fueron niños, estaban obsesionados con tener riqueza pero no se les puede recriminar aquello, habían pasado un calvario que ni en el más oscuro de los mundos, llevaría alguno de ellos a su peor enemigo. El cansancio, la debilidad, la rabia, la impotencia y otra vez el maldito rugido te llevaba a querer llorar de lo que a veces, no se puede controlar.
Habían nacidos pobres, no es que aquello fuera una maldición pero algo parecido les semblaba cada vez que pasaban por la pastelería de Monsieur Jolie con sus perfectos croissants, con las baguettes recién horneadas, pasteles cuan más espléndidos y espolvoreados con azúcar, el chocolate era un manjar al alcance de pocos pero que bien sabía todo aquello cuando llegaban los festejos de la ciudad. Eran pues un tesoro entre pocos que siempre se repartía con el minucioso trabajo de unos niños expertos de cada una de las chocolatinas, - pensaban aquellos niños ya grandes. En aquellas ocasiones, delante del escaparate, muchos debieron pensar que efectivamente, debía de haber algún ser divino lleno de otra pasta, un dios de los pobres, de los más desfavorecidos.
Sí había esperanza, verían crecer a sus hermanos o hermanas más pequeños, con el chocolate esparcido por toda la boca y mofletes. No había razón por la que no pudieran tener lo mismo que ellos mismos ansiaban con el corazón y que todas las noches con el beso de sus madres rezaban a ese ser divino o de otra fe distinta a la que ellos estaban sometidos. La fe del que todos eran iguales, nadie debía sufrir la mortificadora y trabajosa faena de pasar una vida con falta.
Esta entrada ha sido creada desde la invención ,por la simple razón de que hoy en día nos dan todo hecho , nada ni nadie debería tener que mendigar comida ni tan siquiera pasar hambre. ¿Has pensado en tu alrededor? ¿Has pensado cuántos niños, hombres y mujeres mueren de hambre al día?
¿Has pensado en que haces tú por conseguir tus cosas en vez de que te las hagan los demás?
Dejo el paréntesis abierto para que la pausa la tomen algunos de aquellos que pensaron que mientras estuvieran en casa de sus padres todo iría bien y reflexionen (
¿Te sigues quejando?)
El Rincón de Keren
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Fantástico este relato-reflexión Keren. Siempre digo que no hay nada cómo ver sufrir a un niño, porque los niños que pasan una guerra o una hambruna, aunque maduran antes, no saben procesar bien porque les pasan esas injusticias y resulta descorazonador. Me ha gustado mucho tu entrada y también he recordado esa película Los niños del coro que tanto me gustó.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz martes.
Hola Ziortza Moya,
EliminarEn efecto, ver a un niño en esas condiciones es no solo descorazonador, sino devastador. Se me cae el alma al suelo cada vez que lo veo en televisión o por las redes sociales. Este relato es para abrir la mente, sé de sobras que en España también estamos viviendo muchas miserias pero aun con todo, siempre hay alguno que no le llega toda la información y es para eso para hacer de trampolín. Tiramos mucha comida, no digo que lo hagamos todos, sin embargo hay podemos hacer conciencia de ello.
Los niños del coro es de mis favoritas, así que coincido totalmente contigo.
Gracias por pasarte y comentar.
Un gran saludo!
Hola Keren, ¿te acuerdas ahora de hace un año y unos meses cuando abriste el blog?
ResponderEliminarHay una frase que es una mierda y que se suele decir como reproche, me refiero al famoso "Te lo dije".
Pero hoy le vamos a dar la vuelta y como me conoces de sobra, sabes que es sincera.
Te lo dije, si te dije que tenias un talento innato para ser escritora, para soñar con libros, para vivir en la escritura y para crear relatos como este en que cada palabra esta colocada en el lugar exacto para crear una composición de altísimo nivel.
Bueno y hoy no te voy a hablar de cine, ni siquiera de los chicos del coro, ja,ja,ja, ya lo has hecho tú.
Y la reflexión final nunca está demás, y los niños de hoy la tienen que aprender. Y la voy a llevar al terreno personal, mira cuando mi enana María va a la nevera y me dice "papá no hay nada" me pone como una moto,ja,ja,ja y no es que no haya nada, lo que pasa que hay fruta, verdura, huevos, yogures, gazpacho (y mucha Coca Cola, con perdón) y claro lo que mola son los flanes, los helados, las pizzas, el chocolate,las natillas y esas cosas que ella llama el haber algo y que ya me lo he comido yo, ja,ja,ja, es broma o no..., lo que trato de decir es que desde pequeños tiene que valorar cada alimento que tienen, porque tristemente hay sectores aquí mismo en España donde la pobreza infantil llega a unos porcentajes muy alarmantes. Así que ya no me pregunta si hay algo en la nevera, ahora me dice que si hoy para merendar la puedo comprar un helado haciéndome ojitos, así que caen dos helados claro. Joder, me estoy enrollando como una persiana y yo lo que te quería decir que me ha encantado tu texto nada más.
Felicidades Keren, ha sido un gusto leerte.
Hola Miguel,
Eliminar¡Madre mía! si pudiera ponerme roja, ten por seguro que lo estaría, pero roja como un tomatito jajaj
Vaya tela con Maria, supongo que eso lo hemos hecho todos, aunque yo de pequeña poco probaba los fritos , los huevos, y los dulces. En casa de mi madre comíamos más verdura que parecíamos roedores jejejej ha sido más bien al independizarme que he ido comiendo todas esas glorias.
No sé cómo agradecerte tu paso por mi blog, los consejos en el inicio y después el soltarme para que vuele. Tan solo he escrito una realidad de muchos.
Me alegro muchisimo que te haya gustado, si te digo la verdad, estuve dudando de si publicarlo o no. A lo mejor voy un poco en la lucha de lo que a veces, es inevitable, pero , si puedo ayudar a alguien siempre me será grato.
Y anda que ... que te comes todos los yogures y no le dejas nada a la niña jajajajaja ¡pobrecita!
Gracias por pasarte y recordar viejos tiempos. pero sobretodo, por haber dado tu punto de vista.
¡Un gran saludo!