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Lucía se levantaba, se duchaba, aplicaba acondicionador a su cabello, después mascarilla y por último el champú. Se secaba bien el cuerpo, lo impregnaba de 'body milk'. La noche anterior había pasado horas eligiendo los atuendos necesarios para el día en el que estaba, por lo que le dejaba tiempo para la sesión de maquillaje. Base, iluminador, sombras de ojos, lápiz de ojos y se dibuja unas suaves líneas que arquean sus ojos. Debe acentuar los pómulos y se da colorete. Rímel, no puede faltar. Después de dar los últimos retoques y juzgar el pintalabios darán el punto final justo después de haber perfilado los labios a modo en que parezcan más gruesos y apetitosos. En ella emanaba el inefable ímpetu por parecer quien no era. Si por el contrario se dedicaba a idear la manera de como sorprender a los demás con su nuevo ‘Look’, a Daniela no le hacía falta mucho para tener una apariencia natural. Era la serendipia de Daniela.
Lucía pasaba horas ante el espejo ideando el conjunto perfecto: unos vaqueros, una falda, unos shorts o tal vez un mono serán el atuendo indispensable para llamar la atención. Las horas en el gym han dado su fruto y la ropa le sienta estupenda pero, ella siente que tiene que demostrar algo. Daniela por el contrario, luce un vestido corto de gasa, fresco multicolor y con cenefas de múltiples formas y los hombros al descubierto. No va al gimnasio pero, cuida su cabello, se maquilla lo justo, no dedica demasiado tiempo al espejo sin embargo parece más alegre que Lucía.
Lucía busca en su móvil, los diferentes tipos de conversación para agradar a los demás, Daniela lee libros, se documenta sobre lo que le gusta, tiene curiosidad por el mundo. ¿Lucía desde afuera parece felíz pero y Daniela?
El maquillaje debe ser a modo de sentirse mejor con una misma, nunca debería ser una obsesión. A todas nos gusta maquillarnos, a unas mucho más que a otras pero ello no se convierta en el motivo para agradar a los demás. Que no te engañen, para gustar a alguien, no necesitas maquillaje en exceso ni todos los días. A quién tienes que agradar en todo caso, es a ti misma.
©El Rincón de Keren
Hola Keren, desde luego que hay que cuidarse una misma e intentar dar la mejor versión a todos los niveles. El quererse implica también ponerse guapa, maquillarse, cómo no. Pero como comentas todo tiene un límite, la obsesión por el físico además de poder acarrear problemas, hace que descuidemos otras cosas más importantes.
ResponderEliminarInteresante reflexión la que planteas con tu relato, Keren.
Un abrazo muy fuerte.
Hola Ziortza,
EliminarExactamente, la obsesión por el físico, puede llegar desde problemas alimenticios, hasta la falta de autoestima o depresión. Además de un estado en el que todo , es poco. Me alegra haber causado efecto en ti y que te haya llamado la atención. Cuidarse anima a todas es algo que debemos hacer para una misma y no tanto para los demás. Gracias por leer y comentar. Gran saludo y abrazo!!