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Tras estas cuatro paredes, las manos, a veces hábiles, desempeñan tareas. Si dijera que son solo las mías las hacen estaría desprestigiando el valor de unas manos y de un hogar que todos alguna vez hemos tenido.
Los sofás, comprendieron esa parte de la vida en la que la familia entre hermanos y padres hemos compartido. La televisión, fue un artefacto que parecía dueño y de propiedad de un Padre hombre. La mesa, las reuniones en las que las miradas fueron la chispa que prendía una conversacion,pero la mesita en la que albergaba revistas, figuras y puede que algo más, fueron los primeros cafés de la mañana de tu madre junto con las reflexiones y los refunfuños en el sofá, intentando ella recomponerte por algo que te ocurrió un día.
Cuando tu vida ya no vuelve a formar parte del Cobijo familiar y este se muestra tuyo, recuerdas intentando desprender el aroma de un hogar en el que estuviste: La risa, el llanto, las contestaciones o dónde se te encogió el corazón por un mal de amor. Tal vez fueron unos raros acontecimientos que conformaron las historias que hoy vives en tu propio nido.
En tu comedor, gran observador silencioso de tus conversaciones con tu pareja. Testigo culpable del estropicio entre mantas augurando palomitas o chuches por cortesía de un día de fiesta. Poseedor de sentimientos encontrados al ver la ventana bañada del rocío luminiscente del sol. Testigo de tus atuendos, de tus peores atrezzos, de tus más engalanados trapos que al fin y al cabo, trapos son, por lo que concierne a las abuelas. Es...
Imagen propia ©ElRincóndeKeren |
¿Quién diría que es una casa cuando todo parece "El Apocalipsis", pero luego con esas manos vuelve a respirar armonía y coherencia?
Tu casa siempre será la más coqueta. Quizás no sea un palacete, quizás no sea todo lo grande que algunos quisieran, quizás no alberge muebles nuevos o de IKEA, a lo mejor no es la más limpia por las mañanas , tal vez nunca se consigue una continuidad a largo plazo, pero es donde mejor te sientes, donde mejor se calman tus ánimos, dónde descansar, dónde el tiempo es a tu merced y no al de los demás, dónde las manos y los pies luchan por mantenerse o por el contrario, desean olvidarse del caos allá afuera.
Perfecta o no, limpia o no… secreto o no, Es tu nuevo hogar, es…
Tu cobijo.
©El Rincón de Keren