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"Olvídate del enfado y tómtate un café conmigo. Será un secreto de dragones ahogados en cafeïna" @kturmo (Instagram) -Imagen propia- |
Juraría que el viento le lleva y le eleva para que se eche a las calles, a salir, a observar, a una vegetación impuesta por unos edificios que auguran ciudad en una jungla de distintas arquitecturas, luchando por verse reflejadas en la retina olvidada de los transeúntes que descolocados con el primer café, que no hizo efecto, se arriman a la barra del bar para olvidar el café tempranero, y en el hogar, para tomárselo en la cafetería de siempre.
Somos muchos que los que anhelamos esas horas restadas al despertar: "Un ratito más" aunque su costumbre, ya no sea una obligación, aunque las sábanas se incomoden al verte sumido al más placentero sueño. Interrumpido por ese maldito despertador integrado en el móvil. ¿Qué es un día sin café?
Aúlla la cafetera del bar, sirviendo a toda velocidad, para hacer de las comandas el aliento puntual al trabajo o eso que quieran hacer en la calle esas almas aun dormidas. Recuerdas que tienes que ir al banco, pero es primero de mes y las colas son inmensamente agotadoras. Decides, cómo mandan en recepción, jugar con la tecnología del cajero. Aquellas conversaciones cálidas en ventanilla han sido substituidas esos "Buenos días", por el tintineo del teclado a veces intuitivo, y a veces una murga, del cajero situado en la esquina del banco.
No sabes si la máquina dingdonguera esperará al sobre con el dinero que quieres introducir. Y si son cien euros los que has de ingresar, con la prisa, y con los billetes arrugados, ingresas ciento cincuenta y solo te sobrarán cincuenta para pasar la semana y lo que quiera que succionen de comisiones, por que la banca, siempre gana, se lo llevará. Así cómo tu rabia por haber sido tan tonto de no revisar antes de introducir ese preciado dinero. Aunque bien visto, así no te lo gastas en chiquilladas, nimiedades de ultima hora y pagas todo aquello, incluido comisiones, para seguir alimentando al cajero y toda la madre que los bendijo.
Si las calles alientan al somnoliento, el enfado destroza toda la estética de lo que pueda percibir el prisma de un día donde hay luz y no hay manera de salir de ese nubarrón que te acusa, solamente a ti, ¿porqué te sigue este nubarrón solamente a ti? ¿Tan tonto has sido?
Sí, las conversaciones animaban el cotarro. Ya casi no pensaba en lo sucedido con la tecnología, de ese cacharro infernal. Sí el verdadero misterio es preguntarse, o no, a la vista de otro café, más flojo, templado, con suficiente cuerpo cómo para darle otra visión al día que le acontencía
¿Qué problema había? No podía ser más, que la semana siguiente, tuviera dinero otra vez. Fue entonces cuando al sorber el último cafeteo y dirigirse a la librería, admirando los títulos, se imaginara y vagara por otra realidad. Imaginada. Lo que le hacía sentir una experiencia escrita. Y pensaba que aquel golpe de aire fresco que se asomó tímidamente al girar la calle, era lo que necesitaba para olvidar lo sucedido. Y ante sus ojos, encontró, lo que era para él, el universo frikinal, de los cómics. Una librería exclusivamente para la ilustración, de cómics y los objetos más inusuales. ¡Lástima que esté cerrado!
La sinergia de los hechos, le llevaron a darse cuenta que todo tiene un porqué. Quizás aquel enfado le había llevado por esas calles, intuitivas, al deshacerse del tonto enfado, en desuso pero que todos alguna vez, hemos sufrido ¿no?
El universo, hubo conspirado o no, pero se sentía esperanzado otra vez, otro brío en sus ojos veía de nuevo las calles serpenteantes, de la pequeña ciudad cómo el laberinto inesperado que daría con la clave de convertir al dragón de sus males, en la gasolina de un día descubridor.
Porque un café... lo cura todo.
Tahoma (centro de almería) |
©️El Rincón de Keren
Un buen desayuno siempre es importante, y un buen relato también. Un saludo. :)
ResponderEliminarBuenos días, Maria!!
EliminarCoincido contigo, es el momento más importante del día para continuar con el día, fuerza y vitalidad. Celebro que te haya gustado.
Saludos!!
¡Un café lo cura todo! Te despierta el ánimo y el brío. Una sigue siendo un poco tonta,¡pero una tonta que hace tonterías 2x más rápida! xD Me encanta el texto, creo que has descrito muy bien la mañana del 70% de la población adulta... ¡Un abrazo!
ResponderEliminarHola!
EliminarEntiendo el día con café pero fíjate que hoy por no tomar demasiado café he ido a base de descafeinado y ¡qué sueño! para rematar la torpeza de ir haciendo todo pero si ya se te escurre el móvil más de tres veces... bueno, algunas lo atriuirán a la regla pero yo creo que sin café no soy persona jeje! Por eso y porque el café ha pasado a ser un indispensable en nuestras vidas: con leche o solo, con espuma o sin ella, con azucar o con sacarina, en taza o en vaso... etc da igual, el caso es darnos ese gustoso café, placer para el cuerpo y los sentidos e indispensable en las mañanas. Así lo he querido recrear en el texto.
Celebro que te gustado compañera.
¡Abrazos!
Hola Keren, me parece que la frase de "Olvídate del enfado y tómate un café conmigo" es excelente, y debería ser de aplicación diaria en nuestras vidas.
ResponderEliminarEl resto del relato es estupendo; eres una gran especialista en retratar la cotidianidad y ese bullir de la mañana: los bares, las calles, el bullicio, el caminar, las tiendas...
Un gran saludo.
Hola Miguel,
EliminarQuizá se deba a que me gusta estar en calle. Si observas todo es diferente allá donde vayas. Cuando estuve en Madrid según por donde caminara, el silencio lo envolvía todo, o la música era la banda sonora para observar y es por eso que me gustaría poder describir como estos los paseos de un día, por los siglos de los siglos, en diferentes ciudades de España. Así sea dentro de Andalucía.
Por cierto, tengo algunas notas de cuando estuve en Madrid que no sé si pasar al blog...
me enorgullece que te guste mi entrada.
Saludos!!
¡Hola! Keren
ResponderEliminarNo suelo tomar café, porque además de acelerar mi pulso, no me atrae su sabor, en cambio, me encanta su olor tan intenso.
La tecnología, sea de la clase que sea, tampoco me atrae, al contrario soy un desastre con las máquinas. Comprendo que a tu protagonista del relato le caiga fatal esa máquina del banco que si te despistas, acabe dejándote con el culo al aire durante la semana. Bueno, un completo despropósito. Sin embargo el universo, al final, conspira en favor nuestro o de lo contrario, nos ayuda a superarnos a nosotros mismos.
Un abrazo.
¡¡Hola Estrella!!
EliminarYo también soy un desastre con las máquinas, y de hecho creo que cómo no me ponga las pilas, me acabará ganando el pulso. El café me gusta mucho pero estos días estoy intentando tomar menos. Como prueba el descafeinado para dormir a pierna suelta y no alterar mi sueño.
Yo creo que, a veces suceden cosas que no podemos controlar, que son parte de nosotras/os y puede que nos cueste aceptar, el relato demuestra que si dejas pasar naturalmente los sucesos, todo, se soluciona. Pero hay que tener, también, una buena predisposición. (Es un factor a tener en cuenta)
Por lo de las máquinas, todo se aprende.
No desistas.
gracias por pasar por el blog Estrella.
Abrazos!!
Una buena descripción de lo que supone el comienzo de un nuevo día para la mayoría de los mortales.
ResponderEliminarCon café o sin él, me encanta ese final esperanzado que presagia un magnífico día.
Besitos, Keren :)
Hola Carmen!!
EliminarTu no sabes lo que me hace feliz que te haya gustado. Creo que los días pueden ser cómo mejor queramos. La música, el café, el ejercicio o un un paseo, son solo rituales para llegar a ese bienestar.
Así que, sigamos con esos buenos días sean por la mañana o por la tarde.
Gracias por tu paso por mi blog.
Abrazos!!
Me encanta el aroma del café!!. Además, me trae muy buenos recuerdos.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu relato.
Un abrazo.
¡Hola Amalia!
EliminarA mi también me gusta mucho el café. Es de los sabores que más me gusta. Por cierto, no me sales en mi lista de lectura, estuve buscando tu blog y no me apareces.
Me alegro que te haya gustado el relato.
Abrazos!!