¡Hola, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!
Como ya va siendo costumbre de vez en cuando os traigo uno de mis propios retos
el "DOS PALABRAS" que viene con estas dos palabras:
(Zuñir y Chorreante)
así que,
sin más preámbuelo, les dejo con el relato del reto
¡Allá voy!
Relato:
Como ya va siendo costumbre de vez en cuando os traigo uno de mis propios retos
el "DOS PALABRAS" que viene con estas dos palabras:
(Zuñir y Chorreante)
así que,
sin más preámbuelo, les dejo con el relato del reto
¡Allá voy!
Relato:
…Y allí estaban ellas: montañas extensas de un verde cactus, que
le hacían perderse por los escondites más rebuscados donde un camino, es paso
fronterizo para dar con otro paraje donde, embelesados, se ofrece a la vegetación
y la floritura cual desierto diríamos que alberga en un bosque, y se cierne a la vida tranquila de Paquito y Trini...
...Paquito, que ya conocía la tarea que debía llevar a cabo, se
levantaba todas las mañanas antes de que saliera el sol para dar de comer a las
gallinas, los cerdos, los caballos y los burros. Tocaba sacar a pastorear a las
vacas durante más de seis horas largas, pero no podía comenzar el día sin un gran
vaso de leche que haría de su día la energía que tanto necesitaba, acompañada de un trozo de queso y pan. Deliciosos bollos recién horneados y empapados en
leche. La gruesa capa de nata que cubría el vaso, le había dejado a Paquito, al
sorber, un bigotito en forma de nata blanca. Y con esta divertida estampa, la
Trini le limpia todos los días el bigote con el trapo de cocina, y le desea que
pase un buen día.
Hace el recuento de las vacas y estas, que ya conocen cómo va
la cosa, por las mañanas, se alinean para salir a comer verduras. Abre la verja
y el zuñir de la puerta metálica emite un ese sonido característico al salir
escopeteados Balú y Atenea, los pastores alemanes que tiene como grandes aliados
en el pastoreo. Estos dos dirigen el ganado en la dirección correcta y evitan
que se desvíen de su camino. Por lo pronto, comienza a salir y un claro que anuncia
la llegada del sol entre las nubes y una larga jornada.
La Trini, que sabe que su marido llegará cansado, no se anda
con chiquitas: Recoge los huevos del gallinero, baña a los cerdos que consiste
en un grifo chorreante de agua a presión y estos se revuelcan todavía en el
barro, arregla los nidos de los pájaros que vienen de paso, recoge la cosecha
del huerto y lo riega, arregla los desperfectos que ella misma puede arreglar, porque, tantas horas sola, han apremiado en ser resolutiva, y para más índole, limpia,
acomóda y calienta la fría casa a favor de los huesos agradecidos. Pero no
acaba ahí. Preparará sus famosos guisos deleitando al marido día tras día,
hasta apagar el día con una conversación. Y os preguntaréis de qué hablaban,
pero los animales, al igual que las personas, tienen sus semblantes humanos por
lo que cada día, es un nuevo acontecimiento, cómo el nuevo ternero que ha
llegado al mundo hace unas escasas semanas, para sorpresa de la naturaleza,
vino de frente y sano. En pocas horas, dio sus primeros pasos, que para más alegría Trini,
vio una lagrimilla en el moflete de su marido, que ahora decía era sudor del
día caminando, qué cómo iba a llorar él. Pero ella que sabe que tiene un tierno
corazón. No insiste, solo en momentos de gresca. Para picarle y reírse de él
un poco. Tantos días de frío, espolvoreaban las montañas de niebla temprana y, al
atardecer, también, en aquel páramo alejado de la madre de Dios.
El clima azotó las tejas de la casa, revolvió todo el prado, que al mirar por la ventana avistaban y cubrió de un negro intenso. El cielo solo en ocasiones lo distinguían debido a los relámpagos que emitían a varios kilómetros, pero que se acercaba cada vez más. Por lo general, no solía acercarse demasiado.
Estaban acostumbrados. Pero algo dentro de sus corazones y hasta de sus
entrañas les decía, que algo malo había de pasar: Advirtieron malos presagios.
La noche amainada, el cielo en calma, descubría a lo lejos, el
cuatro por cuatro de Cristóbal, el cartero, que no venía solo. Algo en sus
corazones se dijo que aquello no sería algo bueno. Sintieron el miedo en los huesos.
Cristóbal derrapó delante de la casa debido al barro y como
pudo, aparcó delante de la casa. Al salir de la bestia, unos pantalones blancos
con botas de montaña se hundieron en el barro dejando al descubierto una camisa
de lino ocre y un sombrero del mismo. Hallaron a un hombre alto, de facciones
finas pero con un bigote poblado, gafas y de la comisura, flotaba un puro:
Habían venido a comprar el terreno.
A éstas alturas, lo único que pasaba por sus cabezas era ¿Cuánto
serían las perdidas? Y ¿Cuan lejos tendrán que irse? Nada había que pudiera
hacerse. Mientras unos se ensucian la manos y se engarrotan la espalda, el
remilgado se lo lleva a mano llena. Y yo solo podía cerrar los puños al igual que ellos cerraban el corazón.
©️El Rincón de Keren
Excelente relato atrapa, muy descriptivo, me gustó
ResponderEliminarHola Peludo!!
EliminarBienvenido al blog. Me alegra mucho que te haya gustado mi relato, espero verte pronto por aquí de nuevo.
Saludos!!
Hola Keren, desconocía las palabras zuñir y chorreante (bueno esta última he visto que viene de chorrear); ya he aprendido algo nuevo hoy :-).
ResponderEliminarLa verdad es que es muy admirable como desde una hoja en blanco se pueden crear historias tan ricas y diversas. Me ha gustado especialmente la presentación de la historia y esas descripciones de la rica gastronomía de las mañanas en el campo.
Muy bien la redacción, cada vez escribes mejor.
Un abrazo!
Hola Miguel,
EliminarEs lo que quería, quería que quedara una descripción detallada, que os sumergieráis de lleno en la historia. Veo que ha funcionado. Y sobre todo un final sobrecogedor que no los suelo hacer.
Gracias por pasar asiduamente por el blog.
Nos vemos,
Abrazos!!