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-imagen propia-
Roquetas de Mar
En constante movimiento, nos observamos declarando nuestro amor con miradas sinuosas en un grupo de cinco. Solo que tú, quieres a otra y yo lo que me conviene.
El reparto no es equitativo, pero las miradas desnudan el alma y hasta el corsé paseando por aquellas playas paradisíacas en las que te habías enturbiado hasta los acertijos más rocambolescos para conquistar a aquella rubia de bote y de ojos azules. Andabas de acá para allá, de pelea en pelea y no sabías cómo complacer los deseos insatisfechos de aquella joven. Pero cuando nos mirábamos... Ay! cuando nos mirábamos!
Si el silente rumor del mar hubiera quebrado para alentar a dos corazones inciertos a los paseos más excitantes entre pestañeo y media sonrisa. Embobados por una una mirada bobélica caricia más. Pero lo cierto es que a veces, me parecía que eras más cómo la mar, más cómo las constelaciones, que parecen cercanas pero tan lejanas que solo puedes atisbar a admirarlas. Así fue cómo el silencio sepulcro en noches de amigos, nuestras insinuaciones quedaban en el espectáculo al baile de miradas encerradas y reprimidas hacían de nuestras respiraciones las más agitada mar, de la furia de nuestros rostros por pertenecernos, el uno al otro, incomprendidos a nuestros respectivos amores nos atrevimos a mirarnos.
La calma era paciente, pero los entes que flotaban en nuestro subconsciente nos impulsaba a querer saber más el uno del otro en noches de parsimonia y relax en la arena, ¿quien podría sufrir por un amor que aun no se ha dado? un amor con expectativas pero que dubitativo se esparce como el agua entre las manos. Alimento de los gestos, las caricias a escondidas pero tan insano cómo el amor que padecíamos con nuestra conveniencia. Fruto del más asustado ser incapaz de asumir riesgos, tembloroso al tacto, empecinados en querer a un amor que no nos corresponde en espíritu ni alma.
Las noches, se hacían pesarosas para un amor nocturno, para un amor de largos caminos. Se hacia tedioso intentar algo, cual fuera el intento, el animo se alimentaba de la presencia y la calma se volvía conocedora mintiéndonos, no queriendo saber , no queriendo cerciorarse del encandilando viento que arropaba las aguas de nuestros encuentros. Siempre, como carabinas ajenos al combate, nuestros amigos, siempre ellos.
Recuerdo tu mirada triste frente al mar en calma, y tus ojos eran los que eran los que estaban picados y en furia. No sé bien si por el desamor de aquel amor insano o por lo que pudo ser y no fue, pero la noche por el paseo marítimo, fueron miradas con el secreto encarcelado de un amor que nunca se pronunciaría sino en silencio. Y cómo testigo, la luna.
(*) Texto ampliado de la cuenta @kturmo de Instagram
©️El Rincón de Keren
Muy buen Keren, saludos!
ResponderEliminarHola Eli,
EliminarMuchas gracias.
Saludos!!
Una narración muy sólida, bien estructurada, con mensaje y contenido. Y con ese sello mágico que brota de tu pluma, amiga. Realmente sublime !!!
ResponderEliminarBesos y feliz martes !!!
Hola , Joaquin Lourido!!
EliminarNo me puedo creer que te guste estoy asombrada de que, a ti, te haya podido gustar este trocito de mi. En parte invención, en parte realidad, fantaseando ... ¡No sabes lo feliz que me haces!
Muchísimas gracias, en serio.
Abrazos y feliz martes!!
Es muy sentimental y precioso este relato.
ResponderEliminarTe felicito.
Un abrazo.
Muchas gracias Amalia,
EliminarAbrazos!