Relato: "Los Engendrados"

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Desde tiempos inmemoriales, los niños cubrían de ternura a los mayores con esa porción pequeña de sus seres, haciendo de la visión de quienes les observaban, las ganas de cuidarlos y protegerlos. Quizás si no fuesen tan pequeños y tan adorables, la gente, no insistiría en querer cuidarlos. 


  • Una década y Nueve años antes... 

Aquella especie crecía a pasos gigantes y se incorporaban a la raza humana como "Los nuevos seres engendrados". En ellos, nada había de la naturaleza humana, ya que se hacían a través de una bacteria que se cosechaba, así cómo una planta, a partir de mezclas de suciedad, que la gente desechaba en la basura. Y es cierto aquello de que, "Lo que para unos es un desecho, para otros es un tesoro" y así, y con la natalidad salvada, una nueva era comenzaba para la tierra.



Con el tiempo pasaron a formar parte del grupo de los humanos y a considerarlos mamíferos. Pero una noticia cubrió el noticiario de las nueve de la mañana,  alegando la agresividad de tales seres: Mordían, atacaban, sufrían rabietas, se agrupaban en bandos de diez y si los humanos no hacían lo que ellos querían, por medio de la naturaleza, que por aquel entonces, había, expulsaban pinchos, se elevaban hasta lo más alto y creaban esferas que escupían un flamante fuego, que marcaba los edificios cómo juramento de venganza. Los edificios quedaron con el tiempo, calcinados. Eran las marcas de los nuevos seres engendrados que pronto pasaron a llamarse por la población, "los pequeños demonios".

Si la población humana creía que era superior a aquellos seres bajitos, incapaces de levantar un metro de estatura, se hacían con todo lo que encontraban a su paso. Con los años, también, crearon pequeñas aldeas formada de tantos como ellos, como pudiera uno imaginar. Crecían desmesuradamente en cantidad. Cada minuto, era "engendrado", un minúsculo ser mediante el sometimiento de las químicas, para controlar el mundo, pero nadie sabía porqué le habían declarado  la guerra a los humanos. Ni tan siquiera sabían por qué devastaban todas las ciudades, de alli, y de los alrededores. Aquella incógnita se las hacían algunos, que hiendo a contracorriente de aquella esclavitud insana y al ser raptados y obligados a ejercer tareas tales como tejer ropa, incluir programas para niños durante todo el día, la creación de dulces y pasteles, la creación de vehículos habilitados para todos ellos, y bares y centros en los que solo ellos podían entrar y el que entrara, no siendo un engendro, debía acatar las costumbres. 

Nadie sabía de donde habían salido, pero aunque actuaban cómo adultos, en lo esencial, seguían siendo niños. "Niños grandes, con una pataleta" decía Roberta, la camarera de la posada para humanos. que como si de un favor se tratara, habían ubicado en cada esquina de la grande ciudad, exclusivamente para ellos: Los humanos:

-No deberías de hablar en voz alta sobre ellos.

-¿O qué? me van a secuestrar para llevarme lejos...?

-¡Roberta! ¡Cállate ya!

Un hombre que acaba de entrar captó la atención de los habitantes humanos en la sala. Pidió una cerveza y se sentó en un rincón del bar.

Si le hubieran preguntado, en vez de murmurar de donde había salido aquel forastero, sabrían que aquel hombre era un militar de alto cargo. Pero la gente ya no se atrevía ni a luchar por sus derechos.

Aquella misma noche, el forastero entró en la sede de los engendrados y a hurtadillas, desconectó toda las tecnología para con el mundo que hizo irreparable el estropicio. Hecho que hizo saltar las alarmas, porque eran niños, pero muy listos. Más listos de lo que parecía.

Un objeto volador atravesó todo el pasillo a toda velocidad. El forastero se encontró de frente con un millar de ellos, cruzó corriendo a toda prisa ,pero todos ellos intentaron por todos los medios captarlos. Desde la sala central se oía un "Lo quiero en mi despacho ahora mismo" Quizás fueran muy listos pero para pelear dejaban mucho que desear cuerpo a cuerpo. Y el militar, no se dejaba engatusar por los ojos brillantes de pena y zarpazos a traición que espetaban seguidos de un "¡Humano mal oliente!" Había que añadir que aquellos seres, tenían una gran obsesión, al contrario de los niños humanos, por la limpieza, inaudita.

El militar llamó por radio para pedir refuerzos, pero justo cuando parecía que iba salir de la centro neurológico de la base engendrada, las puertas acorazadas se cerraron capturando así al forastero y llevándolo  una sala, fortificada maniatado, para que el cabecilla hiciera con él, lo impensable.

Los engendrados le propinaron unos cuantos puñetazos seguidos de un "Vas a morir."

Horas después, se lo llevaron a otra sala donde este sería interrogado por el Jefe y cabecilla de los engendrados:

- ¿Qué quieres de nosotros, humano?

El forastero, levantó la cabeza y le miro con cara de ternura y un semblante solemne, miro a su alrededor y luego al cabecilla. Y le dijo:

- ¿Por qué hacéis esto?

El cabecilla se sorprendió pero luego le devolvió la mirada solemne y con una media sonrisa sus ojos negros innavidos de alegría, le apostilló:

-La pregunta es ¿Por qué nos hicisteis esto vosotros a nosotros?

El forastero no dijo nada, pero siguió escuchando:

- Ains!! Los humanos creéis que tener un hijo os da la potestad de utilizarnos como objeto de una fotografía, de hacernos vestir de la manera que os plazca, de prohibirnos ciertas cosas aunque ustedes no las acatéis también, de comer mejor o peor siguiendo la premisa del "Haz lo que yo diga, no lo que yo haga" Estamos cansados de que mientras somos pequeños, se nos preste toda la atención pero cuando crecemos... cuando crecemos, la atención es substituida por miedo, miedo a que salgamos de nuestro caparazón, impidiéndonos hacer y deshacer a vuestro antojo. Somos guiados por todos los miedos que no pudisteis superar ustedes... en cierto modo, utilizados.

-Pero si creíais que teníais el poder de hacer y deshacer como dices, ¿porque nunca dijisteis nada en vez de someter al mundo y llevar al desastre al mundo entero?

-Porque ahí está la ironía, ustedes, nunca nos preguntaron cuales eran nuestras motivaciones, nuestros anhelos, nuestros objetivos para con la vida.

Fin. 

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6 comentarios

  1. Un buen relato de ciencia ficción, tienes una magnifica imaginación, es difícil hacer este tipo de historias me gusta tu atrevimiento, eso te hace ser mejor cada vez.

    Mi enhorabuena amiga, me enorgullece la sencillez de tu pluma.

    Un abrazo inmenso lleno de mi cariño y amistad.

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    1. Gracias Rosana, me alegra que te haya gustado. Abrazos infinitos.

      Besos!!

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  2. Como siempre, tienes ideas y una imaginación que desborda lo conocido. ¿No has pensado coger alguno de estos relatos, e ir montando una novela, aunque sea corta?

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    1. Hola, Any!!
      No te negaré que he tenido ideas de todo tipo, por ahora, quiero seguir aprendiendo la escritura. Pero tomo nota por si al fin, surgiera el animo después de este primer intento para con la edición de mi primer libro y enmendar el caos de mi primer libro, con ello, te doy las gracias por la idea, de verdad.

      gracias por tu presencia en mi blog.
      Saludos!!

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  3. ¡De nada! Esque algunas cosas que imaginas dan para novela...

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