¡BIENVENIDOS Y BIENVENIDAS!
¡Hola, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!
Atardecía como cada tarde en la ciudad de Barcelona. Las nubes
cubrían los rascacielos dejando una ciudad, anegada de niebla y cubierta de
coches con relente que se sumían a las largas colas que se sucedían en la Meridiana.
Todos estaban deseando que llegara el momento de avanzar unos milímetros más,
para poder llegar a casa. Pero Aura estaba segura de que aquel atasco, tenía
algo más de raro que de usual.
Mientras iban avanzando los coches por la autopista, Aura
encendió la radio. En ella emitían las noticias de cada mañana.
“Fuertes nevadas a lo largo y estrecho de la península y con
fuertes lluvias en la zona del norte”
Aquello les auguraba, unos días grises, las calles
estarían vacías y Aura podría pasear por donde quisiera. Pues estar rodeada de tanta
gente, le producía, más molestia que alegría.
Por fin, avanzó lo suficiente como para tomar la salida Terrassa
/Manresa para llegar a su pueblo. Pero al pasar cerca del pueblo vecino, halló un gran accidente: dos coches habían colisionado y uno de ellos se había
estampado contra un semáforo. Hecho que hacía que los conductores redujeran la
marcha para averiguar qué había ocurrido. A Aura le daba sin cuidado, lo que
quería era llegar a casa y tumbarse en el sofá mientras veía Netflix y poco después veía los
storie de su cantante favorito.
Aura estaba obsesionada con él. Miraba todas sus fotos, escuchaba
toda su música y se había comprado todas sus camisetas. Pero al contrario de lo
que hacía toda la gente, ella nunca dejaba comentario. "¿Para qué?", Pensaba.
Muchos de los que comentaban eran para incordiarle y para llevarle la contraria;
la red estaba llena de haters. Pero aquella tarde un nuevo suceso, mientras
escuchaba su música favorita, iba a desmoronarla.
Su hermano había llegado a casa. Pasaba por casa porque
necesitaba ropa limpia. ¿Porqué sino? Aura echaba mucho de menos a su hermano
menor, pero claro, no podía impedir que el volviera con su pareja, mientras
ella tenía que aguantar los reproches de su madre con cada suceso que ocurría en
la casa. “La mesa está sucia” “Los platos no están lavados” “La ropa sigue
tendida” y así todos los días, hasta que acabara el año; Aquello, se había convertido en el pan de
cada día, pero nada podía hacer, ya que los pisos y las habitaciones estaban
tan caros, que no podía hacerse con uno. A la cola, se sumaba la idea que de
que sus ingresos no eran del suficiente grosor cómo para poder alquilar uno, y
si le apurabas, se veía con sesenta años, viviendo en casa de su madre, avocada
a encontrar una pareja para poder salir de aquel infierno que no le daba ninguna
intimidad.
Aura, estuvo todo el día leyendo, escribiendo, paseando, haciendo
las tareas de casa y cuando había acabado de hacer todo, se sentó en la cama y
miró el móvil, en busca de una pista del paradero de su cantante favorito. Ella
suspiraba por él, soñaba con él, cantaba con el — en su habitación al son de la
música— pero nunca se atrevía a decirle nada. Para colmo, su madre se había
echado pareja y su hermano, había vuelto con su expareja. Parecía que el
destino pretendía dejarla sola para toda la vida. “Siempre te tendré a ti”, pensaba mientras miraba los videos de las historias de la aplicación. Pero
aquella foto la dejó consternada: aparecía su cantante favorito simulando un
beso con una chica. El chasco que se llevó fue tremendo. ¿Pero qué podía hacer?
Nada.
Los siguientes días se sumió en una melancolía de la que no
sabía cómo salir. Así rompió todos los posters, guardó en el trastero las
camisetas de su ídolo y se abrió una cuenta en Tinder.
A primera vista,
todos los hombres parecían dados al deporte, muy intelectuales, muy musculados,
muy simpáticos, pero cuando entablaba una conversación con ellos, enseguida le
decían de quedar para echar un polvo. Harta de aquello que le llevaba sucediendo
desde que tenía quince años. Decidió echarle morro. Por eso, y porque llevaba
un año sin tener relaciones. Conoció a Oriol que al principio mostraba mucho interés.
Pero Aura no le hacia mucho tilín. Pasaron tres meses y decidió escribirle un
mensaje, quedaron para tomar un café y se sorprendió teniendo mucho en común:
literatura, arte, fotografía … parecía el hombre de sus sueños. Sin embargo,
todo tiene una parte mala, y debe ser la única, porque no había otra en su
vida: Él le pidió tener relaciones sexuales. Como llevaban tiempo teniendo conversaciones
y habiendo quedado para conocerse, decidió acceder. Aquella noche, se acostó
con Oriol y su mundo cambiaría.
Ahora Aura estaba enganchada a Oriol. No paraba de pensar en él, de escribir sobre él, todo le recordaba a él , bueno , no le escribía mensajes
porque no quería parecer pesada pero llego un momento, en el que, se sintió tan
afligida por el miedo que le causaba que él no sintiera lo mismo que decidió confesarle
sus sentimientos:
-“No hay feeling”-le dijo Oriol
Aura, estaba harta de los mismos gilipollas que se
encontraba. De las mismas excusas que se inventaban solo para llegar a tener unos
minutos fugaces. Pero viendo que ningún hombre la veía para algo más que no fuera
una noche de desahogo. Decidió quedarse sola. Aunque ello la llevara a no mantener
nunca más relaciones sexuales, tener que soportar a su madre, y sentir envidia
de su hermano menor por tener todo lo que ella nunca iba a tener. Porque a
veces, respetarse, también es decir que no a los que sabes que no te hacen bien.
¿Es Aura la rara?
©El Rincón de Keren
Muy buen relato. Justo estaba viendo un documental sobre este tema. Abrazos
ResponderEliminar¡Hola, Nuria! Ya contarás de qué va el documental. Espero que fuera de tu agrado. Del mismo modo, me alegra que te haya gustado mi relato. Un saludo y feliz noche.
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