Anonimato: Ama de casa.

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Hola mis lectores y seguidores!


Se levantaba cada mañana, se acicalaba y se iba directo a la calles con el silencio de las mañanas de las 7:00h a sentarse en la rambla a devorar algún libro, a dejarse impregnar del fresquito de esa hora.


A menudo, se encontraba así misma, sonriendo al leer algún párrafo y subía la mirada intentando recrear en su mente lo que acababa de leer en su libro. La gente que pasaba, miraba con muecas en su cara, no parecía que llevaban prisa por llegar al trabajo, más bien parecía que se recreaban en ser el objetivo de aquellos trabajadores que, aunque con prisa, tenían tiempo de pararse a sonreír por su gesto.

Seguía a lo suyo cuando decidió pasear por el morro de Almería, también conocido como el cable mineral y de ahí, al paseo marítimo con su libro en la bolsa decidió pararse en un banco a contemplar el mar. Justamente salía el sol, y decidió echar una foto. Empezó a pensar en lo poquita cosa que era, puesto que el sol se levantaba todos los días y deslumbraba dando los buenos días a todos los almerienses. Sin embargo, en este mundo de prisas, en el que no hay tiempo para nada nadie, la gente prefiere hundir sus cabezas en un aparato que una puesta de sol y admirar su alrededor.


Anduvo  toda la mañana pero sus piernas no estaban tan acostumbradas al trajín de estar sin parar, así que decidió tomar un autobús hasta que le dejara en la calle Granada y entretenerse con los escaparates de los chinos, ya que en el centro estaba tan caro todo, quizás tomarse una manchada y volver a sumergirse en su libro al son de un pitillo.

 La mañana empezaba a llenarse de gente que iba a comprar a la plaza y hacia su recorrido para llegar hasta allí por la Calle Granada. Las señoras iban con su carro, comentando el tiempo y sus carritos listos para hacer la compra de la semana o tal vez el mes.


Nada más bajar del bus, inicio su recorrido de escaparates esperando encontrar algo que le llenara de mágia. Quizás alguna figurita que llevarse a su casa, un bolso, o algo para decorar su casa, el caso es que debía observar, para pasarse una próxima vez, ya que solo llevaba el bonobus  para desplazarse por Almería y unos pocos euros que harían que pudiera tomarse un merecido café acompañada de sí misma y su libro, como no.
No fue hasta que no llego a su destino, la cafetería Spainnow, que no decidió degustar tan ansiada bebida. Dejó a un lado su bolsa, y sacó el libro mientras esperaba a que le tomaran nota.  El tiempo debió pasar muy deprisa , o al menos ella así lo notó porque ensimismada en su mundo , el mundo de las letras , no se dio cuenta de que el camarero algo impaciente por que no conseguía su atención no podía ejecutar su cometido , la había estado alzando la voz para tomarle nota. En cuanto oyó la voz del tan joven camarero, hizo su pedido y prosiguió a lo suyo. 



Allí, sentada en la terraza, no se dio cuenta de que a lo lejos, se acercaba su vecina con el carro de la compra que llegaba con noticias, pero ella solo noto su mano por su cuello y de un salto se giró para descubrirla con una sonrisa entre dientes. La vecina se sentó y estuvieron compartiendo la mañana mientras se tomaban un café, lo que le iba a decir no era gran cosa pero ella se preguntaba que tenían los cotilleos que siempre se arrancaba a soltar alguno como si a ella le importara lo más mínimo.

Ella no quería ser mal educada, así que se limitó a seguir la conversación que le daba la vecina con todo lujo de detalles y cuando el tiempo se consumió para ella por sus quehaceres, se levantó, se despidieron y ella pidió la cuenta para macharse a casa, su día empezaba ahora.

Arreglar la casa, limpiar la terraza, doblar ropa y los pocos platos que se dejaron las visitas del fin de semana… Todo.

Con la llegada del medio día una taza de café le ayuda a coger aliento del ajetreo de lo que es la vida de una ama de casa, comer sola,  ver la tele sola, esperando que el trabajo de su marido le lleve de vuelta a casa, de una pieza.

Con la llegada del marido, hacer la cena y quizás si llegara muy cansado, hacerle un masaje en los pies, hablar del día que han pasado los dos por separado, deseando que llegue el fin de semana para cogerse con ganas y si la economía lo permite escaparse de relax juntos o con los amigos.





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2 comentarios

  1. El ama de casa no tiene por qué llevar una vida aburrida. Es una oportunidad maravillosa para enriquecerse de conocimientos y hacer cosas muy positivas que pueden sacarla de apuros en algún momento de su vida. Un saludito cariñoso.

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  2. Hola Encarna! Primero , gracias por leerme. Segundo, no es mi intención sugerir que la vida de la ama de casa debe ser aburrida, de hecho , en este relato , trata todo lo contrario , es una mujer que le gusta leer y que como dices enriquecerse es una muy buena opotunidad. Lo que he querido plasmar , es que a la mujer de su casa , se la tacha de que solo está en casa y hace las labores del hogar , pero como habrás podido comprobar , ella sale , se relaciona , y enriquece su mente. Hay infinidad de cosas que una mujer, ama de casa , puede hacer y estoy de acuerdo contigo, es una oportunidad maravillosa para no solo enriquecerse, sino salir de lo que todo el mundo cree que hacen las mujeres. Si te acuerdas del escrito , ella rechaza el chismorreo, prefiere leer, pero eso no quita que pueda bailar , quedar con amigas , estudiar , ir de compras e infinidad de cosas más. Te doy la bienvenida a mi blog y espero verte por aquí, más amenudo. Saludos y abrazos! Gracias por tu comentario.

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