HOLA, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores
Entre la brisa vespertina y el impulso que la obligaba a taparse la cara sentada frente al ventanal, una enfermera recorría los pasillos de el hospital haciendo su ronda habitual.
Dos pastillas. Una roja y otra blanca. Ya no recordaba lo que era estar sentada sin sentir el suave balanceo que le producían aquellas pastillas diarias. La enfermera, le dejó un vasito encima de la mesa, con la ingesta dentro, y se fue. La sonrió, le dió los buenos días muy a pesar de que, esta mostraba absoluta indiferencia ante los modales que de tan buena gana, todos los días le espetaba con gusto.
La enfermera hacía llegar a todos los pacientes el arsenal de pastillas que empujaba en un carrito, todas dispuestas en vasitos de plástico de toda la paleta de colores posible.
Nada impedía que hiciera su cometido pues 'los enfermos', como los hacían llamar entre las trabajadoras, no se oponen a ello. Tampoco podían, pues estaban sumidos en una especie de aura llena de tristeza que los volvía insipidos, tristes y apenados por la vida. Solo ella, le saluda con alegre jovialidad e interés, acompañado de una breve y acotada explicación de cómo se sentía <<Buenos días. Hoy me siento mejor que ayer.>> le soltaba, como si aquello fuera relevante en aquel psiquiátrico en el que todos los pacientes ahogaban sus últimos días de vida allí.
La enfermera, Sandra, se preguntaba todos los días qué sería lo que le diría hoy, la paciente, para consuelo de un día tan sombrío por estar en aquel lugar. Y como cada día, la paciente, la saludó amablemente y le espetó sus análisis de cómo se encontraba. No entendía cómo alguien tan risueña estaba allí. Hasta que un día haciendo la ronda y volviendo a la sala de personal entre doctores y pacientes, Sandra y otra enfermera mantuvieron una conversación:
-¿Has visto a la paciente de la 91? - Dice con algo de abatimiento Sandra
- ¿Qué pasa con ella?- Espeta con desgana la otra
- Cada día me saluda y me hace su propio diagnóstico de lo que, a su parecer, es cómo se siente.
-He oído que no se sabe muy bien porqué ingresó en la unidad. -Parecía ahora, algo más animada la enfermera - La gente la veía sonreír en el trabajo a todos, se esforzaba por hacer un buen trabajo en una gran multinacional, la cual, quedó en quiebra y aun así seguía sonriendo por la calle a todo aquel que pasaba. - dijo con sumo regocijo y siguió comentando- Al parecer a la gente le preocupaba que siempre diera su ropa a la beneficencia, que ayudara a los más desvalidos, que siempre tuviera actitud positiva aun cuando quedó sumida en la miseria. Pero... - añadió susurrante- se dice que esta mujer fue muy rica, tanto que donaba millones a obras de caridad. La familia a veces le reprochaba tales cantidades. Hasta que un día, en el bus, la encontraron saludando y conversando con gente. Sus familiares, consideraron que no era... -Hizo una pausa y lo dijo- ...Normal y poco después ingresó en la unidad... - concluyó con en un tono algo agridulce- ... Eso es todo lo que sé .
*Relato participante en el Concurso Tintero de Oro mensual
©El Rincón de Keren
Un relato que nos enfrenta a una realidad que quizá esté más cerca de lo que pensamos. Muy bueno, Keren.
ResponderEliminarSí, es cierto. Es muy realista. Muchas gracias por pasarte.
EliminarUn saludo.
Describes a la perfección el estado de la paciente y la ambientación en la Clínica Pasiquátrics. Muy buen micro, ¡Suerte en el Concurso!.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Lola.
EliminarUn saludo.
Me enganchó Keren. Espero que no se cumpla lo que relatas, con tantas redes sociales la gente dasa día se aisla más
ResponderEliminarAdmiro a la gente que tiene tanta facildad escribiendo. Te deseo mucha suerte.
Connozco Almería nos gustó cuando estuvimos.
Besos.
Hola Laura,
EliminarEs cierto, cada vez hay más gente que se aísla pero también está ese tanto que lucha por ver el mundo y no quedarse siempre en casa. Me alegra que hayas estado en ALmería, es una ciudad muy bonita. Gracias por tus palabras.
Un Saludo.
Es este el claro reflejo de lo que piensa mucha gente de quienes se comportan de forma distinta a lo que se considera "normal". Como decía no sé quién: hay más locos fuera que dentro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Josep,
EliminarEstá claro, nos han marcado en el 'para siempre' un modelo de vida, y si no lo cumplimos o no lo vemos cómo nos lo han establecido somos raros, estamos en boca de todos, y la comidilla. Yo también creo que hay más locos fuera que dentro.
Gracias por pasarte.
Un abrazo.
Keren, es un relato que, con lo que se ve, creo que ya se podría considerar real en el día de hoy. Lo describes tan bien que me ha emocionado. Gracias. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Ana,
EliminarSí sucede, y me atrevo a decir que, con frecuencia.
Me alegra que te haya gustado. Se agradece.
Un abrazo.
Hola Keren, muy buen relato, un tema que me encoge el alma. Una triste realidad..Pareciera que no se llevan ya los buenos sentimientos. Abrazo.
ResponderEliminarHola Miry,
EliminarEs cierto, a veces olvidamos las buenas costumbres, así como los buenos hábitos.
Abrazos.
Las actitudes de desprendimiento no son muy comunes entre los que más tienen, a veces incluso la codicia se disfraza de ellas, pero cuando se dan resultan encomiables. A la pobre mujer no le dejaron hacer lo que más quería. Mucha suerte en el concurso, Keren.
ResponderEliminarHola Jorge,
EliminarCuando sucede, como dices, es encomiable y precisamente el apiadarse de alguien que no es del mismo status económico les llena de esa codicia aunque merma más, el ego. Una mujer que cuando las hay, llenan los corazones y callan bocas. El problema es que todos quieren ser beneficiados aun cuando les sobra.
Gracias.
Como bien dices en tu comentario anterior, desgraciadamente sucede.
ResponderEliminarCuando las personas no "encajan en la normalidad" habitual, se les considera " de conducta anómala" y se les califica de "enfermos".
Buen relato muy bien contado, Keren.
Hola Carmen y bienvenida de nuevo a mi blog,
EliminarLlevas toda la razón, parece como si tuvieramos que ser un rebaño de ovejas y la que sea diferente hay que apartarla y en el peor de los casos, herirla o recluirla.
Gracias por tu aportación.
Ser normal es considerado a veces un problema. Si hasta yo me sorprendo cuando alguien me atiende con una sonrisa o un alegre buenos días.
ResponderEliminarMuy buen relato, Keren.
Suerte en el concurso. Un beso.
Hola Chelo, y bienvenida de nuevo a mi blog,
EliminarComo le decía a Carmen es como si fuésemos un rebaño de ovejas. Lo que lo hace tan 'extraño' es lo olvidadizos que nos hemos hecho al no ver cómo algo normal o cotidiano una sonrisa, un gesto amable, un 'buenos dias' o un 'que tengas un buen día' nos resulta hasta sospechoso. Por eso creo que este relato recalca en lo que nos estamos convirtiendo.
Gracias por tu aportación de mucho interés.
Es una historia muy tierna, esa mujer se comportó como nadie se imaginaba incluso su familia creyó que estaba loca por ser diferente al resto .
ResponderEliminarMe emocionó como lo describes en boca de esa enfermera, se entiende muy bien.
Me gustó mucho. Suerte en el concurso del T.Oro,
Un abrazo Keren.
Puri
Hola Puri, Deduzco si no me estoy equivocando que ya estuviste en el blog aun así bienvenida,
EliminarEs cierto, a veces creemos que hay gente que lo único que quiere es regodearse en sus billetes y no querer saber nada de lo real, de lo verdadero o de lo que realmente es importante en esta vida. El amor, la paciencia, la comprensión, la empatía o el apoyo emocional.
Celebro de buen gusto que te haya tocado tu corazoncito. Siempre alegra algo así.
Gracias por tu visita.
Hola compañera, pues bienaventurada es, una sonrisa impresa en un rostro es un regalo, pero esta protagonista tuya es muy inocente, a ella tomar pastillas de colores no le hace falta, tiene el arco iris para ella sola. Un abrazo Keren.
ResponderEliminarHola Emerencia,
Eliminar¿Verdad que sí? Con lo bien que siente una buena sonrisa acompañada de un buenos días o así, porque te apetece y punto. ¿Y porqué no?
Me has hecho sonreir, y me has recordado a una profesora que tuve.
Gracias por tu aportación al blog y bienvenida de nuevo.
El miedo a lo diferente es patente en tu relato, Keren, lástima que reaccionemos tan mal ante lo que nos enriquece. Suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Pilar,
EliminarTodo lo bueno, si al fin al cabo nos ensancha el corazón y nos anima es urgente propagarlo, mostrarlo, emanarlo aunque ello suponga la incomprensión. El miedo, lo tenemos todos, pero no hacia lo bueno, sino hacia lo que nos puedan hacer.
Abrazo y gracias por tu aportación así como también te doy la bienvenida al blog si eres nueva.
Saludos y abrazos.
Karen es un relato muy real que ocurre a veces cuando el comportamiento de un familiar merma la riqueza en el familia. La dan por loca. Una mujer risueña esté donde esté y cuando las pastillas hacen su trabajo a esta no le quitó la sonrisa. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Maria del Carmen,
EliminarEl caso es que a veces se tiene a extra exagerar los verdaderos diagnósticos y lo que 'Parece' algo tan normal como estar risueña a veces causa dudas o extrañez. Si bien la paciente tiene algo anómalo ,como diría un medico, y tiene que medicarse quizás la sociedad aun con todo y siendo risueña en su carácter sería en esta sociedad algo raro.
Amiga Keren, mi impresión es que aquí los locos son los otros, o por lo menos no la "paciente de la 91". Como bien apunta la amiga Mamen, cuando los billetes están en peligro se hace lo que haga falta para revertir la situación y que vuelva a como nunca debió dejar de estar. Este es el comportamiento de parte de nuestra sociedad, ¡en fin!
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el "Tintero".
Un abrazo.
Hola Patxi,
EliminarCierto, cuando los cuartos están en peligro siempre y por norma general suele ocurrir esto. Demasiado arraigado a nuestra sociedad.
Muchas gracias por pasarte y aportar al blog.
Abrazos.
Gracias, Keren, por participar con este relato en El Tintero de Oro. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarUn placer David, gracias a ti por esta oportunidad. Un gran saludo.
EliminarGracias.
ResponderEliminarHola Keren ¿qué tal?
Mira que nos gusta (a la sociedad en general), encasillar, homologar, etiquetar, clasificar… si es que en la diferencia y pluralidad está la sal de la vida… y además, la prota de tu historia tiene una diferencia positiva, radiante y alegre. Eso no es estar loca, es estar feliz.
Suerte en el concurso, hasta pronto compañera.
Hola Tara,
EliminarYo también lo siento así todo lo que dices. A la sociedad le gusta especular y de la mala manera.
Muchas gracias por tu aportación al blog.
Un gran saludo, Tara.
En un mundo tan poco solidario y cordial, tan lleno de egoísmos e individualidad como el nuestro, una persona como tu protagonista desentonaba y hacía sentir mal a los otros, que salían perdiendo en la comparación. Lo mejor de todo es que, aún recluída, ella es fiel a su forma de ser y sigue siendo feliz :)
ResponderEliminarMuy bonito, Keren, un relato con una gran moraleja. Me ha gustado mucho.
Un saludo y mucha suerte en el Tintero.
Desde luego que sí, Julia. Es el miedo a que sean mejores que uno u otro. Es lo mejor, ser fiel a como es uno mismo.
EliminarGracias.
Un Saludo.
Y por desgracia sus familires tienen razon: hoy en día eso no es lo normal, aunque sería genial que lo fuera.
ResponderEliminarMe gustó tu historia Keren.
Un abrazo.
Es raro porque la gente no está acostumbrada o ha olvidado lo que es. tanto es así que lo vemos así, extraño.
EliminarCelebro que te haya gustado.
Un abrazo para ti también.
Estas cosas pasan, amiga Keren. Quiero creer que hoy menos que antes cuando por una simpleza que sacase a alguien de la supuesta 'normalidad' se podía acabar en la Casa de los Locos, luego llamados psiquiátricos e incluso más tarde "Casas de reposo".
ResponderEliminarOjalá que situaciones como la que cuentas no se diesen nunca más.
Suerte en el Concurso.
Un abrazo
Coincido contigo Juan Carlos.
EliminarOjalá y las cosas cambien pero a mejor.
Un saludo!
Por desgracia, al que se sale de la norma siempre se le ha tratado de loco. Bonito relato, Keren. Suerte en el concurso
ResponderEliminarHola Sara,
EliminarExactamente, y cada vez ocurre con más frecuencia. Gracias.
Un saludo!
Un relato precioso, Keren. Me ha encantado la parte de la sonrisa de la paciente.
ResponderEliminarCreo que tienes una laismo en el segundo párrafo que se podía quitar: cuando dice La saludó, le dio...quizás con Le saludó, dió o Saludo, le dió...quedaría mucho mejor. Un saludo.
Gracias Beitagv. Un gran saludo!
EliminarUna historia triste narrada con conmovedora sencillez.
ResponderEliminarSuerte en el concurso de "El Tintero"
Te invito a conocer mi blog: castroargul3.blogspot.com.es
Saludos cordiales, Keren.
Hola Paco,
EliminarGracias,te he dejado comentario en tu blog. Gracias por pasarte.
Saludos!