¡Hola, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!
Ya avisaba por redes sociales de este relato,
tan solo me queda decir que espero que te guste tanto como a mi.
Feliz inicio de semana.
tan solo me queda decir que espero que te guste tanto como a mi.
Feliz inicio de semana.
Desde la lejanía podía ver como el vaho de su aliento se hacia cada vez más impaciente por entrar en calor. Ella entraba a clase de matemáticas y él, a pesar del frío, se fumaba ese cigarrillo indispensable para sobrellevar las horas en clase. "Cuan tortuosa debía ser la charla del profesor Ernesto para llegar siempre quince minutos tarde, ¿y por un cigarro? este chico, no está bien" Se decía Celia cada vez que le avistaba en la lejanía. Fumar era algo que no comprendía ni ella ni el resto del planeta, pero aquel chico seguía matándose a cigarrillos en cada inicio de clase, casi como un ritual en el que él fumaba y ella le observaba solemnemente.
Celia entraba a las clases muy dispuesta a conseguir el objetivo que se había prometido a sí misma: Aprobar todas las asignaturas de aquel semestre. E iba por el buen camino, pero aquel jocoso momento que iniciaban todas las mañanas con la reprimenda del señor Ernesto a aquel chico en la puerta de la clase a medio empezar solo lograba enredar el pensamiento y no solo las miradas y risitas de todos los compañeros, también, se había ganado la mirada de todas las chicas del curso que, bobélicas todas, se hacían comentarios entre susurros y Cecilia se dijo que solo era un chico más. No le presto más importancia de la que se merecía.
Durante los próximos días, al entrar en recepción en la misma puerta estaba él allí, y en las clases de Filosofía, y las de Historia. Mirara donde mirara, él, Carlos, estaba en la puerta con el dichoso cigarrillo. No cruzaban palabra alguna, pero las miradas eran intensas. Tanto era así que un escalofrío recorría el cuerpo de Celia que para no mostrar su encanto ponía cara de asco ante tales sensaciones. Le miraba con cara de asco a Carlos y este, a media sonrisa, un día, en el descanso y a las puertas de la biblioteca le soltó un "buenas tardes" seguido de un guiño. Aquello, hizo temblar a Celia poniéndola nerviosa pero no se dejó vencer. Ladeó la cabeza y entro a la biblioteca con la misma calma que lo habría hecho un día cualquiera. "Este tío no va a lograr enfadarme" Se decía.
Él la siguió hasta su asiento e hizo como que escogía un libro. Ella notaba su atenta mirada en la nuca. Como cuchillos clavados, se sentía inestable por lo que se fue al otro lado de la sala y Carlos, echó un vistazo a la sala, cogió el libro y se acercó a ella:
-¿Estudiando?- Le lanzó una sonrisa profident y a ella le tembló el labio y agachó la cabeza. A lo que el prosiguió - Seguro que apruebas todas las asignaturas... Esto... Mis amigos y yo damos una fiesta la semana que viene y me gustaría que vinieras...
-¿No tienes nada mejor que hacer? - Resopló Celia con la cara bullendo de rabia. ¿Cómo osaba despistarle de sus estudios? ¿Cómo osaba, ser tan descarado? se decía a fin de no decir un sí y él que notó su desgarbo le dijo:
-Mujer, no es para tanto... Mira, mi nombre es Carlos, he notado que eres la única con la que no he hablado en todo el curso. No tienes amigas... No hablas con nadie ... Esto yo...
-Claro, porque aquí se viene a estudiar, no ha festejar.
-Una amigo o una amiga no te vendría nada mal... no lo digo de mala gana, es que ... te veo y ...
-¿Ahora sabes lo que es mejor para mi?
-Bueno, te dejo el Flyer por si quisieras venir. ¿Sabes? divertirse de vez en cuando no es malo.
Carlos se alejó y desapareció entre la hilera de libros y las múltiples estanterías de la inmensa biblioteca del campus.
Una cosa era cierta, hacia mucho que no se divertía, pero no iba a lograr que una fiesta le chafara sus planes de trabajar como filóloga en los próximos años. Por otro lado, un descanso no iria tan mal. Sin embargo, ella sabría que ir sola una fiesta no es solo motivo para que todos fijen las miradas sino que todas estarían pendientes de Carlos y baboseando. "Pero ... ¿qué me pasa con Carlos?" Se decía mientras una flamante imagen de su rostro aparecía en sus pensamientos. Se levantó de la silla y decidió irse a su habitación para no pensar más en él.
Una vez en la habitación, su compañera de habitación hacia palomitas para ver una peli y quedar con otras chicas del campus:
-Celia, ¿te apuntas a un maratón de pelis y palomitas con las chicas de Arte?
-No gracias, tengo que estudiar...
-Celi, sabes que te quiero mucho, pero si no dejas que las demás te vean de vez en cuando cómo eres en realidad, detrás de esos libros, no harás amigas. No tendrás con quien salir, conversar ... Yo te lo digo como tu amiga...
-Es que yo ,,.
-Anda... deja un rato los libros... júntate con nosotras en el sofá.
Celia se quedó pensativa y antes de que pudiera decidir, su compañera la estiró del brazo y la llevó con las demás chicas que iban llegando a la habitación.
No sabía cómo la habían liado para aquella tarde noche pero estaba metida hasta el cuello entre mantas, chucherías y varios helados que casi tapaban la pequeña alfombra que rodeaba los pies del sofá. Poco a poco, todas fueron cogiendo sitio, charlando, riendo, hablando de los estudios, las clases... hasta que todas comenzaron a interesarse por los chicos. Un tema del que Celia, no tenía ganas de hablar pero que no medió palabra alguna.
Picaron a la puerta y eran los chicos de las habitaciones contiguas al campus que venían con unas cervezas para animar el cotarro y entre ellos... ¡Carlos! Antes que él pudiera verle en pijama Celia se ausentó, diciendo que estaba enferma. Hecho que logró la curiosidad de Carlos.
Tocó a la puerta y entró. Sus miradas se cruzaron lo más cerca que habían estado antes, casi un poco más que en la biblioteca. Lo que no comprendía Celia, era porque se interesaba tanto ese chico en ella:
-Me han dicho... que estas enferma...
-...Sí... - Dijo intentando fingir
Carlos se aproximó tanto que casi podía oler su dulce aroma, el de su perfume. Este se inclinó la miró a los ojos, acarició su piel azabache y la besó como nunca antes la habían besado. La miró de nuevo, y le guiñó un ojo. Salió de la habitación.
Estaba extenuada. ¿Como era posible que un chico como Carlos la hubiera besado? ¿A ella? ¿Era un sueño o algo había detrás?
Celia no salio en toda la noche de la habitación. Y para sorpresa de sus compañeras, aquella semana no fue a ninguna de las clases.
La compañera de Celia, Laura , estaba sacando de la maquina de refrescos una cola cuando Carlos se acercó a ella y le dijo:
-Hola Laura, ¿sabes algo de Celia?
-Hola Carlos... Pues... sigue enferma o eso me ha dicho. ¿Porqué?
-Tengo algo que darle y creo que le gustará.
-Puedes ir a verla, seguro que le hace bien hablar con alguien.
Tocan a la puerta pero Celia acurrucada en su habitación bajo las mantas, no lo oye. En su mente, solo puede pensar en los labios de Carlos ...
Quien quiera que fuere, abre la puerta, cruza el pequeño salón y se dirije a la puerta. Abre la habitación de Celia y esta sale a la superficie asustada. Y este se aferra a ella y la besa de nuevo sin dejar de abrazarla.
"¿Es un sueño?" Se pregunta Celia, pero cuando Carlos la suelta, su labio vuelve a temblar y él le sonríe mientras le entrega una carta advirtiéndole:
-Te doy esta carta pero quiero que la abras después de que vengas a la fiesta de esta noche. Por favor ...
- ¿Por que?
Se oye un alboroto y Carlos sale de la habitación.
Pensó que debía ser algo turbulento, algo que no se podría imaginar. Su cuerpo se combó una vez más al pensar en su rostro. De subito adoptó otro semblante mientras se incorporaba y mira por la ventana del cuarto.
La chica estaba tan nerviosa que decidió que le contaría lo que sucedía a Laura y esta le recomendó que fuera a la fiesta asegurándole que ella, Laura, iría con ella por si sucediera cualquier cosa. Pero Celia no cedía, estaba nerviosa, sentia miedo, la suspicacia con la que había tratado a Laura, no era moco de pavo pero Laura y su buen corazón, hicieron entrar en razón a la inquieta Celi: Se arreglaron, se maquillaron y hasta Laura le prestó un vestido que suponía que le quedaría como anillo al guante y dió en el clavo. Estaban las dos muy guapas pero sobretodo nerviosas.
En la fiesta el bullicio inundaba la casa al son de la música y el calimocho. Laura y Celi entraron, dieron un rodeo para ver el plan y se pusieron hablar en medio del jaleo pero Celia estaba muy nerviosa:
- Esto no ha sido buena idea Laura ...
-Mira, tranquilizate, ahí vienen las chicas. si no estas a gusto podemos ir a una discoteca que hay cerca de aquí todas. si eso te deja más tranquila...
-No se, creo que quiero irme a casa...
- ¡Basta ya! esto es algo bueno, Celi, por favor, no eches a perder esta oportunidad e intenta divertirte un poco, ¡por el amor de Dios! toma, bebe un poco de cerveza...
Celi le pega un buen trago al vaso y se quedan charlando y escuchando música mientras las demás bailan y hacen el tonto. Poco a poco todas comienzan a bailar, incluido Celi, que se ha soltado la melena y ha decidido tomárselo como algo bueno.
En la lejanía... Carlos la observa, deja el vaso en la mesa y se acerca a Celia. La coge de la cintura y todas exclaman. Bailan agarrados pero Celia se harta y decide irse. Es entonces cuando Carlos sale tras ella y en medio de las farolas, la noche y el silencio Celia le espeta:
- ¡¿Qué narices quieres de mi?! ¡deja de seguirme!
-Por favor, espera, Quiero decirte algo ... yo ...
-Qué, ¿¡que no quieres estudiar y que has decidido engañar a todas las chicas que quieras?! ¿El señorito, don "puedo tener a la chica que quiera" ha elegido? Vete con la que quieras en esa fiesta ...
-Solo hay un pequeño detalle...
-¿Cuál?
- Que la que quiero, eres tú.
Le sorprendió tanto lo que dijo que se quedó boquiabierta. pero en vez de reconocer su mutua predilección, dió media vuelta y salió corriendo. Carlos no la siguió.
Al llegar a la habitación buscó la carta que le había dado y la leyó:
"25 de Septiembre
Estaba fumando en la puerta de la biblioteca y la he vuelto a ver, a ella, está tan guapa con esa bufanda y esas faldas estampadas que me vuelve loco y me corta la respiración. Necesito fumar para verla llegar, para que el profesor me riña y se fije por fin en mi.
"20 de Octubre
Parece que en vez de conseguir que ella me mire, las demás me observan más y yo lo que quiero es a ella, A celia, pero ella solo quiere a sus libros. Es ella, y su cabello Afro, sus ojos castaños y su inteligencia, su participación en clase. No deja los libros nunca. Pero esta tarde la besaré en la biblioteca, tengo que hacer algo.
"25 Abril
Soy un estúpido, no la he besado, nunca lo haré, ella no me quiere pero algo debo hacer ... la invité a la fiesta pero ella no quiere venir ... si viniera a la fiesta ... Sería mía, quiero decir , mi novia. Ella y yo...
"La amo... A Cecilia , ¿me oyes? ¡Te amo!" "
Celi salió de la habitación corriendo y comenzó a andar de un lado al otro en el pequeño salón pero sus ganas de besarle, de tocarle, de acariciarle eran más fuertes que el propio pensamiento contradictorio. No hizo caso a lo negativo, sino a las palabras de Laura "...Esto es algo bueno..." abrió la puerta y allí, cabizbajo, estaba Carlos... ella le abrazó y le susurro:
-Yo también te amo...
Fin.
©️El Rincón de Keren
Hola Keren, que historia tan dulce y romántica para comenzar la semana. Me gustan tus personajes y me gusta el recurso utilizado con la carta en forma de diario que justifica y redondea la trama como si de una película se tratase. El fondo de la historia nos habla también de inseguridades, soledades y autoestima; creo que todos deberíamos acentuar más en nosotros mismos dicha autoestima y querernos un poco más. En cualquier caso final feliz y dichoso para Laura y para Carlos.
ResponderEliminarUn abrazo y muy feliz comienzo de semana.
Hola Miguel,
EliminarSí es una historia romatica entre Celia y Carlos que va tomando forma conforme va avanzando. Con las fiestas, no se me ocurre mejor manera de comenzar la semana. La autoestima es clave en una misma, pero sobretodo, darse cuenta que aquel caos que nosotras creemos que es irreparable, o que no tiene solución, otra persona lo verá como un lugar que cuidar y mimar. Claro que hay que quererse a una misma, o a uno mismo, pero quizá eso que no nos gusta de nosotros mismos sea lo que más les guste a los demás y de seguro hay alguien para nosotros que está deseando amarnos tanto como podemos querernos a nosotros mismos/as, o aprender a querernos mejor gracias a esa persona. Y no tiene porque ser nuestra pareja, puede que un amigo al que apreciamos, o esa prima que siempre nos acompaña en nuestras andaduras.
Gracias por tu tiempo.
Saludos!!
Que linda historia me gustan tus palabras y como definís los momentos un abrazo y te deseo lo mejor del mundo en el final de este maravilloso diciembre
ResponderEliminarGracias RECOMENZAR,
EliminarTe deseo lo mejor para ti también en este fin de año.
¡FELICES FIESTAS!
Bonita y romántica historia Keren. Creo que MIguel Pina ha dado de lleno en el análisis (como no podía ser de otro modo) y la falta de autoestima y las inseguridades están fenomenalmente bien descritas en tu relato.Enhorabuena!
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