FotoRelato: El Kiosquero

¡Hola, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!

En uno de mis recurrentes paseos por la ciudad,
saqué ésta fotografía y me vino a la mente lo que podría ser un relato diferente
Espero que lo disfuten:

RELATO: 


Esperanzados, abren el Kiosco y dan la bienvenida con revistas, chucherías y el periódico mensual y trimestral. Aun está Juan algo asombrado de que con el trabajazo que le ha costado reunir todo el dinero, Pepito el de la carnicería le haya dado la llave y le haya dejado abrir esa misma semana. Pero no se para y se entretiene con milongas, que a sus veinti nueve años aun hay cargas de las que ocuparse. Su juventud le pondrá alguna traba, lo sabe. Pero no dejará que nada se interponga entre su negocio y su alegría de atender a la barriada con la mejor de las sonrisas, a pesar de las horas, a pesar de las caras largas porque ya no está Leandro, el ,anterior kiosquero, y a el que todos le guardaban un especial cariño. Sería duro pero no imposible.  

Av. Santa Isabel (Almería 2019) imagen propia ©️®️elrincondekeren

 Hizo falta muchas vueltas de la cuenta, por cada revista o periódico, mal dadas para que Juan, algo vergonzoso y temeroso le cogiera el traquillo, pero a las semanas, ya conocía a Paquita, que siempre escogia alguna revista de cocina  para prepararle a su marido los mejores platos que aparecían en ella y volvía al día siguiente a relatar la jugada; Pedro, que siempre se echaba el puro a la boca y no había manera que, mientras fumaba, no dejara de hablar de política, pero Juan, que era muy buen oyente, siempre le decía: "Los tiempos cambiarán ya verá"; Lola, que siempre venía con la chiquillada, tan llena de alegría y que siempre querían chucherías y juguetes de lo más variados. A lola, se le hundían unos oyuelos en las mejillas cada vez que se acercaban y le espetaba a Juan un "La historia de siempre" se miraban. Sonreían y bastaban esas palabras para comenzar una larga y tendida conversación. Pero no todo eran alegrías.

 Hubo un año que la nevaba hizo su aparición más improvista y entre nieve y frío fue una jornada muy dura, por el contrario, en los meses más calurosos a Juan le entraba un no sé qué cada vez que tenía que quedarse allí metido en el horno infernal para seguir la actividad del día. Más de alguna riña con Julia, su señora, habían tenido por culpa del trabajo. A lo que ella le decía "Estás casado con tu trabajo, no conmigo". No obstante, Juan se las arreglaba para sacarle una sonrisa socarrona que iba siempre acompañada un "Serás tonto..." a lo que el le respondía "Tonto por ti estoy". Y los dos reían al unísono.

Han pasado ya casi cincuenta y cinco años. Aun recuerda Juan su época moza con la que apenas con treinta años, sacó adelante a su familia. Gracias al kiosquillo. Hoy, es a él al que añoran, pues se jubíla con una clientela asidua desde los inicios de su llegada. 

¿Quién sería el nuevo kiosquero?

©️El Rincón de Keren 

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