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Almería (Imagen propia) |
Cada año se suman a las calles, siempre gozan de esos bellos colores, y ella se pregunta si esta vez el verano, o en este caso, la primavera, le concedería eso que tanto añoraba y que la ciudad le gritaba con tanta ansía.
Ansiaba tener esa belleza que las flores rezumaban y le hacían creer que estaba a su alcance, aquella ensoñación hecha realidad para el que mira, esa elegancia que engalanaba las calles a su paso sin dejar de mirar hipnotizada. Ella y todos los actores que ahora se asomaban a recibir el buen tiempo.
Si hubiera tenido que elegir un mejor momento para tomarse aquel asunto que se había tomado cómo libre para ir al médico, ese era el momento, pues las calles desprendían melodioso romanticismo, un cantar distinto al de ayer y la temperatura auguraba sol para todo el día. Si sus pasos eran certeros, si aquel día iba ser todo lo que ella anhelaba, lo que el cuerpo le había estado pidiendo, tal vez, al ver caminando a aquella pareja, su corazón no le hubiera asaltado a la memoria la imagen de su pareja ahora ausente por el trabajo.
El trabajo. Causante de la distancia y la ansia del viernes por la tarde. Deseosos por encontrarse, por acercarse, dedicarse y sobre todo, verse cómo nunca antes. Cómo algo nuevo. pero ella se resistía a creer que las calles, le estuvieran hablando de él precisamente, cuando sus pasos decididos la conducían a través de la multitud, según avanzaba, según los latidos que le acontecían a algo nuevo que recordar mientras observaba a su paso: la fiesta de las flores en su estado más óptimo y en la mejor época para perderse entre pigmentos violetas, sol, y porque no, el azul tan característico de la zona. Sin olvidarnos del verde.
Paseo de Almería a la altura del zapillo (Almería) -Imagen propia- |
Si algo había que destacar era el sugerente sol que rociaba los cuerpos animándolos a estar en manga corta, a servirse una bebida fresca, pasear o hacer ejercicio para un día de lo más entretenido. Nadie podría decir que aquel día era una mera casualidad, pues allá donde iba, la vegetación simulaba un efecto seductor que no alcanzaba a comprender.
Comprender es sencillo cuando una se deja el interior para complacer al oído. Quizá lo que sus piernas le decían en ese frenesí por llegar y hacer la carrera hacia el lugar donde ejercitar su mente y probar cierta calma, era sin duda, comprobar el azul de la tierra, libre de ruidos internos, exteriores y pretensiones que no llegarían a ninguna parte sino más bien, comprender un valor.
Almandrabillas (Zapillo) (Almería) Imagen propia |
Dicen que el mar lo cuenta todo, que es la esencia del la tierra y el mundo marino, del pescador, del vecino amigo, de los soñadores, los visitantes de paso y los lugareños que ahora pasean y se hacen notar con sus idiomas.
El silencio comienza a ganar terreno, el sol azota el agua y refleja alegre el bueno cumpliendo la función de hacer olvidar el romanticismo para desatar la locura, la incertidumbre, para hacer reflexionar bajo la inmensa pecera consiguiendo trasladar los miedos en esperanzas.
Rompen las olas, pasean los gatos, pasean los jóvenes, los mayores y a lo lejos, de cuando en cuando se les oye con la música del móvil. Y se pregunta porqué cuando el mar tiene ese silencio en forma de choque y salpicadura que cubren la calma sin necesidad de añadidos. ¿Porqué?
Recuerda entre letras y la iluminación reflectada en su libro, que hay que temerle a ese ruido incesante, por el contrario, nada hay que temerle al silencio que con su modo mudo nos revisa los pensamientos , los anhelos y la vida entera. ¿Porqué?
Quizá el ocasional y silente lugar, tomaba cada vez más forma al servirse un zumo y seguir su rato de lectura, el sorbo lento y necesitado para tanto calor. En ocasiones, alzaba la mirada, miraba al horizonte y se preguntaba que preciados tesoros del mundo marino albergaría ese día en la zona en la que estaba. Un salto al corazón alegró el pensamiento, quizá nunca llegara a saberlo pero no le resultaba algo inquietante, problemático, comenzó a ir haciéndose preguntas sin respuesta y no se alteró pues había algo en ese estado sin respuesta, que la hacia querer seguir bajo el sol sin ninguna preocupación.
Las horas se sacudían al son de las olas, las miradas eran para ese azul y ese cielo que hoy lucia indeciso pero que siempre lograba algún piropo. Y no sabía si había sido el azul marino, las gaviotas, los gatos, los guiris o los más jóvenes pero de pronto, estar sola en aquel almuerzo de tortitas y zumo en una escapada improvisada, de pronto no le importó demasiado si el romanticismo tenía algo que ver, si el amor en su corazón era el que dictaba la inmersión a las profundidades de lo más filosófico de ese día de letras. Aunque, en realidad, lo que leía, era ficción.
Imagen propia |
©️El Rincón de Keren
Dicen que el mar lo cuenta todo.....
ResponderEliminarLeer con el mar de frente, con su arrullo, te lleva a sentir la lectura de manera diferente. Es un goce.
Besitos Keren :)
Hola carmen!!
EliminarAsí lo sentí yo, fue un goce y otra manera de leer pero confieso que a veces me da mucha vergüenza. En este caso, iba muy inmersa en mi lectura y disfruté muchísimo, y quería compartirlo con todos.
Feliz día y abrazos!!
Hola Keren! Los que somos del interior siempre añoramos el mar,especialmente en verano. Suerte los que podéis disfrutarlo siempre, aunque sea embravecido en día de tormenta. Muestra una fuerza en los malos días,y una paz en los tranquilos que supongo que te cambia el ánimo sólo con mirarlo. Gran texto, un abrazo.
ResponderEliminarHola Ana,
EliminarCreo que el mar es una dosis de vitamina C que todos en algún momento necesitamos. Ya sea, cómo dices, si hace bueno o el tiempo está inestable. Lo cierto es que se respira una calma inigualable. Yo antes vivia en el interior, y tienes razón, me iba siempre para el mar pero el tenerlo cerca, también puede hacer que uno lo desatienda y no lo valore lo suficiente. A mi me queda bastante retirado pero de vez en cuando y sobre todo en verano, hay algun paseíto por la zona.
Me alegra mucho que te haya gustado.
Saludos!!
Bien por la manera en que lo vas llevando. El paisaje, las flores de la primavera, el verde, el mar. Y una buena lectura para acompañar el paseo. Saludos
ResponderEliminarHola Gustavo!
EliminarCreo que no es tanto todo lo que acompaña, la buena manera, son los sentimientos y las emociones que a una servidora, le invaden. Y eso hace que el caminar sea otra cosa. Cómo premio, la lectura.
Saludos y gracias por venir.