¡Hola mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!
Me gustaría alertar a mis seguidores de El Rincón de Keren
que escribiré un poco menos debido a que quiero mejorar mi escritura y quiero dar
un reposo a los escritos que me permita publicarnos de una forma más correcta y mejor presentada.
Espero que, aunque este relato es la prueba de que tengo que mejorar
la historia sea de agrado y sobre todo,
haceros pasar un buen rato.
Ya sabemos que desde el cierre de la famosa App Google plus algo a empeorado el tema pero
Espero que, como mínimo, pueda hacer pasar un buen rato, mostrar contenido interesante y por supuesto, aprendamos todos y podamos decirnos las cosas con respeto y cariño.
Esto quiere decir que, admito correcciones, pues claro, pero yo lo siento mucho pero no quiero una parrafada en la que se me desvalorice todo y se me ningunee. Mas bien una crítica constructiva. En serio, quiero mejorar con vosotros, al tiempo que voy haciendo esto para hacer reflexionar, remover emociones y sobre todo pasar un buen rato pero si veo un comentario que no me gusta lo borraré que para eso lo dirijo yo.
Por todo lo demás, se admiten propuestas de retos literarios, páginas literarias y opiniones que de verdad quieran y se aferran al buen apretón de manos o dos besos si eres mujer jaja
Una vez aclarado esto,
Les dejo con el relato del lunes.
RELATO
El hombre Roquefort
Pixabay |
La noche, aunque parecía
desalentadora para tanta parafernalia y toparse con una conversación de lo más
tediosa y aburrida. Me habló de su perro y sentí cierto respeto que me hizo
verle con otros ojos y saltar hacia el cómo lo haría mi perro.
Tal y como lo hubiera hecho mi
perro, en la puerta de casa, me abalancé sobre él. El me rodeó con sus brazos y
nos apretujamos uno contra el otro, en un beso impulsivo que nos llevó a
huir por la ciudad, atravesar las calles y dejarnos llevar por la carne. Pero
nos lo pensamos mejor. Contuvimos las ganas, llamamos a un taxi y cómo si nada no
nos contuviéramos, expresamos de manera desinhiba en la parte trasera del coche
hasta llegar, no sé cuándo, a un portal del que no recuerdo más que barrotes y
eso sí, una luz muy tenue que nos trasladó a su piso de inmediato, pues no
había ascensor: era un bajo.
Una vez de la aparatosa carrera
por abrir la puerta y alojarnos en el interior, tocaba desnudarse: me deshizo
de la camisa, del sujetador, yo de su camisa y su chaqueta y así hasta
quedarnos en cueros. Todo pasó tan deprisa que al girarnos de postura y ver que
llevaba calcetines algo en mi hundió en el pensamiento. ¿Qué ocultaba ese hombre de mediana edad,
barba y sonrisa deslumbrante?. Otra postura me hizo pensar, quizá ,en una verruga,
o tal vez no se había cortado las uñas, aquello despertó en mi algo de
curiosidad y algo de repulsividad, pero lo cierto era que si había que ocultar
algo, prefería que los llevara puestos a que quedara al descubierto y me topara,
en alguna maniobra, con el pastel en todos los morros: Ya no podía concentrarme.
Era tal el desencanto, que tuve
que coger aire varias veces y ,con esto, di por supuesto que el creía que sentía
lo mismo en ese momento: desenfreno y pasión por lo que nos venía, pero no, me había cortado el rollo.
El flamante hombre trabajaba para
darme placer, pero no podía seguir fingiendo, hasta que vi cómo se le deslizó
el calcetín y mis mayores temores se apresuraban en darme una respuesta a mis dudas,
pero no quería saberlo.
Era demasiado para mí, aparté al
flamante hombre, me incorporé, recogí mis cosas y salí del apartamento
escopeteada y temerosa. Para cuando llegué a casa, aun rondaba en mi cabeza
aquella posible imagen. Me preguntaba si no habría sido una mala acción por mi
parte el haberle dejado tirado y con el calentón.
Seis meses después en una
discoteca de moda con mis amigas, ya había olvidado aquel incidente lo
suficiente como para no acordarme de su cara. Para mi sorpresa lo vi
apretujándose en el baño de las tías, en una ida al baño. Lo oí todo. Bueno,
yo, y otras chicas que salieron del baño despavoridas ante semejante
atrevimiento. Ella salió primero del cubículo, después él salió sin atisbarme, dejándome a solas con la chica. Ella se aclaró la cara y se recogió el cabello. No pude evitar mirarla y ella me
sonrió y me dijo:
-¿Estaba buenísimo verdad?-
Sonreímos ,esta vez, al unísono.- Te confesaré un secreto. Este chico es un rollo
habitual pero lo cierto es que … lo hacemos en su casa o en las discos, pero tía
… estoy por dejar de hacerlo… - La miro extrañada, pero quiero saber más y me muestro interesada– ...Si
supieras la verruga que tiene en los pies y encima, el olor insoportable de estos…
- Nos miramos y rompemos a reír a carcajadas.
Mis peores
temores se hicieron realidad. Seguimos hablando largo y tendido, se unió al baile de la discoteca con mis
amigas y continuamos la noche en el bar de siempre hablando todas de aquel
flamante hombre que pasó a llamarse "El Roquefort."
Yo gané una amiga nueva pero la
chica que ahora se había unido a nuestro grupo, se le notaba que le gustaba
Roquefort. No dudó en hablar con él sobre su problema y unos meses después, ya
eran pareja.No sabemos si los pies le
seguirían oliendo, si seguía teniendo esa verruga, pero ahora somos un grupo de
cinco chicas y un chico por el que todas suspiran al ver la relación tan sincera y
romántica que tienen. Y pensar que podría haber sido mío…
©️El Rincón de Keren
El reposo de los textos siempre es una buena idea. Además como los relatos no tienen fecha de caducidad, siempre es una opción a tener en cuenta.
ResponderEliminarEl hombre "roquefort" es un título muy imaginativo y curioso, pobre hombre. Aunque al final con o sin verruga, con o sin olor, parece el gran triunfador de la noche :-).
Saludos Keren, muy buena semana!
Hola Miguel,
EliminarExacto, es eso exactamente lo que quiero hacer: hacer reposar un poco los textos para no entregarlos tan llenos de errores para sentir esa satisfacción de un trabajo bien hecho.
Quería, con este relato, mostrar una realidad que acusa a muchas mujeres, el calcetín en medio del acto y ¿Puesto o al descubierto? Bueno, aquí veis una posible versión. jeje!!
Gracias por dejar tus impresiones.
Feliz comienzo de semana.