Relato: El Espejo negro

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Las miradas, si bien pueden causar admiración, también pueden ser un acertijo, la contradicción al pensamiento, la duda de la que recibe la mirada. En ningún caso hay otro motivo que no sea el de inspeccionar minuciosamente, para sacar alguna conclusión que aliente a la observada, sino todo lo contrario y Linda lo sabía muy bien pero hubo un tiempo en el que todo era una misteriosa incógnita. 

Linda, vestía con ropa ajustada. Jugaba a combinar la ropa con los colores más vivos, enseñaba la barriga plana que la juventud le había proporcionado, bailaba y no tenía demasiado pudor en vestir sexy, formal o informal. Al decir verdad, en cuanto a ropa, se sentía totalmente libre y aquello hacía que la gente la identificara en seguida. Ademas tenía una piel dorada casi bronceada que recordaba a la tierra volcánica bañándole el sol. 

Recuerdo que, cuando ella entraba en algún lugar, no siendo suficiente su deshinibición con la ropa, había que reconocer que era muy guapa, el hecho de que su forma de ser fuera tan desenfadada, tan noble y con unos principios que arrollaban a cualquiera. La hacían la buena pero al mismo tiempo, vulnerable.Y recuerdo, cómo al principio, cuando se la quedaban mirando, pisaba fuerte por allá a donde iba. Nunca pensó en desgranar aquellas miradas amenazadoras, algo competitivas o quizás con algo de envidia, si cabe, por tener esa seguridad que a muchas les causaba admiración pero aquello no le auguraba amigas o relaciones más fuertes. 
En una ocasion, a ella que tantos valores con la amistad tenía, había sufrido el rechazo de los compañeros pero ¿creen que ella buscaba la aprobación de aquellos que no deseaban su compañía? No. Prefería estar mil veces sola que estar en mala compañía. Pero aquellas que fueron amigas, inventaban alguna mentira para poder salir airosas por el hecho de no haber dicho nada malo, nunca, de nadie. Se metían con su cuerpo delgado y bien proporcionado; con sus gustos musicales; algo poco convencionales para la edad... Pero ella, ella seguía siendo la persona que, llena de miradas, conseguía la admiración de todos esos chicos que las otras tenían que insistir para conseguir una atención. 

Cada mañana, era un poco más libre, porque no dejaba que las miradas o los comentarios interfirieran en su vida. Pero lo cierto era que al cumplir los treinta años, la gente seguía mirando, la seguían con la mirada. Debía ser la extraña, la que no es de aquí, la que no encaja: algo no debía cuadrar en ese mundo blanco. 

¿Creen que ella llamara la atención con aquel despropósito, por que su piel no era la misma que la de los demás la hacían empequeñecer? Lo cierto era, es que hasta más adulta no dejó atrás ese pensamiento:  

¿Porqué me miran? Se preguntaba de más joven, ¿Tengo algo raro? ¿Soy algo extraño o no soy de este mundo? Una oleada de preguntas se sucedían en aquel baño al que acudía para pedirle explicación, como si le fuera a responder. 

Y el que mira no siempre mira sin añadidura, sin malicia, sin curiosidad, sin propósitos. Pueden haber excepciones y ella, lo había aprendido muy bien. 

Miren que llueve y ella se iba a bailar y lo primero que ella hacia era buscar la mejor falda, la mejor camiseta y el maquillaje, que lejos de ser un atuendo digno para aquella edad, seguía causando curiosidad a aquellos que seguían inspeccionando, cavilando y haciendo: 

-Nunca he estado con una negra

Aquellas palabras eran las palabras por excelencia. La banda sonora de cada noche de baile. Como si aquello le diera exclusividad, enaltación, el mejor de los piropos. 

Con el tiempo comprendió que no todo el que mira, quiere ser su amigo, su pareja o su confidente. Con el tiempo, tuvo que crear un faro desde el que divisar y alertar que aquello, no era lo que deseaba que entrara a puerto. 

Pero la gota que colmaba el vaso, era la minuciosidad en la familia con la limpieza. Si había que limpiar, se limpiaba, luego de haberse duchado antes de desayunar y después de haber hecho las tareas de la limpieza, otra ducha se sumaba y al final del día, otra vez se terciaba. 
Con algo más de edad, los comentarios no cesaban con la necesidad de hacer creer a la gente que el olor no era algo « normal» en ella. Lo que en realidad estaban diciendo, era que ninguna que fuera cómo ella, Negra, desprendía un olor digno, debía ser desprestigiado, desterrado de toda mirada amable, impidiendo la relación. Incumpliendo ese rol de ser, una persona que aunque corra sude, aunque se mueva en verano, suda, que por más que se duchara, nunca era suficiente. ¿Creen que la hizo desfallecer? aunque ella por dentro, sentía indignación, frustración y algo de pena por ese pensamiento tan insano de querer desdibujarla, no dudaba en seguir adelante, en no parar: Seguir viviendo. 

Por que a veces, por no decir la mayoría de las veces, una mirada puede ser todo lo cruel, impura, impredecible y desaforada que nunca antes el corazón por muy bondadoso, por muy humilde, por mucho valor en algún momento que se haya inyectado, ¿Saben? ella seguía peleando. 

Pero yo, solo soy un grillo que la empujó a la clarividencia de su verdadera esencia. Esencia que ya anidaba en su interior. Y que comenzó a emanar de la misma manera que ella se sentía dichosa por aquellas pequeñas cosas, que este viejo insecto, le esclarecía en forma de sueños, ilusiones, alegría de vivir, un motivo por el que continuar: Ella supo que estaba destinada a que, a pesar de todo lo malo, tenía que seguir adelante, porque se había mirado por dentro, pero sobre todo por fuera ¿y saben? nunca fue tan hermosa como cuando no le acusó al espejo, ni a la vida. 

©️El Rincón de Keren

Comentarios

  1. Hola Keren, decía Ramón Llull que: “El que es leal eleva su mirada con humildad, y el que es desleal, con soberbia. ”

    Hay miradas que matan, otras cómplices, también seductoras y luego están las malévolas. Es cierto que por el hecho de ser negro o negra te ven a mirar a más. Y debe ser complejo. Solo la seguridad en uno mismo puede hacer que las miradas desdeñosas no nos afecten demasiado.

    Los espejos son un buen recurso literario. Muy hábil tu relato. Abrazos.

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    1. Hola Miguel,
      Me recuerda un poco al yoísmo, que tanto hincapie hice al princio de este blog. Caer en la soberbia que a veces, puede ser contraproducente, también, desde mi punto de vista, puede ser una manera de con cuidado en no caer, ese "Yo egoísta" , de mirar hacia dentro para ver nuestra belleza.

      El espejo, no solo puede ser un recurso, para mi, es la manera de reflejarse en los demás aunque haya caído en lo que llamo un conceptismo sencillo, y así lo declaro.

      Ser negro alberga algo más que las miradas, pero tranquilo, adelanto que habrán más datos, más ideas, más literatura para seguir atravesando ese espejo ;)

      Saludos y gracias por tu asiduidad.
      feliz comienzo de semana.

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  2. Un texto muy potente, Keren. Cada frase transpira esa verdad que diría Stephen King. Las miradas, aun intangibles, son poderosas armas tanto para lo bueno como para lo malo.
    No podemos elegir cómo nos miran, pero sí cómo nos mostramos. Y lo mejor es hacerlo tal cual somos. ¡Saludos!

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    1. Hola Davida,
      Así mismo, que la actitud es buena pero también el ponerse en la piel del otro.
      Me alegra de todo corazón que te haya gustado.

      Saludos!!

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  3. Maravilloso texto.
    La belleza siempre está en el interior.
    Hay miradas muy crueles, es cierto. Pero existen otras que, por fortuna, saben captar todo lo mejor.
    Un abrazo, KEREN.

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    1. Hola Amalia,
      Coincido contigo, hay miradas que deberían repensarse o si me permites, que deberían de mirarse en el espejo. (y así hago un juego de palabras) Lo cierto es que hay veces que nuestra forma de ver el mundo, no es la misma para unos que para otros. Pero quiero recalcar que hay que hacer un reseteo interior y comenzar a tener esa mirada, más amable, más empática y sobre todo, con amor. Se que suena demasiado de felicidad pero hay que reunir desde nuestro interior, como ya he dicho, para mirar sin añadiduras.

      Y con esto me refiero a lo de que cada uno/a entiende lo que quiere cuando ve a otra persona, y no, hay que ser humilde, no prejuzgar ponernos en la piel del otro. Es dificil, pero el ser humano, tiene esa capacidad que quizás los animales lo detectan desde, precisamente, el amor libre y sin distinción. Y ¿Verdad que nos eligen tengamos lo que tengamos, seamos como seamos, estemos como estemos?

      Cuidemos y tratemos con todo el amor que se nos se capaz de reunir.

      Gracias Amalia por pasarte.
      Nos vamos leyendo.
      Abrazos. :))

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