Sobre el horizonte, el velero ondeaba la bandera con calavera que indicaba que era un barco pirata. Los
esclavos habían remado a toda velocidad sin descanso, pero trabajaban codo con
codo por un mismo objetivo. Encontrar el tesoro que les libraría de la
maldición de su isla.
Los esclavos habían recibido la orden de no parar, sin embargo,
el capitán había organizado la expedición con la idea de que todos, incluidos
marineros, hicieran turnos para remar por el casco del velero. Estaban cansados,
deshidratados, hartos y con una hambruna que intentaban soportar con el botín
que encontrarían. Mucho después de tres largos meses, habían comenzado a
desistir, a tener falta de fe, habían comenzado a comentar que el capitán se
estaba burlando de ellos, que nada de lo que estuvieran buscando lo iban a
encontrar.
Hasta que, llegando a las llanuras escocesas, el marinero
escudriñó la tierra y dio el avistamiento:
- ―¡Tierra a la vista!
Los hombres, fueron dando la voz hasta remar de manera que
quedaran lo suficientemente cercanos a la orilla y poder echar el ancla. Una
vez echado el ancla, los marineros echaron mano a sus vasijas, coger sus bolsas
de piel, cogieron provisiones para dos semanas y sin haber descansado lo suficiente,
toda la tripulación comenzó la expedición en busca del tesoro por los espesos
bosques que se perdían en la llanuras. Todo era de un verde esplendoroso: El
sol irradiaba con fuerza después de haber pasado por heladas, lluvias y
ventiscas. Los hombres agradecían el clima, pero no tanto cómo el primer bocado que hacia más de una semana, fue lo suficientemente contundente cuando hubieron
caminado cerca de dos horas. Pues el capitán estaba empeñado en no perder ni un
minuto.
Después de ese merecido descanso, con los machetes, echaban
a un lado la maleza o la cortaban para hacerse paso entre los arboles y la
vegetación, hallaron caballos cuando llegaron después de otras dos horas un
prado en que, a lo lejos, se avistaban unas cuevas:
.- ¡Capitán! ¡Es aquí! Estamos cerca.
Los hombres, esta vez, tomaron un buen descanso ya que ahora
el terreno se tornaría oscuro, resbaladizo y sobre todo tedioso, además de lo
dificultoso de andar por la obscuridad. Prepararon antorchas y con aceite y un
pernal, comenzaron a encenderla. Fue el momento de más expectación entre
ellos. Pues todos querían deshacer la maldición que les había dificultado la
vida en Atallud, sus mujeres no Parían hijos, la gente se moría muy joven, y se
decía que los dioses les habían maldecido por haber acogido- hará unos años cercanos- a toda una generación de jóvenes que vivían del libertinaje. Hubo
disputas, guerras y se separaron dejando dos estados en los que Atlludenses y
Catlanases quedaron divididos llevando sobre sus espaldas ambos bandos el pesar
de una tierra sin chiquillada. A todo esto, las enfermedades se hacían presentes
y los rituales también. Pero nada había surtido efecto, hasta que un forastero,
venido de las tierras escocesas, con su tripulación, alegó que había un tesoro encantado
que contaba la leyenda había sido fruto de la gloria y la divinidad, para la armonía de quién lo poseyera. No solo creían que se acabarían las
penas, sino que, además, la opinión de todos era que por fin acuñarían una moneda
a Atallud y Catlan.
Entraron en la cueva con sumo cuidado portando todos en sus
manos una antorcha que iluminaba todos los recovecos de la cueva, algunos
preguntaban si no se habrían equivocado de lugar, otros que iban a morir allí entre
los serpenteantes pasadizos. Hasta que en un intento de infundir calma decidieron
que unos esperarían en la entrada y otros irían en busca del tesoro pero
ninguno quería perderse el espectáculo y la dicha de encontrar por fin su
salvación y riqueza. Además, la codicia, les podía más que la propia salvación.
Atravesaron estalactitas, encontraron un humedal en el que
llovía, cada estancia de la cueva anidaba un clima diferente, así que: En la
siguiente encontraron una nevada con ventisca y en la otra un calor sofocante,
y así hasta pasar todas las estaciones y los climas posibles. Algunos marineros
y guerreros murieron por el camino. Si eran un centenar, ahora tan solo quedaban
la mitad, más tarde por los abruptos recovecos y resbaladizo encontraron huecos
donde el suelo no se hallaba a la vista, pasaron por puentes hiper estrechos por
los que algunos hombres murieron debido al clima, el viento y el miedo. Ya solo
quedaban decenas de hombres hasta que, al llegar al punto caliente, hallaron un
montón de sarcófagos con candados.
Los hombres se abalanzaron sobre los cofres e intentaron
desesperados a pesar del cansancio que hacía mella y el maltrato de la cueva encantada,
pero hallaron unos candados grandiosos que no hallaban forma de abrir ni de
romper. Decidieron transportar sólo unos cuantos y volver a por los demás cuando
hubieran hallado la manera, de abrir los que llevarían a la orilla del mar. Pero
muchos desconfiaban de las intenciones del contrario. Por lo que desenfundaron
sus armas en lo que sería un duelo por la adquisición de los sarcófagos. Como
era de esperar, ni Atlludenses y Catlaneses no se pusieron de acuerdo.
Batallaron a muerte, rodaron cabezas, amputaciones de brazos
y piernas, un mar de sangre que llenó la estancia de la más cruda realidad: La
codicia.
Quizás pensasteis que alguien ganaría esta absurda batalla
pero cuenta la leyenda que en realidad, los cambios de clima de las estancias
de aquellas cuevas son la reverberación de las luchas que tuvieron Atllutenses
y Catlaneses es por eso que, en algún lugar de escocia, aun se halla, la dicha de
unas mujeres guerreras que hoy día, no
necesitan de los hombres. Pues viéndose solas, construyeron un imperio solas
que las catapultaría a ser lo que hoy se conoce cómo Vikingas. El retrato de aquellas guerreras huérfanas de hombres, perdura desde los siglos de los siglos.
©️El Rinón de Keren
Vaya vaya con esta misteriosa historia de piratas. Si es que al final cada uno recoge lo que siembra, y por codicia... pues pasan estas cosas. Muy buen relato :D
ResponderEliminarHola T.A.Llopis!!
EliminarLa codicia se viste de muchas maneras pero en este caso ha podido con lo que realmente era importante, salvar a los suyos. Me alegra mucho que te haya gustado.
¡Un saludo!
Hola, Keren. Un reto perfecto para ti y que agradecemos tus lectores. Mil gracias por el regalo que nos haces.
ResponderEliminarBesos.
Hola, Carmen!! gracias por tus palabras. Me alegra que te haya gustado.
EliminarAbrazos y besos!!