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Echaron el ancla al mar y encontraron las tres islas. El
capitán dio la voz de que inspeccionaran la zona. Las tres islas era
custodiadas con tres carteles: “Isla del escepticismo”, “Isla del drama” e
“Isla del miedo”. Pese a esa temible introducción el capitán les dijo que
mantuvieran los ojos abiertos, aunque muchos estaban cansados, hambrientos y
estaban sedientos de una gran fiesta en condiciones en las que se les aclamara
cómo los héroes que habían cruzado el transatlántico:
—Mejor iremos todos en grupo, quiero a todos mis hombres
conmigo, pero recordad que estamos en tierras desconocidas.
Los lugareños deambulaban de un lado al otro, sin percatarse
de que eran nuevos en la isla. Pasó un niño con una bandeja de frutos
silvestres. Y el capitán le hizo ademán para que se acercara. Este se acercó
con algo de reparo y el capitán preguntó:
— - Hemos venido de muy lejos para conocer los
diferentes placeres del mundo ¿Sabes quién es que gobierna este lugar? Queremos
un poco de comida, vino, y algo celebración si es posible.
— -¿Cómo? Solo existen estas islas. No entiendo a
que se refiere con que vienen de muy lejos. ¿Está usted seguro que está bien? -
Le capitán le miró incrédulo ante las palabras de un niño tan joven tuviera esa
actitud.
— - Sí, venimos de España. Somos los primeros en
cruzar el mar y estas aguas … - inquirió el niño
— -Yo no creo esas bobadas. Aquí solo existen estas
tres islas. - El niño se fue con su bandeja y su figura desapareció entre la
algarabía que iba de un lado a otro o se paraban a conversar.
El capitán, algo confundido, no dijo nada, pero uno de sus
hombres sí que advirtió algo:
— -Creo que ya sabemos porqué se llama isla del escepticismo
— -Puede ser, pero no me cuadra – Arremetió el
capitán y se dirigió a una muchacha que llevaba leña – Puedes decirme quien
dirige esta isla … - volvió a soltar la misma perorata y la chica se echó hacia
atrás y espetó
— -Creo que están ustedes confundidos. ¡Solo
existen estas tres islas Ja! Ja! ja! que gracioso es usted. ¿En serio cree que
hay un lugar llamado España? Usted necesita algo para el mareo. - el capitán y
sus hombres quedaron boquiabiertos
— - Un momento, Charly tenía razón. Aquí la gente no
cree que vengamos de otra ciudad. Quizás de verdad es el escepticismo. Propongo
que vayamos a la otra isla. Probemos un poco de suerte
— -Tienes razón. ¿Pero es que esta gente no tiene
estudios? ¿A caso no saben que otras ciudades existen?
— -Es inútil capitán. Probemos en otra isla
Los hombres remaron hacia la siguiente isla y cuando
llegaron vieron que la gente tenía un semblante triste, algo deteriorado y
decaído pero esta gente si que se había percatado que eran nuevos en el lugar.
El capitán volvió a soltar su discurso a un hombre que estaba sentado pensativo
y con la mirada perdida:
— -¡Increíble! Deben ustedes estar muy cansados. -
entonces se volvió hacia los demás el lugareño y vocifero- ¡Estos hombres
vienen de España! - la gente se aglutinó alrededor de ellos y unos decían – Que
carga dejar a las familias solas – y otros – Que pena para los niños estar sin
sus padres y sus mujeres, ¿cómo van a sobrevivir sin ustedes…?
Los hombres y el capitán se sintieron abrumados por la
cantidad de tristeza que desprendían. Al mismo tiempo, sentían morriña por su
tierra y eso que, acaban de llegar a nuevas tierras. Pese a todo, les
prepararon un gran banquete con comida y manjares sin iguales. Los hombres se
alimentaron todo lo que quisieron y más pero el ambiente era tan desolador que
cada vez se sentían más apenados. Las vibraciones que transmitían aquellos
lugareños les había echo llorar a algunos de sus hombres y sumirse en la más
absoluta tristeza. Tampoco ayudaba el vino y la cerveza:
— - Chicos chicos, esto es demasiado echo de menos a
mi mujer, y a los niños
— -Yo echo de menos cómo me hacia el amor mi mujer
y como preparaba el desayuno acompañado del periódico
— -¡Basta! Tenemos que irnos de esta isla lo antes
posible. Acabará con las ganas y el ímpetu que teníamos. - Espetó el capitán
malhumorado
Los hombres, no tuvieron que remar, pero mientras cruzaban
el campo uno de los hombres que ya recobraba la convicción de que algo extraño
pasaba argumentó:
— - Es evidente que aquella isla era la isla del
drama por eso nuestras almas se habían oscurecido y había entrado en un estado
melancólico inconcebible. ¿¡Qué será lo próximo que nos encontremos!?
— -No lo sé González, pero propongo que nos vayamos
en busca de otro lugar. Este sitio me da escalofríos. A saber, que vamos a
encontrar … no quiero morir ni de escepticismo ni de pena o drama.
— -Tienes razón, pero tendremos que dormir en algún
momento y cobijarnos ¿no es cierto? – dijo otro de los muchachos
— -Está bien. Acamparemos en este campo. Chicos,
saquen las provisiones que esta noche dormiremos a la intemperie es mejor que
tracemos una ruta que nos permita volver de nuevo a casa y no “nadar” en un mar
de locura. – Explicó el capitán
Los distintos sonidos del campo, los mosquitos y la negrura
del paisaje mostraban una luna llena de insectos varios y algunos temían
encontrarse culebras o algo peor. La mente comenzaba a pasarles una mala
jugada; un hombre se levantó chillando, creyendo que algo le había tocado, otro
había prometía que había algo entre los matorrales. Algunos del trasiego de la
noche imploraron al capitán volver a casa de inmediato, pero cuando
emprendieron el camino de vuelta, algo les engulló y no se supo más de aquellos
hombres.
UN VERANO CUALQUIERA EN TIERRAS LEJANAS...(...)
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GRACIAS POR PASAR POR MI BLOG
©El Rincón de Keren
Buenisimo Keren saludos!!!
ResponderEliminarGracias Eli.
EliminarMuy bien, Keren. Cada vez narras mejor las historias y este texto en particular está sabiamente apoyado en unos diálogos que lo hacen muy ameno. El argumento, además, me encanta porque recuerda a las islas de la imaginación de Inside Out que es una de mis películas preferidas. En fin, un gusto leerte como siempre.
ResponderEliminarBuen inicio semanal.
Hola Miguel,
Eliminarme alegro que te haya gustado. ¡¡Gracias!!
Me ha encantado la narrativa. Por un momento me he puesto en la piel del capitán y he sentido esa incertidumbre al leer los tres carteles con el nombre de cada isla. Un saludo.
ResponderEliminarHola, riquezaonline!! ¿Cómo estás? Si te has sentido la incertidumbre del capitán ya he conseguido que se mueva algo dentro de ti y eso me alegra. Espero que no sea el único relato que te pueda gustar.
EliminarGracias por pasar por mi blog.
¡¡Feliz Martes!!
Excelente relato, como ver una pieza de teatro, los personajes van quedando envueltos en el misterio de las 3 islas, y los lectores tambien, me parece una excelente idea llevada a cabo.
ResponderEliminarHola, Hugo! me alegra que te haya gustado. Un saludo!!
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