¡Hola, mis seguidores; lectores habituales y nuevos lectores!
«Otra vez comienza otra frenética semana en la que el café
es lo primero que veo.»
Todas las mañanas podían ser por algo en concreto, aunque, también, del exterior; por lo que aunque su ánimo se sintiera el más alto,
siempre acababa por los suelos; otras podía variar y ser por la mañana cuando
todo estaba en calma.
«Escribir. Leer. Caminar.
Comprar. Tender la ropa. Limpiar la cocina. Doblar ropa. Teletrabajo...»
Los días eran como los momentos en los que recordaba a su
madre en aquel vaivén de tareas que se iban llevando en cadena. Primero una cosa
y luego otra. Tarea fácil cuando todo estaba con la euforia y todo salía a
pedir de boca. ahora una llamada anunciaba que su ex no quería dejar la relación
y ya llevaban nueve meses de trámites. El pensamiento cavila.
»Cuando estábamos juntos no pensabas tanto en mi, a decir
verdad no sacabas tiempo para llamarme ¿para qué iba a caer en las redes en las
que ahora quieres que caiga?, ¿porqué ahora debería volver a perdonar mis caídas?,
ahora soy una mujer libre, puedo hacer todo aquello que no podía hacer antes,
pero este letargo de retrasar lo que estaba destinado a suceder, es alargar más el dolor, se creerá que nunca le he amado , se creerá que nunca he sentido nada
por él, pero lo cierto es que, otra semana más me he quedado dormida con las
mejillas anegadas de lágrimas, con los espasmos que hacían que sintiera miedo a
la oscuridad de una casa en la que ya no vivo y despierto en otra con los
sudores…
Aunque el pensamiento se cree libre de todo lo que es. La
libertad, el despojo de ese lastre y la lacra que de la mochila que carga, es
ahora la liviana vida que siempre ha querido que se sucediera, ahora bien, los
contratiempos eran esos, los que se aterrizaban para impedir que todo fluya
«Que gorda estás. Que fea eres. Nadie te va a querer. Puede
que nunca alcances la meta que te has marcado, y ahora que por fin estás en ese
ecuador todo parece que cuesta más. Estás a la mitad de este largo camino. En
casa de tu madre y con la vida parada»
Eloísa sufre cuando mira a su alrededor, al mirarse al
espejo y se da cuenta de su situación:
» Cuando estabas en pareja querías desesperadamente estar
sola. Mírate, nunca vas a conseguir pareja pues no eres interesante. Otro hombre
que te ha bloqueado. Otro hombre que te lo ha soltado. Un simple desahogo y
otra lágrima más para la sábana. Te niegas a reconocer lo que de verdad necesitas…
Aunque los pensamientos se arremeten con fuerza, de la peor
de las maneras, ahora son remolinos que parecen ventiscas, que azotan el
pensamiento para dejar aparcado todo lo bueno que ha llegado a ella, a Eloísa,
y fijarse en lo que no tiene, en lo que ahora acciona cada día cómo una máquina.
«Eres fea. Eres una gorda. No tienes pareja. No vales para
nada. No tienes casa. Nadie te quiere. No sabes hacer nada. Otro día más hacia
el teletrabajo sin ganas de dar palo al agua porque eres la vagancia invisible
que nada ha conseguido en su vida. ¿Porqué no te mueres?»
Arremete con ferocidad y sin piedad, pero los paréntesis explotan
en los que podría 'hacer', en lo que sí podría conseguir si el accionador fuera
una carga positiva.
» Puede que ahora no tengas casa, pero estás en casa de tu
madre y te puedes recuperar, estás en trámites para un futuro piso, puede que ahora no estés fina, pero
sigues cuidándote, intentas darle a la vida desde allá por años a tus días,
haces que tus días valgan la pena cultivándote, y qué que no sepas de todos los
temas, no es problema :nadie nace enseñado en un mundo en el que parece que todos lo saben. Comenzaste
no teniendo todas de tu parte, ¿Quién te dice que ahora que no tienes otras
cosas, no puedes tener la calma que tanto has ansiado? Puedes, hacer y deshacer
cómo quieras y ahora estás haciendo aquello que te gusta. Simplemente, las cosas
toman su tiempo…
Ahora, aferrándose al amor, y la idea de querer estar en
pareja nace la generalización, la aflicción y el desgarro de su corazón, obviando
que en alguna parte hay alguien, un hombre, que esté pasando por lo mismo que
ella; ahora, cada vez que habla con un hombre y es rechazada, se sumerge en una
pesadez que la deja débil y sin fuerzas, abatida, harta y sumida en una
melancolía. Sueña con el amor, pero al mismo tiempo, se siente mal con cada
acción que tenga que ver con un hombre, y si de hombres se trata, está desanimada,
¿es desamor?
«Todos los hombres buscan lo mismo, te sumergen en ese plan cuestionador
del que te ponen a prueba y si les pareces factible lo intentan contigo, ahora
si no les pareces lo suficientemente puro, solo te quieren para esa noche, si
no eres lo que buscan te bloquean, te dejan de hablar o te utilizan, enamorarse
de hombres así es quedarme fuera de juego y con tarjeta roja, no puedo jugar,
tan solo al juego que ellos quieren. Estoy cansada de correr a contracorriente para
ver la misma jugada, una y otra vez. Todos los hombres son iguales. Si es que
sabía que no tendría que haber insistido en entrar en esa aplicación. Cada vez
que entro, es la misma historia: me rechazan y me como un plato de comida que
no es de dieta. Me duele todo el cuerpo. Si es que eres masoca»
Al contario de un día en el que, la soledad está de su lado…
—
Bien, tía he limpiado, he recogido y he hecho la
colada. He preparado la comida y he leído y he escrito. He salido a caminar y
me he dedicado un rato a ver mi serie preferida. Estoy ‘on fire’. Creo que estoy
cómo nunca. Mi madre se ha ido de viaje y tengo la casa para mi sola. Creo que me
va a gustar vivir sola. He tenido un fin de semana super relajado y tengo el
día conmigo. He logrado leer más de lo normal y me he apartado del móvil, por
eso no te he escrito hasta esta noche. ¡Ha sido un día fantástico! Mi madre
debería irse más a menudo. Siento que no necesito de nadie, apartándome de esa idea ridícula de estar con alguien. Me he dado cuenta de que me gusta estar sola...
— ¿Y que te impide hacer o tener todos los días como tu fin de semana?
Maravilloso texto lleno de emociones de la vida diaria un aplauso
ResponderEliminarHola, RECOMENZAR!! Me alegra que te haya gustado. Gracias por pasar por el blog. Un saludo!!
EliminarMaravillosa introspección.
ResponderEliminarHola, Ana!!! Más bien, he creado este relato ficticio para todos aquellas que a veces no se dan cuenta de lo que realmente hace falta a una misma. No está en el amor, no está en los amigos (en su totalidad) y tampoco, si te fijas, está en lo que consigues, sino en cómo te sientes con aquello que realizas. Aunque debo decir que, habrá días mejores y días peores. Como en el relato. GRACIAS , por pasarte por el blog. Un saludo!!
EliminarHola, Keren.
ResponderEliminarA través de tu relato podemos observar una mirada femenina que resulta bastante inquietante con respecto al género masculino. Creo también que todo era más bonito cuando las personas coincidían de manera natural y no a través de aplicaciones que quizás nos despersonalicen y nos vuelvan menos humanos. Creo también, como la protagonista de tu relato, que la independencia de un hogar individual es fundamental para desarrollar nuestra libertad individual.
Un abrazo y feliz día.
Gracias Miguel, a veces, es más ver en lo que sí vale la pena preocuparse. Otras es darse cuenta de que a lo mejor se puede estar bien, sin pareja. El odio es hacia algo que no nos hace bien ese momento, puede que la mejor forma de sanar sea no tener pareja cuando en los tiempos que corren, no hay una predisposición natural ni sincera. En mi caso, me resigno a creer que solamente hay una forma de conocer a una persona, por mucho que se me acerquen para lo único y no por lo que tengo en el interior, que puede que cómo yo, te haga creer que no hay nada bueno en una misma. Gracias por pasarte por el blog que está más muerto que vivo. Saludos!!!
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