¡BIENVENIDOS Y BIENVENIDAS!
Trata de no hacer caso a lo
ocurrido pero la conversación la dejó al punto de soltar toda clase de improperios.
—…porque no hay nada más rico que
una negra con ese culo de negra
Era algo que llevaba escuchando
toda su vida, junto con los “Sí, pero de donde eres en realidad”
Al principio, solía pensar que
podía sacarle partido llegados a la situación que le acontecía: el fin de sus
relaciones, alegaban que “Cómo va a ser lo mismo que te la metan ocho negros, a
que te la meta un negro” lo que significaba que una charla entre amigos siempre
propiciaba la típica estampa en la que intentar explicar que aquello no era precisamente
tolerante. Y pasaba vergüenza cada vez que su pareja soltaba aquel tropel de dichos
populares.
Para cuando el fin llegó. Los
hombres estaban ahí, para ella. Pero había decidido que no iba a enamorarse.
Así que, como tantas otras mujeres, se había levantado de cama, para echar lo
que llaman un polvo.
—Tía, todos los hombres se fijan
en ti.
—Ya sabes porque se fijan en mí.
Pero lo cierto, era que su amiga también
tenía, aunque no lograra desprenderse, sentido racista. Por pequeñas cosas que
soltaba cómo si nada.
Por ejemplo.
—Tia me voy de vacaciones
—Ah, te vas con un chico…
«¿Por qué tenía que ser con un
chico?» todo estaba relacionado con la sexualidad por mucho que su amiga
supiera que, llevaba meses sin tener
pareja y mucho más que llevaba meses sin acostarse con alguien.
Todas las historias comenzaban
con el interés que toda mujer desearía para ella misma. Y con los meses siempre
acababan con el…
—He conocido a alguien
Aquello, no la hacía sentir mejor,
en cambio, había desarrollado una manía algo desalentadora.
—Te vienes a Madrid y lo pasamos
bien. Ya verás, las dos juntas lo pasaremos muy bien.
—Estoy ocupada.
Otras eran tentadoras…
—¡Tía, tenemos que irnos de viaje en junio!…
vámonos a Mallorca…
—Lo siento, no tengo vacaciones
hasta agosto y quiero descansar
Pero ni las amistades chicas ni
los amigos chico…
—Con la preciosura que eres,
seguro que encuentras a alguien que te quiera cuando menos lo esperes. Además,
me encantaría conocerte y tomar una cerveza para desvirtualizarnos. Vamos, que
si no fuera que tengo pareja… quien sabe…
—Ya…
Bueno, aquello de rechazar toda
conversación y negarla o no creerla, se había convertido en hábito.
—Oye, me gustaría escuchar tu
voz. Llevamos meses hablando y no he visto ni tu rostro.
—Es demasiado pronto. Además, ¿es
que eres superficial acaso?
—Pero compréndelo es para hacerme
una idea
—¡No!
Puede que los arrebatos de los
demás la trajeran sin cuidado, al fin y al cabo, que te bloqueen está a la
orden del día. Ella sabía que, todos quieren algo de ti, Incluido las chicas: Quieres conocer más chicos, quieres flirtear, quieres descubrir si te pone
cachonda… La variedad de elecciones estaba ahí, y estaba harta de todo y de
todos. Puede que se hubiera quedado sola. Pero le daba igual. Los colores de la
soledad eran esos, luz y oscuridad. El vacío, se hacía presente… ¿A caso el
amor no estaba destinado a ella? Ya tanto daba.
Paseaba por las calles sola, cada
día conocía a alguien posible para hacer buenas migas, a alguien que podría ser
su “pareja” su “mejor amiga”. Alguien que la compararía, la dejaría sustituida
o que querría sentirse por encima de ella, El típico que querrá emociones
picantes en palabras o el que simplemente quería probar… “Algo nuevo”. La curiosidad
que más de la que aprender es medio por el que vejar, humillar, o aprovecharse.
©El Rincón de Keren