Un abrazo - Relatos y cuentos | El Rincón de Keren

 ¡BIENVENIDOS Y BIENVENIDAS!

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Si hay algo que abundan en éstas fechas son servicios que no cesan pese a las venideras vacaciones que algunos festejan. Pero hay muchos sectores que no paran sus motores cómo es el caso de la cuidadoras de hogar o atención domiciliaria; Hostelería o servicios de paquetería. Y podríamos seguir, pero yo me detengo en la atención domiciliaria que en muchos casos es desprestigiado además de sufrir la desmotivadora situación laboral con la bolsa de trabajo. 
Las peor pagadas, valoradas, incluso las peor vistas y uno de los trabajos que los españoles cada vez van dejando más atrás. Por lo que la empleabilidad es extranjera en su mayoría por no decir en su totalidad. 
 
En forma de relato, te muestro algunos de los casos que llegan a mis oídos. Obviamente los nombres han sido cambiados y las historias son totalmente verídicas por parte de una empleada. Pero que prefiere mantener el anonimato. 

 

 

UN ABRAZO

Tras la cacerolada, las luces se apagan y en unos treinta y cinco minutos, los televisores y las redes sociales se hacen eco de lo que ha recorrido medio mundo, el mundo se ha puesto en pie porque no quieren una sanidad que sea privada.

Herminia, se levanta con dificultad para ir hacia el baño, desde hacía unas semanas ha estado sintiendo que su pierna flojea y el médico le ha recomendado que no coma con tanta sal. Son cosas de la edad, a veces, uno cree que es joven pero los años pasando realmente factura cuando al intentar llegar hacia el lavabo por el pasillo, sientes una imperiosa necesidad de haces pis, pero no llegas a tiempo y te lo haces encima.

—Ya está, señora Herminia, hasta a mi me habría ocurrido, este pasillo es un camino sin fin, hasta yo me lo habría hecho encima. Es que tiene usted un pasillo que madre mía – le anima la cuidadora, pero el rostro de la señora es de apuro y tristeza. Antes podía vestirse sola, ir a comprar sola, ahora tienen que acompañarla o usar una silla de ruedas… ¿Qué es peor?

—Ay! Hija mía, gracias. – suspira- a veces soy un poco torpe. Con esta pierna inútil y mi mala cabeza… ¿Ya has comido? He preparado unos callos que están de muerte.

—De verdad, Señora Herminia, mi empresa nos tiene prohibido que aceptemos comida de los usuarios. Pero muchas gracias, seguro que están buenísimos.

    Con el montón de horas que trabajas, anda llévate un túper de estos y te lo comes con tus hijos… por que los míos… - su cara se le desencaja y suelta algunas lagrimillas.

    Lo siento, mi empresa no me lo perdonaría. – le avienta un gran abrazo, pero sin que ella se de cuenta, le cuela el túper en el bolso de Catalina que cuelga en la entrada.  

 

Después de dos horas de servicio, Catalina va derechita al siguiente servicio. Suspira y echa su mejor sonrisa.

—¡Hoy, no lo vas a conseguir! – es lo primero que la señora Enriqueta le suelta cada mañana antes del baño.

—Enriqueta, ¿no me da tregua? Venga, que luego saldremos a ver a las vecinas del barrio, no querrá ir destartalada delante de sus amigas…

—¡Qué no! – le saca la lengua y Catalina contiene una sonrisa, aunque sabe que ese servicio es más duro que otros. - ¡Eres negra! – le propina un escupitajo en los zuecos.

—Eso no se lo voy a permitir señora Enriqueta. Vamos, que yo lo único que he venido aquí es a ayudarla. – Pero Catalina sabe que a la señora Enriqueta, le sucede una leve demencia y algo de Parkinson. Otro día más cuidado a alguien que no sabe quien eres según le parece y soportando faltas de respeto. Se guarda sus ganas de gruñir y recuerda todo lo que ha aprendido en el curso. Y es que, muchas de las personas que cuida “no lo hacen queriendo. Hay que pensar que o bien, tienen una enfermedad mental o necesitan una asistencia que les imposibilita” Con eso y todo, a veces, desearía que por una vez le tocaran todos los servicios cómo los de la señora Herminia. “Es tan maja… es un trozo de pan” piensa Catalina. Y eso le empuja a seguir adelante, por lo agradecidos que son algunos.

 

Después de otras dos horas, va de bólido porque aún no ha comido nada y pasa por una bocatería mientras saluda a los habituales que están en la barra. Come de una revolada, paga y se marcha hasta el siguiente.

 

—¿Otra vez has intentado robarme? Avisaré a extranjería y veremos que dicen ellos.

 

La interna se echa a llorar y cuando llega Catalina, la ve echa un mar de lágrimas. No le dice nada, le acaricia la espalda y la interna se sorbe los mocos para ponerse en marcha. De ese modo, no la volverá a llamar la atención la señora Pepa. Ninguna de las internas ha durado lo suficiente como para buscarse un ascenso. Bien lo sabía Catalina. La anterior colombiana y la otra venezolana y ahora puertorriqueña. “Esta no durará otro asalto. Con niños pequeños y una casa que atender, aguantará lo que sea hasta que encuentre otra cosa mejor”, se dice Catalina. Ella, va a el encuentro en el baño que está preparando la interna para que le de el aviso de que pueden bañar a la señora Pepa. Una vez el baño está caliente y la silla portable en su lugar; la interna se marcha a su cuarto. Secretamente a dormir porque sus ojos portadores de pozos de sueño son un cuadro.

—¿Tú te crees que me ha robado la vajilla esta chica? – reniega la señora Pepa

    Pero hombre… señora Pepa, para qué iba a querer una vajilla entera La niña. ¿Que no ve que no tiene ni pies ni cabeza?

    Para venderlo en el mercado negro…

    ¡Basta ya! Eso es una falta respeto tanto para la chica que le cuida por las noches cómo para mí.

Pepa se interrumpe o no sabe qué decir, pero lo cierto es que no median palabra en todo el momento en el que le hacen la higiene, la secan, la ponen crema, la peinan y la perfuman debido a que no puede moverse por culpa de la una polio que sufrió de pequeña.

Tras varios intentos en hablar con Catalina, la interna recibe reprimendas y opta por no hablar más con ella por tal de conservar su trabajo.

 

Catalina, está a punto de acabar su servicio, pero le entra un mensaje al móvil de la empresa y tendrá que trabajar una hora más porque no ha saldado las horas de la bolsa de trabajo. Es el pez que se muerde la cola. Horas y horas trabajando para no cumplir el contrato de trabajo estipulado.

Cuando dobla la esquina, se encuentra a la interna del servicio anterior con una maleta y hecha una maraña.

—Me voy Catalina, me voy. Es que no aguanto más. Esa señora es el diablo. – Se abalanza encima de ella y se deshace en llantos y gimoteos. Catalina la abraza fuertemente, la comprende.

—Lo que yo no sé es cómo has aguantado tanto… mi niña…

—Al no tener la nacionalidad, necesito un trabajo que dure al menos 3 años. Para ganar algo de experiencia, mis niños aún son pequeños y los tengo en Puerto Rico. Me vine con la esperanza de hallar una vida mejor y mira… me voy Catalina… - Se miran y no hacen falta más palabras.

 

El último servicio era dar una vuelta por el barrio con la señora Paquita a la que se le ilumina la cara cuando habla de sus nietos… siempre prepara dulces para que se los pueda llevar a casa Catalina, pero nunca accede.

 

Muchas veces, a Catalina le duelen tanto las extremidades que se queda largas horas tirada en el sofá. Cuando eso ocurre, no quiere saber nada del mundo que le rodea, ya suficiente es el trabajo. 

 

¿FIN?  

Me gustaría que echárais un vistazo a este post https://www.elsaltodiario.com/salud-laboral/mitad-auxiliares-ayuda-domicilio-aad-sad-victimas-algun-violencia-trabajo

 Para completar el post, según seguridad interageneracionald el  41%  de la población en noviembre es extranjero. Eso sin ser actualizado. Cabría recordar que es el sector más vilipendiado y peor pagado con una bolsa de horas que no reflejan la realidad, eso sin contar los casos de violencia que en la mayoría de los casos no son denunciados, porque resulta que muchas veces, las empleadas viven situaciones complicadas que les impiden tal que el relato, para poder obtener la nacionalidad, o siquiera un minimo de cotización, para ello, les dificulta la empleabilidad. 

En muchos casos, silenciadas, y hasta me atrevo a decir que supera el baremo de empleados. Bueno, si paseas por Barcelona, ya no verás a personas mayores con el soporte de una persona española. Es más frecuente ver a una persona extranjera, entonces. Y ahora que llega fin de año, y muchas internas no podrán pasarlas con la familia o simplemente desde las empresas no puedan tomar ni las uvas, en muchos casos haciendo horas extras para cubrir la bolsa de trabajo que no equivale a un sueldo justo, recuerdo el vídeo de Twitter que colgué en Instagram hace unos días en el que mujeres empleadas domiciliarias es enfrentada por un policía. 

Ahora bien, recordemos:

Las personas extranjeras ofrecen un umbral de cotización 5.5 millones al menos desde antes de esta fuerte crisis. En cabeza Marruecos, Colombia, China o Ucrania. 

La personas que cuidan, hoy pueden ser las que cuiden a tus padres, o puedes ser tú mismo mañana después de un pequeño accidente, hoy, puedo ser yo, mañana tu madre o padre, o puede que tu hija/o. 

Se merecen un trabajado digno y seguro, además de protegido y respetado. 

Ahora que sabes la información, 

obra con conocimiento de causa. 


GRACIAS POR ELEGIR EL RINCÓN DE KEREN PARA LEER, 

GRACIAS POR DEDICAR UN RATITO A ESTE HUMILDE BLOG. 

¡FELICES FIESTAS!

 ©El Rincón de Keren

Comentarios

  1. Siempre intyeresa lo que escribes, Keren, siempre.
    Magnífico. Luego voy a echarle un vistazo a esa página, pero ahora gtengo muchgos nietos en la WebCam ... están de vacaciones.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. ¡Hola, Enrique! Cuando puedas. No hay prisa. Felices Fiestas 2023

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