Microrrelato en prosa: Una Bendición

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En algún lugar del planeta una lágrima cae desolada bajo el la llovizna y se confunde en un charco que casi podría saltar un chiquillo de temprana edad, donde las alegrías son las de una vida ajena, donde las vidas se difieren entre la enajenación de una vida ajena a las responsabilidades, nefelibata anda ella hacia la incertidumbre de un por venir donde las vidas no son meros suspiros en el aire, donde el aire se confunde con el suspiro de un amor que nunca llegó, donde la ilusión se confunde alegría al llegar a una vida, demasiado mediada por el miedo a lo desconocido. 

Los pasos  con firmeza, en algún momento fueron los fuertes y despreocupados pensamientos de un por venir, demasiado joven para vislumbrar la luz del túnel. 

La luz a la que me refiero recorre el cuerpo, el alma, la calma y hasta la vida. Es la reverberación de un día, la oscuridad con sus hermanas y el amor platónico que se alza con los destellos con el rocío, con el frío y con el aliento de un invierno que no arrecia mientras la intranquilidad, anuncia que va a quedarse. Hasta que una voz hace la oz a los escalofríos que por inquietos, mal sanos, punzantes y hasta inciertos, juegan al escondite como el juega con ese niño. Y es  que , la niñez recorre aun el cuerpo de un pasado que ya quedó atrás, la niñez regenera y aviva el candor de una adultez que parece no ver el futuro a ciencia cierta. Para bruñirse en las noches con el sueño futuro de un imaginario que eleva los sueños posteriores a la máxima exponencia, sintiendo que no hay ecuación. 

Cada mañana la luz rocía su ventana, lame su cuerpo iluminándola, reteniéndola en un ultimo intento de hacerla esbozar el brío, ese verdadero que oculta tras la mirada que la hacen triste. No es la mirada, no es el rostro, no son los pasos; su manera de afrontar la vida no tiene medida y es tan desmedida la manera en que enfrenta esos demonios de aparentes luces demoníacas que el cielo, no puede sino rendirse al homenaje de su luz.  Y es en ese alzar los ànimos, en ese fragor en busca de lo que de verdad es la vida, cuando el limbo acude a su mente; todo es posible, todo lo puedo, todo lo sabe, y se sabe que en paz, todo se ve desde mejor perspectiva. Desde el prisma, de una mirada, limpia y no emborronada. 

Por que la vida, desde joya del solemne resplandor en un mundo cambiante, la hacen sentirse tan fuera de este lugar... que a sus ansias, sus  luchas y sus ilusiones. Solo hay una cosa: La Bendición. 
Banco Pixabay
REFLEXIÓN
No creo en algo a lo que llamarle como Dios... Pero creo en las personas que tienen fe en que hay que superarse. En esa fuerza innata sobremanera para salir del pozo del que se han visto. Creo que en el poder de que algo hay dentro de nosotros. Algo, pero no le pondría un nombre y ese algo, lo llevamos todos. 



©️El Rincón de Keren

Comentarios

  1. Me fascina tu narrativa voy a estar más seguido por acá.La utilización de metáforas tan magistral para evocar una reflexión. Es cierto, sobre que todos tenemos una fuerza que nos mueve, es lo que se llama la motivación intrínseca ese motor que te dice" levántate que tu puedes" Saludos.

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    1. ¡Hola, Perlas Narrativas!
      Me alegra que te haya gustado mi entrada. Sí, espero verte por aquí el lunes. UN saludo, y nos vamos viendo!

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