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Ella se dirigió hacia la cocina. Aquella noche, el sueño no la había dejado dormir, una vez más. Escogió su taza favorita, apagó la luz del cocina, y al llegar al comedor, vio la luz tenue que iluminaba a aquel chico. Él, estaba sentado. Estaba escribiendo. La luz rociaba su cuerpo torneado, y descubría un cabello negro ceniza alborotado: Estaba ensimismado. Él no se había percatado de que ella le miraba con asombro. Quedó tan impactada al verlo, que tuvo que acercarse más al cristal para observarle de cerca. Él, ajeno a todo lo que lo ocurría a su alrededor; no se dio cuenta de que ella había quedado cautivada solo con ver su cuerpo al calor de la luz. Ella, algo nerviosa, bajó la persiana de de golpe al verlo girarse hacia un lado; y desde ese momento, ella, cayo en la cuenta de que nunca había sabido de la existencia de aquel muchacho. Comenzó a mirar por la ventana todas las noches. Al ver que, él no se fijaba en ella, perdió interés. Al fin y al cabo, eran eso: convecinos de un barrio en una vida rápida, una sociedad rápida, dónde nadie hacia caso a nadie y ella, ¿Cómo iba ser el caso de un chico que no sabía nada de ella, ni si quiera de su existencia?
Aquella muchacha, ha llegado nueva al barrio. Él la observa detenidamente, la vigila sigilosamente en sus andares por el patio que recubre su edificio. La mira, la ve desde la ventana como único testigo oficial del lugar. Sólo, bajo el manto de las noches; él la ve tomar café, la ve llorar, escucha las discusiones que ella tiene con su madre, y se conmueve, se muere de ganas de decirle que él, sí la cuidaría, sí le daría la importancia que ella se merece, "Dios! si tu supieras lo mucho que me estas comenzando a importar..." se decía una y otra vez.
Se veían a partir de las doce. En la noche de las brujas. Solo que ella, no era consciente de la magia que él había depositado en ella con una mirada en la que, ella, ajena a la observación del muchacho, él la dibujaba, la imaginaba...
En sus sueños más profundos, sus dibujos eran los de una mujer semidesnuda. Se imaginaba su piel negra azabache, sus ojos negros, su 'Afro' a rosas y sus cambios de 'look' camaleónicos. En medio de eso, la oía cantar entre llanto y risa. Cuando lloraba, el lloraba por dentro; cuando ella reía, él no cabía en sí; Era el hombre más orgulloso que había en todo el edificio, porque con los meses, a ella, se la veía más feliz, más tenaz, sabía más de ella que de su familia sin apenas haberla cruzado cuatro palabras y sin embargo, sabía que era una artista de los pies a la cabeza, sabía que... si ella quisiera... si ella supiera de su existencia... "Si tan solo tuviera una oportunidad.." de decía. Pero ese día, nunca llegaba.
Se veían a partir de las doce. En la noche de las brujas. Solo que ella, no era consciente de la magia que él había depositado en ella con una mirada en la que, ella, ajena a la observación del muchacho, él la dibujaba, la imaginaba...
En sus sueños más profundos, sus dibujos eran los de una mujer semidesnuda. Se imaginaba su piel negra azabache, sus ojos negros, su 'Afro' a rosas y sus cambios de 'look' camaleónicos. En medio de eso, la oía cantar entre llanto y risa. Cuando lloraba, el lloraba por dentro; cuando ella reía, él no cabía en sí; Era el hombre más orgulloso que había en todo el edificio, porque con los meses, a ella, se la veía más feliz, más tenaz, sabía más de ella que de su familia sin apenas haberla cruzado cuatro palabras y sin embargo, sabía que era una artista de los pies a la cabeza, sabía que... si ella quisiera... si ella supiera de su existencia... "Si tan solo tuviera una oportunidad.." de decía. Pero ese día, nunca llegaba.
Un día, se la encontró por la calle, pensó en decirle algo, pero su timidez, implacable impedimento para el habla y concretamente con ella, no auguraron un buen encuentro. Y solamente pudo mirar boquiabierto y pasmado ante tanta seguridad en ella, pero los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, y esa otra chica, que parece mona, está dispuesta a estar con él, se llevan bien y van a sitios juntos, hacen el amor como nunca es el olvido al ese amor platónico.
En una de esas noches, que él esta con esa otra chica... Ella, le observa desde las noches que se han mirado ajenos el uno al otro. Con el hervor en el cuerpo, baja las persianas: Da por sentado que él siempre ha tenido novia.
En una de esas noches, que él esta con esa otra chica... Ella, le observa desde las noches que se han mirado ajenos el uno al otro. Con el hervor en el cuerpo, baja las persianas: Da por sentado que él siempre ha tenido novia.
Las semanas se van apagando con el fin de un año que acaba y un año que comienza ...
Él ha pedido matrimonio a esa nueva chica. Ella, llora las noches por querer encontrarse a sí misma. Ella llora y llora. Pero allí, él solamente escucha la melodía de Christina Aguilera y bandas sonoras de películas. Las fiestas navideñas, pasan sin pena ni gloria. Se celebra el año con todo el jolgorio televisivo: Salud, amor y dinero. Ella, le llora a los hombres que no la han sabido. Él, aunque quiere mucho a esa nueva chica, en el fondo, aun siente algo en el interior cada vez que mira por la ventana y ve la luz encendida. Se pregunta, si le hubiera ido bien, si ella en algún momento se habría enamorado de él. Pero ella, sigue a lo suyo: Canta, baila y hasta ríe. A veces, llora y él quiere abrazarla.
Una noche de fin de semana, su voces se cruzan en una noche silenciosa de penumbra y agitación por parte de ella. Las paredes, que son cómo papel, filtran la voz de él en una conversación. Ella, parece escucharlo y de la misma agitación, responde a la pregunta. Pero ella no entiende nada y, haciendo caso omiso a lo que podría haber oído y no ha entendido, se pone a mandar audios de voz a su mejor amiga:
Una noche de fin de semana, su voces se cruzan en una noche silenciosa de penumbra y agitación por parte de ella. Las paredes, que son cómo papel, filtran la voz de él en una conversación. Ella, parece escucharlo y de la misma agitación, responde a la pregunta. Pero ella no entiende nada y, haciendo caso omiso a lo que podría haber oído y no ha entendido, se pone a mandar audios de voz a su mejor amiga:
- Tía, pensé que el tío bueno del edificio de enfrente, me estaba mandando señales. De hecho, juraría que dijo que desde que llegué aquí, a Barcelona, a casa de mi madre. Se enamoró al instante de mi. Y la verdad es que hubo un tiempo... Que me gustó.
- Tia tia tia !!! ¡pero cómo ligas! allá a dónde vas, no dejas indiferente.
- ¡Que va! si tiene novia.
- ¡Que pena tía! habría sido tan romántico... ¿te lo imaginas? cuando os preguntaran cómo os conocisteis, diríais que por la ventana que da a la calle. Él te dijo algo, y tu le respondiste, y así comenzó todo. ¡Qué guay hubiera sido, tía!
- ¡Estas loca Clau!
(Risas cómplices)
(Risas cómplices)
Él que se ha dado por aludido, se da cuenta que va a casarse con la chica equivocada. El tiembla y ella, ajena a todo lo que sucede, teclea en su ordenador, dibuja, canta , baila, sale a caminar , hace ejercicio en casa y en la calle. Pero nunca, llegan a declararse ese amor furtivo que pudo ser, en un vecindario tan rápido en el que la vida pasa tan deprisa, cómo las oportunidades.
FIN.
©️ El Rincón De Keren
Lo que pudo ser y no fue. O la propia historia de como muchas vidas cruzadas nunca llegan a encontrarse. Me ha sorprendido el estilo del relato y esa transición de la parte más formal del principio del texto a esa más jovial del final. Buena creatividad.
ResponderEliminarSaludos Keren.
Hola, Miguel!!
EliminarSí ,a veces en los barrios suelen suceder este tipo de cosas, y se me ocurrió darle la vuelta a la tuerca. Quizás, hubiera incluido más cosas pero no quería hacerlo demasiado largo.
Gracias por tu comentario.
Nos vamos viendo.
Hola Keren. Fantastico sobre todo el final. A saber cuantas chicas y chicos habran mirandose por las ventanas de cristal o de Twitter. Felicidades
ResponderEliminarHola, Jordi!!
EliminarSí, es una de las razones por las cuales, se me ocurrió este relato. Celebro que te haya gustado.
Saludos!! y gracias por pasar por el blog.
Hola, Keren. Me encanta tu relato, y creo que más de uno se verá identificado. Y creo que podría dar para una historia más larga. A ver si te animas.
ResponderEliminarBesos y gracias por estos regalos.
Hola Carmen,
EliminarYo también lo creo pero por ahora van aa ser así; a no ser que se me ocurra algo mejor.
Gracias por pasarte por mi blog,
Un saludo y feliz día o noche.
Muy buen relato Keren, saludos!!!
ResponderEliminarGracias Eli!!
EliminarHola Keren, interesante relato y me encanta la forma del antes y después. Eso deja un mensaje, que a veces ocultamos nuestros sentimientos y no nos arriesgamos, es mejor hablar y no quedarse allí sin saber qué hubiese pasado,pero como bien señala Miguel, eso es la vida misma que te cruza a veces,pero que quizás no es el momento. En tu historia, podría suceder un reencuentro, es factible...pues viven en el mismo barrio. Saludos
ResponderEliminarHola, Raqquel!
EliminarSí, a veces, la vida nos deja pasar oportunidades, o bien porque no era momento o por falta de interés. Otras, simplemente, no nos damos cuenta. Y los encuentros dependen más de la acción de cada persona, ¿Quién se atreve?
Quería evidenciar la idea de que puede quizás, nunca puedas tener esa oportunidad, no hay que esperar a la ocasión perfecta, simplemente, ¡hazlo!
Gracia por pasarte, un saludo!!