Relato:¿ Igual o Desigual ?

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Aquella semana había sido la evidencia de que algo no estaba ocurriendo cómo debía: el pandero le había insistido que "De donde era" ella le contestó que "Sí, pero de donde, ya sabes..." ella no queriendo entrar en el juego del tener que desglosar su árbol genealógico, le dijo que siempre había vivido en Barcelona, recogió sus tres barras y se fue; la camarera, tras pedir su café, hacia varios viajes para observarla, y ver. ¿Ver si se iba sin pagar? En otros lugares, la hacían pagar al mismo momento, para que no se fuera sin pagar. Bueno, tampoco poodía ser tan malo, "Hoy en día hay mucho chorizo" pensó para sus adentros. Pero la mañana le tenía reservada otra delicia. Era viernes y habían quedado para ir a bailar todas, sus amigas blancas y no blancas. Eligió su mejor vestido, y su mejor 'look' para su cabello, y se marcharon, animadas. Al llegar a la puerta, el "segurata" recibe una información por el pinganillo y muy amablemente, les invita a que se vayan a otra discoteca porque no cumplen el perfil del local. Las amigas se quedan mirando unas a otras, y reniegan de las palabras del hombre robusto. Chillan, gritan que aquello no podía ser, si habían visto entrar a una pareja que entraba con unas bambas del todo a cien y ellas más arregladas que un pincel. Se quejaron, pidieron hablar con el encargado pero allí solo entraba gente blanca animada, y harta de alcohol previo a la gran fiesta. Y desilusionadas. vuelven unas a casa, y otras se van al bar de siempre, a celebrar esa gran noche. 

Todos los días no son iguales para Sabi, y sus amigas negras. A veces, no se ven en toda la semana, y quedan para ponerse al día, entre bromas y ánimos, una vuelve regenerada. Pero lo de aquel fin de semana, les dejó boquiabiertas. Aquello, se pasaba de rosca tanto que habían decidido que irían a locales, en los que siempre las dejaran entrar. ¿Era eso lo que querían las discotecas? ¿Un lugar para cada uno? sus amigas blancas, pocas volvieron a quedar con ellas, y era lógico, al final, la fiesta quedaba reducida a quedarse en el bar del Antonio que siempre se quejaba de que aquello no podía ser para los jóvenes, que tendría que haber alguna norma que sancionara a las discotecas por racismo. Les servía los cubatas, y solo cómo regalo, por que el hombre tenía buen alma, siempre les acompañaba las bebidas con la alegre música del momento, porque decía: "La noche es joven" y tenía sesenta y tantos años, y había corrido mucho, tanto que esta época, la describía como la nueva del ejercito hitleriano y así decía: 

- En mi época había racismo, sí, pero lo de ahora... no es ni medio normal. A esos que dicen que un negro no puede o no tiene los mismos recursos que otros tendrían que verlos los huevos que tienen para trabajar en invernaderos, las cosas que soportan solo por entrar en un bus lleno de gente, o por pedir comida en un restaurante como otro cualquiera, soy viejo, ya sabéis, de espíritu joven, pero me dan ganas de montar mi propia discoteca, esto, no se puede tolerar. ¡Venga niñas, el que se aburre es porque quiere! que pongo la música y os lo pasáis teta con la fiesta, a estas invita la casa, que vaya 'findes', como decís los niños, que lleváis ahora con esto de los niñatos de las puertas... 

Se cogía su puro, y les dejaba la terraza trasera para que hicieran lo que quisieran eso si, nada de armarla con mierdas o peleas porque se le podía caer el pelo "Si os portáis bien conmigo, yo me portaré bien con vosotros" y lo bueno de Antonio, era que su bar ya se había hecho lugar de punto de encuentro para muchos jóvenes que cumpliendo la mayoría de edad, preferían quedarse allí antes que ir a la discoteca. Y era comprensible que les dejara quedarse, al fin y al cabo, era un negocio y aquello pagaba facturas y que diantres: ¡Qué bien lo pasaban!
El lunes, el mundo cobraba otra cordura diferente. No muy diferente de la del resto de mortales: ojeras, sueño, cansancio, resaca y muchos líquidos para pasar el día. Había quien seguía pensando que lo que ocurría era cosa puntual del momento pero Sabi que ya subía al bus, en la cola una señora indica que le suban la rampa para que pueda subir con el carrito, unos se apartan otros van pasando y el listillo de turno intenta colarse por delante de Sabi: 

-¿¡Pero qué no ves que estoy yo primero!?- Le recrimina la chica

Este se hace el sueco y sube al autobús, a rebosar. Allí casi no cabe ni un alfiler. Pero aun seguirán diciendo que lo que hay aquí es la frescura del momento. Para fresco la gloria que ha sacudido la península y las riadas que han habido, dejando un aire frío y un día feo. Mirándolo bien, Ya solo quedaba llegar al trabajo, y que el jefe, no le tuviera más faena que el resto en la redacción, pero ¿Qué se podía pedir de una sociedad tan desigual?



PROPUESTA


Te dejo por si quisieras escucharlo, el audio de ayer AQUÍ. <=


GRACIAS POR LEER, GRACIAS POR ESCUCHAR.

©️El Rincón de Keren

Comentarios

  1. Me ha encantado tu forma de escribir y el relato en sí. ¡Sigue así!

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  2. Hola, Keren. El mundo de las discotecas y de los porteros de las mismas es casi extraterrestre. Con eso de que tienen reservado el derecho de admisión se vulneran derechos civiles por ser negro, por ser demasiado viejo, demasiado joven, vestimenta, y un largo etcétera que casi no merece la pena ni tomárselo en serio. Lo has reflejado muy bien en tu relato.
    Un abrazo.

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    1. Hola,
      Es cierto, entre tantas cosas que entran en juego quizá no es solo el color pero claro, pasa que ahora es la moda que practican todas las noches permitiendo un un personal exclusivo que la mayoría es blanco y que nos viene con la cantina de que no somos "El perfil que buscan" en algunas ocasiones te lo sueltan más claro "Vete a X" ¿No puede ser un lugar de unión? un lugar de encuentro donde todas las pieles convivan? al fin y al cabo, hemos venido a pasarlo bien. Y se ajusta a la canción de Zapatillas, de El Canto del loco.

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  3. Hola, Keren. Buen relato y necesaria su difusión.

    Besos y feliz noche.

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  4. Un relato que, sin duda, da mucho en qué pensar. A veces ocurren situaciones muy injustas, pero me alegra saber que también hay personas como Antonio, que siempre buscan el lado positivo y aportan soluciones a las circunstancias. De ellas, debemos aprender mucho.
    Un abrazo.

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    1. Hola AUxi,
      Es cierto, hay que verle la cara positiva a las cosas pero claro, cuesta, a veces, pues las injusticias están a la orden del día. Gente como Antonio que ofrezca soluciones, gente que no se calle, gente que no recule. Y sobre todo, empatía.

      Gracias por pasarte. Un saludos !! y besos.

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  5. Necesitamos a muchos Antonios y a muchos grupos como los de las amigas negras, no quiero emplear eufemismos, porque me encantan las personas en general, todos somos iguales. Las luchas también se fraguan en discotecas y se ganan en bares de gente buena. Un gran beso, Keren

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    1. Es cierto, hay una oleada racista que se cruza ya no solo en la calle sino en los establecimientos y locales. Para un negro la lucha está en todas partes.

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  6. Hola karen. Me ha encantado la frase "sus amigas blancas y no blancas" muy buena para puntualizar lo que realmente somos: Amigas. Seamos blancas, latinas, negras o asiáticas... qué más dá. Y para puntualizar también como la segregación se oculta en lo guay/no-guay que aleja a las personas y entonces sí les importa de qué raza es la "amiga": cómo es su piel, sus rasgos... lugar de nacimiento? dan igual siempre que aparente que sea parte de los guays (no se si se escribe así) jeje Bien por Antonio y su bar y bie por el relato🐾

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    1. La cuestión es no callarse, la amistad entre amigas blancas y no blancas puede darse, siempre estará la puya del si me beneficia estar contigo o no, por lo de guay no se yo... más bien, por "Si me va a causar más mal que bien... estar contigo..." No digo que sea fácil estar/luchar contra el racismo ya que también el blanco tiene que soportar una estigmatización por juntarse con negros, ahí se ve realmente, quién son los amigos verdaderos.

      Gracias Rosa.

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