Relato: Desacuerdo

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Ya habían vuelto a quedar en el bar de Antonio, y ella y Lucia habían pasado una velada de lo más incómoda. Sobre todo, porque ninguna de las que había, comprendía cómo podía haber ese tipo de pensamiento, a estados del siglo en el que vivían. Las moderneces, serían para unos cuantos. De hecho, desde aquella noche, tan desagradable, que indicó Lucia que no había sido cómo ellas decían, quedó aparcado, y no se volvieron hablar. Mas que nada, porque todas tenían un trabajo, familias y quéhaceres. La rutina del día a día durante la semana, les daría el apaciguamiento que ellas necesitaban. Para la Lucía la brosa continuaba en el interior y ella repetía una y otra vez, la escena de antes de llegar al bar de Antonio en un establecimiento variado: 

- Puedes elegir lo que quieras: un combo menú, unas alitas , un surtido o una de las alitas con especies de las que más te gusten, ¡está todo muy bueno!- Dijo mirando a su amiga Lorena sin prestarle atención a Lucia. 

- ¿Pero tú que nos recomiendas? - Dijo Lorena

- Yo me pediría un menú de  estos que está muy bueno... - Ahora si las va mirando a todas, la dependienta. Se dieron cuenta que era el menú más caro de todos los que habían. Sonrisas cómplices.

La mujer teclea todas las notas, incluido las bebidas y la gente, justo al lado, va siendo despachada y recogiendo sus pedidos. Ahora, les tocaba pagar a ellas, o en este caso , a Lucía que había decidido que como Lorena no podía pagarse su menú, como buena amiga que era, Lucía la invitaría, que para eso, estaban las amigas ¿no?

- Serán cuarenta y cinco euros todos los menús con las bebidas- Dijo mirando a Lorena  aun habiendo visto a Lucia con la cartera en la mano. 

Lucía no se calló y le dijo: 

- ¿Si estás viendo que le estoy diciendo a mi amiga qué quiere y estoy con la cartera, o aun mejor, estamos las dos, porque narices, la miras a ella todo el tiempo?- La mujer se sonroja y le espeta ... 

- Hija, no hay que ser tan tiquismiquis... 

Lorena se calla y no dice nada, recogen el pedido con Lucía a regañadientes porque Lorena le ha cogido del brazo y la conoce muy bien. Se comen todas el menú que había pagado Lucia previamente. Se sentaron en las meses del local e intentaron no hacer caso a lo que había ocurrido pero Lucia, no podía callarse:

- ¿Has visto a esa tía?

- Lucía, tienes que entender que la gran mayoría de blancos, no sabe cómo tratar a los negros. 

- Claro, porque arrastran un pasado muy malo de racismo... - Espeta Lucia

- Tú y tu lógica irrefutable, Lucia. Por favor, si no sabía ni cómo mirarte... Mira, eres una chica muy guapa, tienes autoestima, eres inteligente y no pasas ni una pero eso no quita que haya gente, que por miedo a cagarla, no sepa cómo debe proceder con otras personas. Lo sabes. Y se qué me vas a decir. Pero parece que en pleno siglo XXI todavía no saben lo que es una persona de carne y hueso, y muchos piensan que se les va a tachar de racistas, con cualquier acto... 

-Pero que está de cara al público Lorena, tan solo tiene que ofrecer un buen trato... 

-Si pero no. Los dependendientes también tienen emociones y también son personas... 

-Pues si no son capaces de dejar su emocionalidad a un lado... -insistía Lucía

- ¿Te has parado a pensar que su jefe sea un racista de mierda?

- ¡Pues claro! Pero ella puede marcar la diferencia... aunque el trabajo... no está para tirar cohetes la verdad... 

-Exacto, juega la emocionalidad y el puesto de trabajo. Y si no tienes otro trabajo más con los tiempos que corren... 

- Sí pero también cada uno está hecho de una pasta ... no sé, eso es denunciable. No se puede callar. 

- No. Algunos no tienen la misma fuerza que tienes tú y muchos de vosotros. Algunos tienen que pasar por el aro. 

-Sí pero no Lorena... 

La conversación quedó ahí, y siguieron degustando, mientras las demás, observaban calladas en el grupo.

Quizás para ellas era tan solo, falta de educación, para ella, la idea de que el blanco, tiene dinero, que el negro es pobre y no puede permitirse ni unas miseras alitas de pollo  en aquella tarde que había sido la disputa entre lo que de verdad había ocurrido o lo que no... todo quedó en el aire, mientras que Lucia decidida a no dejarse llevar por las sandeces de unos descerebrados , enciende el ordenador y se comió unas croquetas que le habían traído en tupper sus tias acompañado de unas patatas y un vio tinto. Lo del vino, podría haber sido una coca cola o una fanta pero ¿Qué es la vida sin un poquito de alegría al cuerpo? miró por la ventana y dijo:

- ¡Va por ti!- Alzó la copa en su piso en el que sonaba un instrumental de calma y no pudo ser más feliz por que al llegar las once, sus amigas, le dieron la alegría de invitarla de nuevo a comer pero esta vez, comida africana. Y pensó que las croquetas eran lo mejor del día pero aquello... se merecía música africana. 

Se duchó, se acicalo los rizos, y mientras se iba haciendo a la noche se dijo que "Solo se amarga el que uno quiere" pero lo cierto era que unos días se llevaba mejor , y otros, no tanto. Y es que, pareciera que el mundo confabulara para encontrarse a un idiota en cada establecimiento. 


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©️El Rincón de Keren

Comentarios

  1. Hola, Keren.
    Incluir diálogos en los relatos es muy buena idea. Los textos se digieren mucho mejor e incluso pienso que es más divertido para aquel que los escribe. Respecto al fondo del relato he de decirte que el racismo -tú lo sabes de sobra- aún permanece soterrado en algunas cadenas de hostelería. Lo voy a decir crudo pero es que es así: los negros en la cocina y los blancos en la sala atendiendo al cliente. No creo que este tipo de decisiones sea casual y lo cierto es que no se habla absolutamente nada de ello.
    He escuchado también tu audio, mola :)
    Buen comienzo de semana.

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    1. Hola,
      No te falta razón, apenas se ven de cara al público negros. Parece que en algunos comercios se ve, pero en rara ocasión , ¿verdad? por eso el trasfondo. No es tan raro, que lo que mencionas sea un hecho cada vez más evidente, no se dice por temor al rechazo del turista, por el temor a ser tachados de racistas. Pero si miras otros países, esto no pasa. A colación con los empleados de cara al publico, es puro racismo.

      Me alegra que hayas disfrutado el audio.
      Se agradece.

      Un saludo enorme y gracias por pasar por el blog!! Feliz inicio de semana.

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  2. Muy bueno!Me gusta que mediante el relato de una situación tan cotidiana se ponga de manifiesto el trasfondo de una realidad que aún en pleno siglo XXI duele. Hoy en día con toda la información y la apertura mental de la época, tendemos a pensar que estas cosas ya no pasan, pero es en los detalles donde se escapan a veces restos del pasado.
    Buena semana!

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    1. Hola Edgardo,
      Sí, por eso, no hay que dejar de hacer hincapié en ello. No solo para reflejar realidades. Es una forma de hacer entender al lector o al menos, hacer reflexionar sobre el entorno. Y sí, es una pena que a veces, se crea que en pleno sigo XXI ya esta todo superado pero, mediante las redes sociales, podemos hacernos eco.

      Gracias por pasar por mi blog Edgardo!!
      Bienvenido a mi humilde blog.

      Y buena semana para ti también.

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  3. Hola, Keren. Un aplauso por reflejar una verdad que desafortunadamente existe, aunque nos duela es real. Espero y deseo que tu relato llegue a mucha gente, debemos reflexionar y debemos esforzarnos por cambiar esta realidad.

    Besos.

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    1. Hola Carmen,
      Cierto, ocurre frecuentemente, en el marco de que sea un hombre el que atienda, y sea una pareja mixta la que sea despachada, ocurriría lo mismo, es solo un apunte.
      Debemos reflexionar y para bien.
      Gracias por pasarte.

      Besos para ti también.

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  4. Hola, Keren. Una vez más, nos muestras un relato que tiene mucho para reflexionar. A veces con diferentes actitudes complicamos algo que puede ser muy simple: Todos debemos respetarnos y punto.
    Por desgracia, siempre hay alguien para complicar algo que parece tan sencillo.
    Un abrazo :)

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    1. Hola, Auxi!!
      Exacto, lo importante sería el respeto, la tolerancia y no ir más allá de lo que puede ser una persona, un ser humano. Me consta que solo por tener un acento diferente, ya se hace distinciones. Y yo, desde mis doce años en Andalucía, se me ha quedado un poco de de acento. Y bueno, las miradas y las extrañezas pues parece que la gente quiere algo lineal, ¿Pero qué es normal y qué no? ¿Quién se cree con el derecho de dictar qué lo es?

      Partamos primero de que somos seres humanos que nos gusta ser respetados y respetar.

      Gracias por pasarte por mi espacio guapa!! mis felicitaciones con tus proyectos.

      Besos y abrazos!!

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