Relato : Cosas del destino


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Siempre había caminado mucho para llegar a algún bar en el que me sintiera lo suficientemente alejada para sentirme con la libertad de la opresión de que me conocieran. Aquello, me proporcionaba el sosiego impetuoso con el que poder degustar un café sin las miradas acusadoras, el reconocimiento facial y corporal y el consecuente escrutinio de una vida pasada, con un comienzo de la evaluación del cómo estoy ahora y lo estaba antes. El camarero, me sirvió el café amablemente y con una sonrisa. Me preguntó si lo quería caliente o templado, le dije que caliente, a lo que el acudió a preguntarme si no era de aquella zona: Lo había conseguido, no me reconocían. Pero su mirada, escondía unos ojos verdosos que emanaban algo así cómo un ambiente cálido y en calma del que no sabía cómo deshacerme. Y tanta calma, desde hacía ya dos horas, comenzaba a hacerme sentir incómoda.

El camarero, comenzó a darme coba mientras iba de un lado a otro preparando el almuerzo de los clientes venideros a la hora de siempre, suponía. Le observé en una de sus idas hacia la cocina y me acerqué un momento a la barra para pedir cambio. Entonces pude ver cómo de el hombre rezumaba un halo verde que le envolvía mientras con animosa alegría iba creando sus platos para el almuerzo. Ladeó la cabeza, y me miró entre esa oscuridad y verde esmeralda con unos ojos profundos que me atravesaron todo el cuerpo evocando en mi interior el escalofrío que pondría mi piel de gallina. Reculé rápidamente hacia atrás algo asustada y no sé porqué no me fui de allí, sino que volví al solitario lugar en donde estaba sentada y desistí de pedir cambio. Me tomé con calma el café mientras intentaba pensar que aquello no era posible. ¿Quién o qué era ese camarero?

Salió un momento a la barra para seguir colocando cada plato en la vitrina y lo que pude ver eran platos exquisitos, con una excelente presentación. Casi me daban ganas de quedarme a comer pero había quedado con un amigo para ponernos al día aquella misma mañana después de mi espacio en solitud así que pese a su amplia sonrisa y su dificultad para pronunciar una erre. Hice ademán para que se acercara más hacia donde estaba, y su sonrisa, me inundó de alegría y bondad. Pero pagué y me fui en busca de mi amigo. Para ello, tuve que coger dos líneas diferentes y por último coger los ferrocarriles. Pensé en contarle lo sucedido pero no quería que me tomara por loca así en vez de contarle lo que había visto analicé la situación y me las ingenié para saber qué opinaba de los mundos fantásticos, la magia, el más allá y cosas por el estilo. Abrí mi buscador y hallé multitud de artículos que tenían que ver con seres mitológicos y el mundo de la fantasía, pero me decanté por los del más allá.

Por fin el narrador del ferrocarril anunció mi parada y bajé de la serpiente nocturna para ser atropellada por un tumulto de gente que iba en dirección a la salida cómo yo, otros, entraban pero en definitiva, todos iban a alguna parte con sus Smarthphones.

Crucé la calle y allí, en la puerta estaba Jandro fumándose un pitillo. Otra vez, habrá vuelto a discutir con su novia, y estará nervioso. Por regla general, cada vez que discuten, él fuma. Pero lo hace a escondidas, porque sabe que a ella no le gusta. Le saludo, le doy dos besos y entramos cuando apaga el pitillo aunque le pregunto que si con el sol que hace, preferiría mejor que tomáramos el almuerzo en la terraza. Accede y le digo que así podrá fumar tranquilo:

- A ver, ¿Has vuelto a discutir con Carol, verdad?

- Sí, tía! que si mi madre no la trata bien, que si ella se traga muchos rollos por mi y yo no soy capaz de ir a ver a sus padres o a algún evento de su familia... No sé hemos ido a todos los eventos de su familia y se lo digo, lo sabe pero ella está en sus trece... No sé me da que esto... No va a acabar bien Mónica... Yo la quiero pero es que encima tengo que aguantar sus lloriqueos con sus temas laborales, relación jefe y compañeros. ¿Tú te crees que esto es normal? si no me deja ella... ¡La voy a dejar yo! - dijo con desdén

- A ver, Jandro- tomé una pausa y le mire con todo el amor que pude reunir pero Jandro era muy dado a escaquearse de momentos íntimos familiares y todo lo emocional o de lazos. En cierto modo, era muy solitario, le gustaba estar solo... era cómo yo.- ... Carol te adora, te ama con locura... en serio has estado para ella cómo ella lo ha estado contigo... sabes que Carol se esfuerza mucho porque funcione la relación- Le miro como solo nosotros nos miramos, con con cara de saber cómo es él , y le espeto- ¿Que no conocemos ...?- Entonces Jandro mira a un lado y al otro, saca un cigarrillo y me dice lo que me temía. Ella, ya no le quiere cómo antes, hace meses que no se acuestan y la relación está peor de lo que esperaba... Decido ofrecerle todo mi apoyo y por supuesto, lo que me ha ocurrido en el bar no se lo cuento.

Nos despedimos quedándo para la semana próxima. Yo voy a tomarme una cerveza al bar en el que estuve esta mañana y no sé porqué, me quedo quieta con la mano en la barra incrustada a la puerta. Entonces al abrir la puerta, todo está oscuro, la luz de la cocina se filtra al fondo y veo de nuevo emanarse el halo verde. Me acerco una vez más a la barra y grito bien alto un "Hola" dejando la puerta de la calle abierta. Y a los pocos segundos veo cómo la sala da vueltas mientras una voz calmada pero parecida a la  voz del narrador del metro solo que con humanidad, me va indicando cómo moverme por esa penumbra. No entiendo lo que dice claridad de pronto me elevo y veo desde arriba todo el bar iluminado, caigo estrepitosamente al suelo y oigo un "A quien quiere es a ti" "Tu vida es tuya, no dejes que esto interrumpa tu camino" "¡No lo hagas!" las ultimas palabras me hacen sentir mi mundo cómo si de un imán se tratara atraída hacia el suelo. Cuando recobro el aliento el bar está lleno de gente y el camarero parece haber estado preguntándome varias veces, pero yo estaba de pie frente a la barra y solo podía ver cómo movía los labios, mientras poco a poco, el ruido del bar, recobraba el bullicio, yo, volví en mi con un "¿Estás bien?" y toda la sala mirándome. No quería parecer una loca así que, en vez de cerveza, pedí una coca cola y me puse en la terraza oyendo desde el exterior los comentarios de la gente.

Acabé  mi bebida y esta vez, fui yo la que recayó en el tabaco. Volví a mi casa exhausta, intentando adivinar qué había ocurrido. Pero el cansancio me superó, y quedé dormida en el sofá con el ordenador encendido y las  gafas en una mano, amenazando con caerse.

El despertador sonó cómo cada viernes y se me ocurrió mirar el móvil: trece mensajes de Jandro y una llamada perdida de él. Lo llamé de inmediato y me dijo que ya lo había decidido: Se iban a divorciar. Después de mucho despotricar, lo calmé y adelantamos la cita al sábado. Pero a mi se me aceleraba el corazón solo de pensar en lo que debía estar pasando Jandro y Carol después de tantos años de noviazgo. Un horrible dolor de cabeza arremetió contra mis sienes y decidí trabajar desde casa aquella mañana.

Cómo el dolor era tan fuerte, fui al baño y me di una ducha caliente, dejando caer el agua sobre mi cabello afro. por ultimo de enjaboname me di con agua fría y salí para hacer todo el ritual prepijama Al encontrarme mejor traabaje hasta la hora de comer y baje a comprar cuatro cosas y volví para hacer el almuerzo mientras por mi mente hacia una retroalimentación de lo que había sucedido el día  anterior. Decidí no volver por aquel bar pero los sucesos más extraños sucedían en interior de mi hogar: Ropa interior sexy que no era mía, luces atenuadas a horas de día soleado, golpes de puertas en las madrugadas y extrañas notas depositadas al lado de la cafetera. Pensé que me estaba volviendo loca.

Ya habían pasado más de seis meses y Jandro definitivamente se había divorciado. Hacia exactamente el mismo tiempo que no pasaba por aquel misterioso bar. No dormía bien y otras no directamente, no dormía. Y no podía  hacerlo ahora que la empresa estaba en tan buen auge solo aquel fin de semana me iba tomar unas vacaciones con Jandro, en la montaña y porque el insistía en que tenía que descansar y desconectar para poder dar todo de mi.

El fin de semana llegó más lento que rápido y decidida a dejar pasar todo lo malo que había ocultado a mi mejor amigo. Quería pasármelo bien con él, y dormir tanto cómo el cuerpo me lo pidiera.

El primer día la masía tuvo que haberse confundido porque había una cama llena de pétalos de rosas velas y bombones además de champán. Los dos nos miramos y nos echamos a reír. Pero no todos los días nos daban bombones belgas y el champán de primera calidad. Así que no dijimos nada y nos los engullimos cómo si de una pareja se tratara. Aquella noche, Jandro me preparó un baño con burbujas y me dejó dormir todo lo que quise mientras él hacia sus excursiones por los alrededores que el hotel organizaba. Me levanté para cenar y nos estuvimos hablando y riendo. Jandro aseguraba que tenía mejor cara. Que seguro que para el día siguiente estaría renovadísima, pero que se me veía guapa con cualquier cosa. No entendí muy bien aquello. Quizás sería un lapsus mío pero me pareció un piropo fuera de lugar.

Aquella mañana madrugué para que al menos, pasáramos el útlimo día juntos haciéndo algo y decidimos ir al pueblo a investigar. En el pueblo se decía que había una iglesia que concedía deseos y hacia realidad los milagros. Nos decidimos a curiosear como buenos curiosos.

El pueblo estaba infestado de cuestas, escaleras que hacían por dos mis pasos, y en el que jandro se burlaba de mi por mi baja forma. Al fin llegamos a la iglesia y encendimos una vela para cada uno. El lugar era edificado a piedra y con una arquitectura más bien gótica que me recordaba más bien, a drácula. Jandro bromeaba sobre vampiros y sucesos paranormales. Me puse nerviosa y el lo notó. Entonces, me cogió de la mano y pedimos nuestros deseos. Mi corazón se aceleró tanto que le solté la mano. Me mantuve fria. Ahora no podía pensar en otra cosa que no fuera mi trabajo para superar mis objetivos. Si aquello era amor, no lo quería.

Pero parecía que el amor no quería que fuese en vano. Aquella ultima noche, volvieron a llenar de velas la masia y esta vez lleno de rosas rojas. A lo que pregunté :

- ¿Has sido tú?- Dije furiosa

- No... pero tenemos que hablar Mónica. - dio una pausa y me indicó que me sentara con él. Accedí a fin a averiguar ese semblante- Nos conocemos desde que tenemos uso de razón, nos conocemos mejor que nuestras propias familias, conoces a mis hermanos y hermanas, tenemos los mismos amigos, conozco a tus padres ... esto... - Me quedé helada. ¿Qué quería decir con eso? era una declaración?- ¿Querrías intentarlo conmigo? antes de que digas que no, porque te conozco sé que sientes algo por mi. desde el día en que nos conocimos. Fui un tonto por no haberme dado cuenta de que eres la mujer de mi  vida - Entreabrí los labios para decir alguna barbaridad pero Jandro me besó. Me beso de tal forma que aunque estaba sentada, mis piernas temblaron.

Han pasado dos años, y Jandro y yo vivimos juntos. Un año después me confesó que el de las rosas había sido él pero que lo de el primer día no. Nunca supimos quien dejó aquel regalo de enamorados en el hotel y lo que sucedió en el bar se lo conté a él. Preferimos pensar que fue el destino , pero Jandro, desde los sucesos en hotel, se ha convertido en escritor y tiene sus propios fans.

Sobre los sucesos paranormales, preferimos pensar que fue cosa del destino.

💗💗💗

En algún lugar oscuro dos personas han quedado. El hombre bajito le hace una pregunta: 

- ¿Tienes el dinero?

- Sí, aquí lo tienes- seis mil euros forjan el sobre manchado y con olor a tabaco 

- Porrr esta vez, magia ha salido bien perrro, la magia es peligrrrrosa. No deberías jugar con el ella; y menos parrrra el amor. 

-Me da igual, me conformo con que ella sea mía. 

Se despiden y él sigue su vida, el hombre bajito también. 



©️El Rincón de Keren 

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4 comentarios

  1. El me final, me ha gustado... inesperado ese hombre bajito 😉

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    1. Me alegra mucho que te haya gustado. Me ha echo mucha Ilusion crear este relato. Un beso y un abrazo.

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  2. Hola, Keren.
    Los relatos en primera persona tienen una fuerza especial ya que conectan de inmediato con el lector. El amor, que a veces es la gloria y a veces un castigo, siempre dará para crear literatura e historias especiales. En este caso, ese final sorprendente es la guinda de un buen pastel.
    Un abrazo y buen fin de semana.

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    1. Gracias, entonces cada vez me voy sintiendo más cómoda. Creo que también es cercano. Me alegra que el final haya causado entusiasmo. Celebro que te haya gustado.

      Gracias y feliz finde.

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