Relato: Ciudadano de segunda

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Aritsta: Frantisek_Krejci

Cada mañana, desde hacía ya varios años, se levantaba de su cartón. Un día menos para él. Un ciudadano que vivía entre escombros, entre la maleza de la ciudad, la suciedad, con miles de diarios que habían pasado la fecha. Aunque no sabía muy bien porque seguía guardando tanto periódico, si al fin y al cabo, la noción de los días, se había ido así cómo su dignidad. 

Cuando pasaba alguien cerca de él, el ponía la mano a cambio de una limosna. Lejos quedaron los días en los que un hogar daba calor, la ropa limpia olía a esa fragancia a ciudadano de primera, con sus privilegios (dentro de lo digno) : Un techo donde guarecerse de la lluvia, comida, cama, un pijama, una cerveza, y ese cigarillo que ahora había sido  substituido por las colillas que la gente relegaba al anden olvidado. 

Otra noche más a la intemperie: El frío calando sus huesos, el hambre haciendo un agujero el estómago, ese resfriado que hace tiempo que no se va y los labios y las manos agrietadas y sucias. Era mejor pedir que arriesgarse a quedarse con el pan que la duraría al menos dos semanas para poder darle a su compañero canino. ¿Qué era la vida sino el dar? fuere una vida humana o animal. No pensaba dejar morir de hambre a su compañero. Al fin y al cabo era el único que no le miraba por encima del hombro, le saludaba todas las mañanas, se hacía a su sonrisa todos los días y se alegraba tuviera o no un buen día: Un amigo fiel. 

Al transcurrir las calles el gentío; se olvidaban de lo más importante, mirar el mundo que les rodeaba. Y si Gabriel miraba el mundo, podía ver cómo el mundo era un mundo frío, inávido, infeliz, lejos de ser la tierra que dejó cuando lo tenía todo. 

Aquella noche, estaba siendo dura. Ahora las calles estaban vacías y solo se sabía que no podía resguardarse de la lluvia y  de un virus que todos alegaban era peligroso. Pero qué iba hacer él confinado a las mugrientas calles, en cuarentena en una calle solitaria para el resto de sus días, sin un céntimo. Pues la gente ya no salía a la calle y ya no juntaba los euros para una barra de pan. Estaban siendo unas semanas muy duras. Más que otras. 

Un vecino de la localidad, debió llamar a la policía porque aquellos maderos aparecieron enfurecidos. Era inútil resistirse, además ¿qué había de malo en Gabriel? se colocó boca abajo en el suelo con las manos hacia atrás, consciente de que su destino estaba echado. No contentos con ello, los policías, descargaron su rabia contenida contra Gabriel. Gabriel, no se defendió, sabía que no tenía las de ganar, pero ¿qué le quedaba ya en esta vida? encajó los golpes a sabiendas de los moretones. Las grietas, ahora llenas de sangre, porque a alguien le pareció que no debía estar ahí aquella noche. 

©️El Rincón de Keren

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6 comentarios

  1. Cuando vuelvo de trabajar por la noche, acostumbraba a ver un vagabundo que reunía sus pocas cosas en una mochila para dormir sobre cartones en el portal de un local cerrado hace tiempo. Al leer tu relato no he podido evitar acordarme otra vez de él y preguntarme que le habrá ocurrido, pues no le veo desde... ¡Vaya!, desde que empezó el confinamiento. Espero que esté bien. Pero mientras tanto, ¿cuantas personas que viven en la calle y dependen de la caridad ajena para poder sobrevivir se estarán viendo en una situación aún peor en estos días? Gran relato que invita a la reflexión sobre lo que no tienen tanta suerte. Brillante. Ánimo y éxito.

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    1. Hola , Toni!
      Es desgarrador ver una persona en la calle que no puede otra cosa, que vivir de la caridad. No hace mucho, vi que hacían centros para este confinamiento para un número bastante reducido para aquellas personas en situación de amparo y que están en la calle, no teniendo recursos para poder protegerse. Pero, lo peor, es que cuando el confinamiento se acabe, la mayoría volverá a las calles, al frio o el calor y sobre todo, sin un plato de comida. Es tan solo una de las muchas atrocidades que vemos por la calle. Porque luego están los drogadictos y etc.

      En mi caso, estuve viviendo un tiempo en andalucia, y siempre le daba a una mujer unas monedas al salir del super, hasta que mi expareja se enfadó conmigo porque aquella mujer en realidad tenía una pensión y aun con esas estaba en la calle pidiendo dinero. Y otra con la que conicidí en una calle muy concurrida que con lo guapa que era, tenía toda la pinta de ser drogadicta.

      El mundo está por los suelos. Esto es tan solo una pequeña parte de lo que la gran mayoría puede gozar y de los que no.

      Me alegra que te haya gustado el relato.
      Saludos!!

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  2. Desolador! Te mantiene hasta el final. No es una historia banal, es un relato sobre una realidad de esas que preferimos no mirar, fingir que no esta allí. Y a todas estas donde están confinados los llamados sin techo? "Las grietas, ahora llenas de sangre..." Gran frase🐾

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    1. Hola, Rosa!
      Exacto, es algo que nos sucede más de lo que parece, mirar hacia otro lado, sin prestar atención al alrededor.

      Me alegra que te haya gustado.

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  3. Un buen relato Keren y muy apegado a una realidad social que solo ha hecho comenzar. Si como indican los primeros indicadores económicos presentados vamos a una crisis sin precedentes las personas sin hogar se van a multiplicar de manera exponencial. Solo una renta básica puede evitar esta tragedia.

    Un gran saludo.

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    1. Exacto, Miguel.
      Y me pregunto qué ocurrirá con todas esas familias que no pueden conseguir esa renta. Las familias con pocos recursos, sin olvidarnos de la gente que no tiene hogar.

      Vamos cuesta abajo pero sin frenos. A ver contra qué nos estampamos. Porque de realidad, tenemos un rato.

      Un saludo!!

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