¡Hola; mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!
Recordemos, reflexionemos y sobre todo, no olvidemos los días que hemos pasado
os dejo con esta reflexión y divagación (O al menos yo lo veo así) en la que he añorado y estoy segura que otros tantos, también lo han hecho.
¡FELIZ LECTURA!
“Añoro el cálido sol con el que me rociaba el cuerpo, las
largas noches en la calle con la mirada de los amigos con unos cubatas, a los
amigos que iban y venían, a la gente que pasaba por mi lado luciendo sus mejores
galas, las noches de fiesta en las que bailar se hacía uno de los placeres más
placenteros. Acudir al cine para comer las porquerías varias y disfrutar de una
noche tranquila. Ahora parece que el tiempo se ha detenido durante unos meses.
Ahora que todo parece que vuelve a una “normalidad” que todos conocemos cómo nuestros
días, pareciera que el tiempo es más exprimible, pareciera que todo por lo que
hemos pasado, ha quedado atrás pero las autoridades son tajantes: hay que
procurar ese distanciamiento, hay que llevar mascarilla y todos debemos acatar
la prudencia a la hora de salir.”
Esto de las fases, parece que es un chiste, pero la realidad
es que aún hay infectados, aun hay riesgo y la gente solo quiere libertad para salir cuando esto todavía no ha pasado.
Añoro esos momentos en los que el reloj no era un marcador
de las salidas a las horas permitidas y pensándolo bien, tampoco salía tanto;
porque salir era para ir al cine, a conciertos, tomar café acompañada de mi
libreta y degustar los paseos por la naturaleza que me recargaban hasta lo
insaciable. Vale, no eran muchas cosas, pero está claro, que me daban la vida aunque
no fuera a menudo. Y los amigos… esos que tiene la gente, no los he visto en
mucho tiempo. Me siento secuestrada en una ciudad en la que me parieron y aun
hoy, me siento una extraña donde mi felicidad es desde la solitud y me he
acostumbrado a estar sola.
Me cuesta ceder mi soledad. Ahora comprendo que con esta reclusión,
necesito relacionarme. Pero claro está, también, que quien nunca se ha relacionado, no lo
va hacer nunca a menos que ponga de su parte, y mi empecinamiento en estar sola
para recuperarme de los demonios ha hecho el hábito de no querer dejar entrar a
nadie solo para con la familia y, a veces, pueden pasar meses sin que sepa nada
de nadie. Me he visto llamando a mi prima, deseándole las buenas noches a mis
primos, echando de menos abrazar a mi hermano y mi madre. Saludando desde la
distancia a mi hermano pequeño.
Añoro las tardes en las que el enano me picaba a la puerta y
me preguntaba si quería hacerle compañía mientras él jugaba a la consola. Y me
doy cuenta que aquellos años ya pasaron. Los añoro tanto … me seguía a todas
partes y ahora… no hay rastro de aquel niño que admiraba a su hermana. ¿El me
añora?
El café amargo, resuena en mi mente mientras escribo a la
libertad condicionada, donde ahora somos “Un poco más libres” para vernos, para
quedar unos momentos en casa. La risa y la alegría que se rezuma en el ambiente,
emanan la calma que tanto tiempo atrás había sido imposible con tanto noticiario
argumentando el cómo proceder con este bicho. No se va, no nos deja y aun queda mucho.
Aunque pienso que los días son para disfrutarlos, aun no me
he atrevido a echar fotografías mientras paseo con la perrita de mi enano, que
al decir verdad, me saca cómo dos cabezas ¿Quién es la enana?
No echo de menos estos paseos que como agua de manantial, me
accionan, me revitalizan y me sacan la mejor de las sonrisas colmado clamor de
aprovechar estos días de luz. Los vivo intensamente y los deseo cada noche, borracha
de las caminatas que me han llevado a no querer seguir caminando sola, pero
arriesgarse a dejar entrar a alguien es no solamente arriesgado, sino que
corres con la carga de que todo salga mal. Lo intenté y no salió bien y ahora
miro un poco más hondo en el alma, ¿Qué es lo que quiero? ¿Cuánto vale la vida
si no se arriesga? ¿Vale la pena quedarse con las ganas?
Me llena de plenitud saber que , aunque me han vencido los sentimientos,
sigo aquí, no me he muerto. Como sigo viva, soy, y ya era; es sólo que el
pensamiento nos engaña con los pensamientos de que "esto" va estar aquí toda la
vida.
Nos tenemos los unos a los otros, estamos alerta con el brote,
podemos cuidarnos, nos añoraremos mucho en según qué ocasiones pero estoy
segura que esto, no es que no haga más fuertes sino que pondremos en valor lo
que es realmente importante para nosotros. Y puede que algunos lo entendamos y
otros… otros, simplemente nunca van a cambiar.
©️El Rincón de Keren
Creo que lo que de verdad estamos añorando es la libertad que en nombre de la pandemia nos han sacado, aunque como tu lo has dicho yo tampoco salía demasiado antes y valoro mucho los momentos de soledad, molesta que nos digan que no podemos salir de noche, se entiende que es por una buena razón, el virus existe y tenemos que cuidarnos, pero se añora mucho esa libertad, saludos!!!
ResponderEliminar¡¡Hola eli, Bievenida de nuevo!! exacto, parecemos niños pequeños a los que nos han privado de nuestra libertad total. claro, no es lo mismo saber que puedes salir a cualquiera hora, cuando quieras, sin restricciones que salir a horas puntuales y con un tiempo determinado. Y es eso, hay que ser consciente de que el virus existe, aun esta en las diferentes ciudades y por supuesto, debemos tenerlo presente.
EliminarSaludos!! Gracias por dedicar unos minutos a mi blog.
¡Hey!
ResponderEliminarHay varios factores que se mezclan en tu reflexión. Uno y en el que quiero hablar es que no estamos en una zona sociable. O al menos es muy común que mientras otros territorios del centro o del sur para las aficiones es fácil crear grupos y conectar, aquí cuesta horrores. Incluso se fomenta mucho la filosofía de grupo cerrado y entrar cuando se es nuevo... cuesta horrores. No hablemos ya si encima se mezcla la timidez.
O al menos, el aislamiento a familia y que quedar frecuentemente con amigos es sinónimo de ver un unicornio ^^u
¡Un abrazo!
¡¡Hola Vanessa!!
EliminarMe parece que tener timidez es un factor al que se le teme mucho, siempre digo que los tímidos son personas sociables a las que no se les da la posibilidad de poder mostrarse tal y cómo son. La paciencia y la calma hay que tenerla con ellos y ellas. Es difícil decir que por que se sea timido se pueda tener un grupo de amistad más reducido porque perferctamente puedes tener muchos amigos y no poder confesarte con nadie. (No son amigos reales)
La filosofia de quedar en grupo en esto días, me parece sacado de una peli de terror, pues aun queda por aclarar que el bicho sigue ahí, parece que apelamos a la libertad antes que a la seguridad: SEGUIR VIVOS.
Y SUENA FUERTE, pero no sabes si tus amigos o conocidos son personas de riesgo o no. Pero infunde la desconfianza total. Pero ... ¿Qué remedio?
Gracias por pasarte, precicosa!!
Buenas! Interesante tu reflexión, me siento muy identificado con varias de las cosas que mencionas. Por momentos, con tantas restricciones, se hace difícil imaginar que debemos perder un poco de libertad por un bien común, el de superar esta etapa de la humanidad. Y quizás todo esto sirva de algo, sino para cambiar, al menos para poner el foco en lo verdaderamente importante para cada uno, eso que nos hace sentir bien y que a veces relegamos bajo el peso de la rutina.
ResponderEliminarLa soledad es un lugar muy agradable para muchos de nosotros, pero también se debe tener en cuenta que hay todo un universo maravilloso cuando se es capaz de superar los obstáculos y abrirse a los demás.
Un saludo!
¡Hola Edgar!
EliminarLas restricciones nos llevan a pensar en uno mismo. O por lo menos, así lo veo. Por eso hay que pensar en el bien común, recordando que si nos protegemos nosotros también lo hacemos con los demás.
Estar solo es bueno, sí, y entiendo lo que me quieres decir, pero supongo que es una parte que aun no quiero compartir por el momento, además tampoco se ha dado el caso en que haya conocido gente nueva. Todo llega. No cierro puertas.
Gracias por pasarte por el blog y dedicarme unos minutos.
Saludos!!
"Ahora comprendo que con esta reclusión, necesito relacionarme." Hablar de añoranza, la soledad, la libertad, amo como desarrollas los conceptos, tan vividamente.
ResponderEliminar¡Hola Matías!
EliminarSi con esto ayudo a reflexionar, yo, tan contenta. Me alegra mucho que te haya gustado.
¡Abrazos!
Karen, nunca he sido el más optimista, pero siempre hay buenas razones para no desmayar. Feliz domingo.
ResponderEliminar¡Hola Miguel! Bienvenido, estoy de acuerdo contigo. Así sea poco, el día puede comenzar muy bien y aparecer algo malo. ¿Cómo te lo tomarías? Puede que todo tu foco sea esa "mala cosa" pero hay que aferrarse a eso que nos hace bien. Aunque sea por no darle la razón a lo malo. Y porque todos nos merecemos, esas buenas cosas. Nadie está feliz 24 horas pero de esas horas, procura irte a dormir con lo bueno.
ResponderEliminarMe alegra que hayas decidido entrar a mi blog. Te agradezco que te hayas animado a comentar y espero verte por aquí pronto.
Abrazos!!