DOS PALABRAS - Junio 2020: Tira y afloja: Divorcio

¡Hola, mis seguidores; lectores habituales y nuevos lectores!


 Muchos sabéis que una vez al mes hago este reto.
Para los más nuevos y lo habituales, 
os dejo las palabras de este mes y vamos a darle rienda suelta a la imaginación. 

Para saber cuales son las palabras, visiona el vídeo. 




Alberto, había conseguido trabajo después de seis largos meses. Pensaba dar todo de sí. Haría un buen trabajo a pesar de que, no lo entusiasmaba demasiado. Su licenciatura era de letras y se había visto avocado a trabajar de lo que fuera para poder pagar las facturas mientras sus demás compañeros al acabar la carrera estaban ya colocados. "Puede que sea la crisis" "Puede que no tenga suficientes estudios" "Puede que no sea suficiente" se decía una y otra vez mientras se miraba al espejo su tez blanca y los ojos grisáceos tal y cómo lo hacía todas las mañanas aporreando todas las puertas de los polígonos para trabajar de carretillero debido a que "Su currículo es impresionante pero no encaja con lo que estamos buscando" "Estamos buscando otro tipo de personal" "Con el currículo que tiene no le será difícil encontrar otro lugar donde encajar mejor". Se repetía que tenía que encontrar trabajo antes de que, la casera le echara después de haber estado casi suplicando cerca de un mes alegando que era muy limpio, que no causaba follones y que en casa solo estaría el; no muy convencida al haber descubierto que era que en su anterior casa hubo problemas, le propuso unos meses de prueba para ver si cumplía con los pagos y cumplió, pero los caseros solo buscan dinero y un motivo por el que echarte; y aquella situación en la que ni trabajo ni dinero, desesperó a Alberto hasta tener que pedir dinero prestado, no asumir la perdida de su ex pareja y de su antiguo trabajo cómo profesor de literatura. 


Por fin tendría ingresos, por fin podría pagar a la casera y por fin podría acabar sus cursos; seguir formándose mientras trabajaba de cajero en un supermercado que le quedaba a dos horas del pueblo donde vivía y a tropecientas paradas de metro ida y vuelta. Hecho que no le importó porque lo importante era poder seguir adelante. Un trabajo digno, lo merece cualquiera, pero pronto los sucesos de la vida, le enseñarían que no es solamente eso lo que da aire a la cotidianidad. 


Cuando Rebeca le dijo que quería divorciarse, y el no quiso; Cuando ella, le llamaba aun estando separados, y el le respondía; Cuando a pesar de que él seguía enamorado de ella, ella le hacía creer que podía arreglarse, o eso creía; el se enfureció mucho. De hecho, aún no había firmado los papeles del divorcio: No se hacía a la idea de que ella ya no le quisiera, no sintiera nada por él. La odió en secreto, y aunque sabía que el fin llegaría, el seguía creyendo que tenía la oportunidad de volver con ella, porque Alberto, si a algo sabía jugar, era a esquivar todo lo que ella le iba proponiendo: 

- ¿Has hablado con la abogada?

- Te he dicho que la llamaré cuando tenga un momento; estoy muy liado... -Dijo elevando la voz con cierto airado mientras le observaban los compañeros en el descanso. 

- Siempre me dices lo mismo. Haz el favor de llamar por teléfono, por favor te lo pido - Imploró 

- No tengo ganas de discutir- Dijo mientras colgaba acto seguido colgó el teléfono móvil él



Otro día en el trabajo. Alberto había comenzado a tener fuertes jaquecas, cierta pérdida de apetito y había perdido peso desde que cada tres días, Rebeca le llamaba para saber cualquier tema sobre el divorcio. Así, ya llevaban nueve meses y el estaba decidido a no ceder. Lo que el no sabía era que, si Alberto tenía jaquecas, Rebeca había sido ingresada por un ataque de ansiedad, había sufrido una fuerte depresión por la desesperación en no encontrar por fin el desenlace que por fin ella quería: Desaparecer de la vida de Alberto: 

- Rebeca... Yo... Todavía quiero seguir contigo. Quiero que sigamos siendo marido y mujer. La verdad es que echo de menos nuestros piques, nuestras bromas ... te echo de menos ... Estaría dispuesto hacer cualquier cosa por que volvamos hasta viajar a Barcelona para que hablemos de lo nuestro ... - Se confesó 

- Yo también echo de menos nuestros buenos ratos pero mucho tendría que cambiar las cosas para que tú y yo, volviéramos a estar juntos... Alberto, lo pasé muy mal... - Explica mientras una lagrima que no puede ver, moja la pantalla del móvil y se le quiebra la voz 

- He cambiado, tengo mi casa, y podemos vivir juntos... 


Joshua Cliffort

Pero Rebeca niega con la cabeza aunque Alberto no puede verle y añade:

 
- Me hacías el amor mientras dormía sin tener dominio de mis actos y sin darme cuenta de nada. Todos los días llegabas enfadado del trabajo - Cuando encontrabas alguno- Que no te duraban nada los trabajos. Nueve años tuve que ser yo la fuerte de esos  catorce años que estuvimos juntos, hacía todo lo posible por aparentar alegría mientras el dolor me consumía. Solo el cielo sabe cuanto intenté animarte en tus luchas con el trabajo y de esos jefes que nunca pagaban. Tenía que sufrir empujones cada vez que te decía de irme a ver a mi familia en un estallido de una discusión: Mi estado MENTAL y el tuyo  no estuvo al cien por cien por culpa de tus enfados y tus malas maneras porque yo siempre intentaba que todo fuera bien, hasta que intentaste ponerme una mano encima ... Lloraba todas las noches, y en mi ira y mi miedo, no me callaba y si me empujabas, yo te empujaba... Fue una época muy dura para mi, de otras tantas cosas que sufrí ... yo... no quiero volver... Lo pasé muy mal, Alberto. 

- Bueno, pues ya está. Yo también lo pasé mal no solo tú ¿Sabes? te veía mal y no sabía que hacer ... - Se apresuró a decir pero acto seguido Alberto colgó el teléfono


Otro día más en el trabajo, parece que ya llega fin de mes y por fin verá la nomina en su cartilla ,pero esa misma tarde, cuando se dirige al cajero más próximo a su calle, averigua que no ha cobrado. Llama de inmediato al jefe y le pregunta qué ocurre. Un retraso en los pagos de todos los trabajadores, pero siendo así, que todos están sin cobrar, no se molesta en corroborarlo y se despide con la promesa de que cobrarán a final de esa misma semana. Está un poco mosca y la abogada de Alberto, mismamente le llama por teléfono ese día: No le coge la llamada. 

Dos semanas pasan y la abogada de Alberto no consigue dar con él por que no coge el teléfono. Lo que ocurre es que, Alberto, en vez de contar su situación ha decidido esconderse, pero desde la llamada de Rebeca, sigue teniendo esperanza en que tal vez vuelvan juntos. ¿Sería posible?: 

- Me ha dicho mi abogada que la tuya no logra localizarte... ¿Porqué no coges el teléfono?- Alberto sonríe al otro lado del auricular y piensa que de ese modo, ella siempre la llamará. 

- No estoy de humor, hablamos en otro momento... Adiós. -Cuelga el teléfono el hombre que un día dijo sí quiero a Rebeca y ella, siente por primera vez que esto de divorciarse es más duro que haber tenido los santos ovarios de salir de aquella maraña de miedos y de discusiones 

Rebeca piensa ahora que nunca debió casarse. La habían advertido, la habían aconsejado pero, ella nunca hizo caso. Ahora lo ve tan claro y se siente tan decepcionada con el mundo que le rodeaba en aquellas tierras, que siente que su vida está perdida. Piensa en volver con él, al otro en hablar con el tranquilamente y al otro llora de rabia porque lo que en realidad quiere, es por fin deshacerse de la posesión que el le tiene: Esa noche, cómo otras tantas, no duerme. Las ojeras que dibujan sus ojos, forman la carretera que un día decidió dejar atrás sin embargo, ir de amiga parecía que le había traído mal presagio. Mientras se toma otro café a las cuatro de la mañana y suena Malú en su ordenador, piensa que , tal vez, puedan pasar más años del que espera para por fin ... Ser libre. 

Alberto acude otro día al trabajo y el volumen de trabajo, es tan excesivo que llega reventado y lo único que quiere es comerse algo rápido e irse a dormir lo antes posible. Esa semana por fin cobraría y pagaría las facturas. Pero el dinero no llega y la desesperación sí, la vergüenza si es que la tuvo, la deja para no coger el teléfono a la letrada mientras Rebeca aporrea el teléfono una y otras tantas veces, para hablar, para confesarse y otro día para pedirle por favor que firme el dichoso divorcio pero este vuelve a alegar que llamaría a la abogada de Rebeca y la letrada, nunca recibe esa llamada: 

- ¿Qué te he echo para que me trataras así? ¿Yo solo quiero acabar bien? 

- Es que yo no quiero que acabemos. Te quiero. 

- Vamos a ver, si me dijiste que estabas con otra persona. ¿A santo de qué viene esto?

- Porque yo a la que quiero es a ti. Tonta. 

- No me llames tonta. 

- Te lo digo cariñosamente... Si nos esforzamos por estar bien, podemos superarlo. Estoy dispuesto a ir a terapia ... yo... -Pero irrumpe Rebeca 

- Me pasé muchos años pidiéndote que fuéramos hacer terapia y ahora me vienes con esas... hice todo lo que estuvo en mi mano para que funcionara. No quiero, no. Es demasiado tarde. Y no solo eso, sino que además nunca quisiste que lo nuestro funcionara, creo que no me amabas. Lo tenías muy fácil. No tenías que currártelo. Me daba vergüenza que todo lo que traías para comer fuera fiado y que luego me rindieran cuentas a mi. Que todo estuviera a mi nombre mientras luego yo tenía que pagar tus caprichos. Después de haber creado tantas deudas, yo me veía incapaz de sobrellevar ,si quiera ,un años más de casados. No es justo lo que he tenido que pasar. Pero lo peor no es que no pusieras de tu parte sino el poco interés que ponías en la relación, buscando consuelo en otras mujeres para- Según alegabas- Te subieran el ego y el ánimo. ¿A caso no era suficiente yo? 

El silencio se hace eterno y Alberto, se enfada y cuelga el teléfono con un "Pues ya está" 


Tras varios meses intentando que se divorciaran, Alberto viaja a Barcelona. Ha cogido todo lo necesario. Pero estaba dispuesto a hacerle pagar que ella no quisiera saber nada de él. También la quería por otro lado, tan pronto cómo se apoderaba el amor y el cariño; su ira acrecentaba y su mal carácter también. 

Tras catorce horas de viaje, Alberto queda con la chica que estaba conociendo, descansan y hacen el amor mientras su pensamiento va hacia su exmujer, de hecho, ha gritado varias veces su nombre mientras llegaba al orgasmo. Esa misma noche , Alberto tenía pensado acercarse por le barrio de a la que le robó el corazón hacía muchos años y la razón. Sus ojos centelleaban al ver las calles por las que había paseado con ella, un sentimiento ahogado le impedía picar al timbre, hasta que se armó de valor y desde el telefonillo le indicó quien era y ésta respondió: 

- ¡Vete! No quiero saber nada de ti. 


Republica

Alberto lo tuvo claro, ¿Cómo podía hacerle esto después de haberse echado catorce horas de viaje para verla, para estar con ella? Ella era su amada. Y lo iba a pagar: Sacó de la bolsa que llevaba una PALANCA, y con mucho cuidado, abrió el coche de Rebeca, hizo un puente y se fue de vuelta a su tierra. No tenía carnet pero, había aprendido de pequeño mientras ayudaba a su padre en la obra. 

Ha pasado un año y Rebeca ya no está: Aquella mujer de tez canela ojos marrones, labios carnosos, con carácter, que no se callaba nada, pero que al mismo tiempo era la jovialidad de la casa; la que le daba consejos y le apoyaba, la que siempre veía - Cuando su enfermedad se lo permitía- mostrar el positivismo  y lucha tras años de rechazo en su tierra; la que lo había dejado todo para estar con él, ella, que no miró atrás al decidir ir con él o irse a vivir con el hombre que la había enamorado hasta las trancas. Ella, que se desesperó tanto que no pudo soportar la presión de no poder divorciarse de la manera más amistosa y calmada: Una noche llorando, cogió su mp4 y se lanzó al vacío, acabando con el toma y daca y los esquivos y maquiabélicos deseos de Alberto de retenerla a cualquier precio: Ella ya nunca más estaría. 

©️El Rincón de Keren 

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6 comentarios

  1. Hola, Keren.

    Dos palabras que han dado para un relato extenso, lleno de interés y que refleja de manera muy gráfica como puede ser de tormentosa el final de alguna relación. Hay personas que toman como propiedad a otras y es un ciclo infernal que se sigue repitiendo.

    Abrazos y buena semana!

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    1. ¡Hola, Miguel!
      Puede llegar a ser un suplicio, por lo que se perdona y por lo que se tolera. No hay que aguantar. No lo harías con un amigo, pues con una pareja, menos. Puede ser un paso muy difícil para el fin de una relación. Precisamente, la relación en ese proceso de divorcio, son los más delicados mucho más que el decidir salir de allí. De ese mundo infernal.

      Ha sido extenso, supongo que nadie lo leerá. Cada uno va a lo suyo.

      Gracias por pasarte por este humilde blog.

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  2. ¡Hey Keren!
    Como prometí, paso para comentar. Solo que al final como lo he leído en el ordenador... el comentario lo dejo en el blog y no en Bloguers ;-)

    Un relato muy intenso y duro. El tema la verdad que es potente y al tener elementos como la dificultad de encontrar trabajo, creo que es fácil verse reflejado en alguno de los puntos. La redacción está muy bien y engancha hasta el final.

    ¡Un abrazo!

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    1. ¡Hola, Vanessa!
      Me alegra que te haya gustado, la idea era verse en el interior del relato, sobre todo porque, estas situaciones son una total agresión a la persona. No es solo el trabajo, es la comodidad, la desfachatez de algunas personas a la hora de tratar, si confias y depositas todas tus esperanzas en ella o él.

      Espero que no se callen, que no aguanten y que sigan su corazón y su valor.

      Gracias por pasarte por el blog.¡ Abrazos!

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  3. Hola, Keren. Con todos tus escritos logras hacernos reflexionar y con todos nos mantienes enganchaditos. Ya sabes que me gusta visitarte para ver tus nuevos trabajos y siempre me sorprendes. Yo que escribo por encargo admiro tu creatividad y admiro como nos dejas siempre con ganas de unirnos a tus reivindicaciones a través de tus escritos.

    Besos.

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  4. ¡Hola, Carmen! Creo que sí, la gran mayoría de mis textos son reivindicativos, algunos más sensibles que otros. Y que bien que te gusten mis trabajos, me alegra que te haya gustado. Trabajar por encargo, no tiene que ser tarea fácil. Espero que pases buena noche. ¡felices letras!

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