RelAfro-Foto "Alma Negra" : Literatura y fotografía ( II )

¡Hola, mis  seguidores; lectores habituales y nuevos lectores!



Seguimos otro día más con la colaboración entre Mel y yo en este hablo de algo un poco más cercano. Siempre desde el punto de vista de una africana o afrodescendiente. 







Después de nueve horas de vuelo, más otras escaladas más. Había llegado a Barcelona, a la edad de ocho años. La alegría era expectante: ¿Qué se encontraría allí? ¿Serían todos cómo ella esperaba? En todo caso, el vuelo no le daría demasiado tiempo para seguir preguntándose más cosas, de hecho, el viaje le había dejado tan exhausta, que no tuvo tiempo de examinar su alrededor hasta pasados tres días. 

Cuando el cansancio quedó aplacado y controlado, su madre le recibió con la alegría que solo una madre podía: Con cariño. Había soñado muchas veces con este momento: El momento en el que su hija por fin podía ir dónde ella estuviera, con ella en España, para tener una vida mejor, un porvenir mejor y brindarle todo el amor que se había reservado todos estos años en cada lágrima que sollozaba al pensar en que la tenía lejos. Al fin estaban juntas gracias a su marido y no iba a dejar escapar ni un minuto más. 

Al encontrarse en las calles de aquel pueblo, ella saludaba a todos en la calle. Era un acto que solo ellos comprendían. La africana, saluda y recibe así cómo en su tierra al vecino, al amigo, a los lugareños. Y ella que aun contaba con sus ocho años y su corta vida, aun le quedaban restos de aquella vida en la que en la aldea, todos se saludaban al pasar la calle, al salir a comprar, al ir al colegio. Saludaba a toda la gente que veía por la calle y ella, su madre, no le decía nada. No dijo nada hasta pasados unos días. Pero lo cierto es que algo en su interior se removía cada  vez que saludaba tan animadamente a los lugareños que lejos de mirarle con cariño, pareciera que el desdén había calado en sus facciones: 

- ¿Entonces porqué me miran así, Mae? 

- Los españoles no están acostumbrados a ver negros en España, así que, deja de saludar a la gente. 

Artista: Melina Bolopa
Maquillaje: Labios coloraos
Modelo: Seye 


Desde ese momento Mansa, decidió ser más selectiva con las personas a quien saludaba y fue un proceso por el que tuvo que hacer un esfuerzo grandioso por no sentirse mal. Porque con la edad que tenía  tenía ganas de relacionarse, de jugar, de hablar con libertad. Pero los años en aquel pueblo barcelonés, le habían demostrado que no era la bienvenida, sino la forastera. 

En aquel año comenzó el curso en el 2000 donde los compañeros ya hacían gala de las diferencias entre niños y ya se sabe que los niños suelen ser crueles. A Mansa le gustaba el fútbol, y durante mucho tiempo ansiaba jugar con ellos, con todos los niños y niñas, tanto o más pero siempre le ponían de portera; ansiaba jugar en el terreno cómo los demás niños: 

- ¿Porqué me ponéis en portería siempre?

- ¡Mira! Tú eres portero porque eres negra y punto. 

- ¿Por qué si yo si yo soy buena también en el campo, eso qué tiene que ver? 

- Eres una negra de mierda, ¡cállate!

Un corrillo se formó para abuchearle, mientras el corazón se hacía cada vez más pequeño, y su ánimo iba decayendo en picado. Pensó en decirles algo más pero fue tal la bandada de niños y niñas que se pusieron en contra de ella, que decidió simplemente callar, no entrar en conflicto. "Seguro que las cosas mejorarían con el tiempo"... Se decía repetidas veces. 



El tiempo pasó rápido para Mansa, pero lo cierto era que ahora comenzaba el Instituto con otros aires y una cara renovada. Comenzaban a verse cada vez más extranjeros en el pueblo y eso propició una mejor aceptación por parte de algunos, y Mansa comenzó hacer amistades diversas.

 Ahora en su clase había latinoamericanos, rumanos, Chinos , gitanos, marroquíes y la balanza parecía haberse posicionado sobre el techo de la aceptación. No dejaba de ser un silencio enmascarado en el que los recuerdos hacían mella en su joven cuerpo. Pero se consolaba a ella misma recordando lo bueno de las personas, sobre todo cuando vio a un compañero de la EGB marginado por el grupo de estudio. Mansa era muy observadora y se dio cuenta de que le miraba; de que quería hablar con ella. Él se acercó y le saludó cómo si nada hubiera sido de aquellos abucheos en el colegio. Decidió actuar con pasotísmo y seguirle la beta. Pero no le recibió en seguida. Primero simplemente le saludaba por los pasillos, otras intercambiaban palabras escuetas sobre el tiempo y un seco "¿Cómo estás?": Mansa, tanteaba el terreno. 
El chico acabó por saludarle todos los días, pararse a hablar con ella todos los días, sentarse con ella en el descanso, hasta que comenzaron hacerse inseparables. Fue cuando comprendió que la vergüenza le podía más al arrastrar los pies cada vez que le veía o agachaba la cabeza cada vez que se hacía algún comentario respecto a su tez. Halló la clave: Perdonar interiormente para sanar, aunque sabía de sobras que aquel chico, nunca se dignaría a pedirle perdón por el infierno que pasó en la infancia. 

Y es que el Africano, recibe con los brazos abiertos, recoge y siembra; aprende y aprenden de ellos. 
Artista: Melina Bolopa
Maquillaje: Labios Coloraos
Modelo: Ingrid


La llamada a la reflexión acude cuando releo estas lineas tan reales cómo ciertas. ¿Queréis saber de donde han salido cosechadas estas historias? Sigue el siguiente  post que será el viernes en colaboración con Melina Bolopa. ¿No os parecen unas fotografías magníficas?

Si te perdiste el del lunes te dejo=> AQUÍ

GRACIAS POR LEER 
GRACIAS POR DEDICARME TU TIEMPO 



©️El Rincón de Keren 

Comentarios

  1. Hola, Keren.

    Por empezar por el final te diré que las fotografías me parecen preciosas. Respecto al texto nos da una referencia muy buena de los roles aceptación/no aceptación de las personas que vienen de otros países. En cualquier caso, un colegio o un instituto es un microcosmos muy especial. Diría incluso, que en el acoso o marginación de algunos alumnos, es peor que una prisión. Los daños morales que se producen allí -en los casos de acoso escolar- tardan años en cicatrizar.

    Saludos y buen día!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Miguel,
      vemos cómo desde bien pequeños las distinciones en casa se hacen presentes. Me hace acordarme del vídeo del niño que le dice a la niña negra "Me vas a manchar de negro" y es cierto, tardan mucho en cicatrizar sobre todo cuando se es desde pequeños. Es de menester criar a los niños en la igualdad, de valores y no de color, sí somos diferentes a la tez, pero opino que somos más que un rasgo de nuestra propia naturaleza.

      Son maravillosas las fotografías de Mel. Gracias por pasarte y sigo recordando que la experiencia es mejor desde el ordenador.

      Saludos y buen día.

      Eliminar
  2. De nuevo un muy buen relato. A nosotros también nos pasa,que nos saludamos entre los africanos por la calle o en discotecas,y demás locales. Aunque cierto es que en un sitio donde hay muchos africanos como en algunas ciudades,eso ya no está muy bien visto saludar sin conocer a la persona,y no sabemos el porqué pasa esto. Sería un buen tema de debate,por si a alguien le pasa lo mismo con esto de los saludos,si lo hace y porqué no lo hace.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola,
      Desde que tengo uso de razón y aun hoy, me saludan; pero si que es verdad que sería interesante debatirlo.
      Me alegra ver que os veis reflejados en los relatos.

      Y sobre todo que os haya gustado.

      Un saludo y hasta el viernes!!

      Eliminar

Publicar un comentario

Siéntete libre de comentar