¡Hola, mis seguidores; lectores habituales y nuevos lectores!
Quiero abrazarte, acariciarte el cabello con cafuné. Desde
que estuve en Inglaterra, enviado por mis padres a regañadientes, no he dejado
de pensar en ti: de pensar en tu olor, en tu cara, tus labios, tus ojos, tu
cuerpo redondo y perfecto. Esa risa que me hace que me hace enloquecer … daría
lo que fuera por oír una vez más tu risa, tus ocurrencias, tu manera de
apaciguar mi carácter tan hiperactivo. ¿Sabes? Nunca fui romántico, nunca fui
la persona más amorosa por así decirlo, ni la más amigable. Y ahora me doy
cuenta que mi carácter era un tanto huraño; me apartaba de la gente y no quería
saber nada del mundo exterior, pero fue ese día, en el que mientras yo leía un
libro te acercaste a mi, y me dijiste “Buen libro. Pero tendrás que leer otros
libros a parte de este, si quieres al menos una amiga” nunca supe lo que
quisiste decir con aquellas palabras mientras leía el Manual de magia negra.
Vivía absorto en mi mundo y tu me introdujiste en otro. En el de la amistad, el
compañerismo, la solidaridad… así fue cómo conocímos a Rubén y a Carlota.
¿Recuerdas? A veces me pregunto que fue de aquellos dos granujas que nunca se
les ocurría otra cosa que hacer trastadas en los cementerios, graffitear las
paredes, hablar sobre política, y soltar tacos. Pero como a todas las etapas, pasan. Aquello solamente fue una fase. ¿Recuerdas cuándo Rubén apareció con traje y
corbata para su primera entrevista, cuando antes vestía lo más punk de aquellos
tiempos que tanto recordamos? Carlota se reía de él, y nosotros dos también.
Pues había encontrado un puesto de trabajo para nada más y nada menos que una petrolífera
que cómo amante de la naturaleza, no le pegaba nada y Carlota siempre le decía
que era un vendido. Nos lo pasábamos tan bien metiéndonos los unos con los
otros… Recuerdo que yo antes vestía con ropa ancha y gorra y tu … siempre tan
refinada. No te pegaba nada estar con nosotros: tan dulce, tan bien peinada, con
tu uniforme de colegiala y con esa corbata que te hacían llevar; a decir verdad
aquellos atuendos escondían a la verdadera Rosa que yo conocía: descarada, mal
hablada, inconformista, luchadora, y con un cierto aire melancólico que nunca
supe cómo descifrar. Al poco de ingresar en la universidad, vestías con pantalones
todo el tiempo, con camisetas cortas y un escote que si te lo hubiera confesado
antes, no me hubiera atrevido, pero me inquietaba hasta tal punto de no saber cómo
actuar. Pronto llegaron tus reivindicaciones, tu cabello afro y tus lecciones
de vida. ¿Tan diferentes éramos? Yo soy blanco y tu negra. ¿Qué diferencias
habían? Para mi no las habían y es cierto que desde que comenzaste con el
activismo, sentía que había un gran muro que nos separaba y no lograba derribarse
ni con las palabras ni con las cenas que manteníamos.
Seguíamos quedando los cuatro y ya sabíamos que Carlota y Rubén
acabarían juntos pero ellos quisieron celebrarlo en aquel bar cutre al que
siempre íbamos. Pero tu parecías recelosa de su amor. ¿Es porque no te confesé
mi amor hacia ti? ¿Es porque era demasiado tímido? Por activa y por pasiva te decía
que tuvieras cuidado en lo que te metías. Aquello no era moco de pavo. Pero
tampoco quería cortar tus alas. Eras libre de hacer y deshacer todo cuanto quisieras
; es mas , creo que si no lo hubieras hecho, no se te reconocería como lo que
hoy conozco de ti a través de prensa.
Amargado como lo estoy aquí. Al decirles a mis padres que quería
irme contigo a Colorado, creo que mis padres enfurecieron. Pero ellos eran unos
racistas. Unos neandertales. Así cómo lo hubieras dicho tu pero con tu discurso
elaborado y tus apuntes sobre el racismo y la vida de los negros aquí y alrededor
del mundo.
Mis padres decidieron enviarme a un seminario a Inglaterra
porque creían que así me olvidaría de ti y todo lo relacionado con los negros, sin embargo, aquí las cosas no te creas que son muy distintas. No hay mujer negra que
no mire y me recuerde a ti, a tu poder, tu fuerza, tu ímpetu y tu valentía. Tu
sello de identidad ha quedado grabado en mi memoria y no hay momento en el que
no suspire por ti. Sí, Rosa, estoy perdidamente enamorado de ti y en cuanto
acabe el mes que me queda aquí viajaré a colorado para verte y que vivamos
juntos, pues quiero que seas mi mujer. ¿Qué me importará lo que digan esos
necios sobre nuestra relación? Solos. Tú y yo. El mundo me basta contigo. Sé
los trasiegos de la época, sé que nos mirarán mal, que no nos aplaudirán, ni
tan si quiera podremos entrar en algunos lugares juntos o puede que nos nieguen
la entrada. Pero Rosa, yo te he amado. Con tu mal genio, con tu dulzura para
esos momentos de calma, con tu rabia cuando había que tenerla, y sin dudarlo, por
ser tú misma. Por no dejarte llevar por otras corrientes que no fueran las que
tu deseabas. Te amo. Ese cabello rizado, esa piel azabache, ese cuerpo
voluptuoso, y esa forma de matar con una sola mirada y al mismo tiempo,
encontrar ternura en tus palabras. Solo yo, he visto esa parte de dulzura. Y quiero
que sigamos en esas dos partes te conforman. Por que eres tu entera con tus más y
con tus menos, como yo te quiero. ¿Podrás perdonarme que no te confesara mi
amor antes? ¿Podrás perdonar que me haya dejado llevar por las corrientes de
mis padres? Ya somos adultos, y creo que ya no hay pelos en la lengua.
Solamente, deseo convivir y hacer vida contigo. Quiero que seamos uno. Pero
además, quiero que seas parte de mi y yo de ti. Juntos luchar las adversidades
de lo que es nuestro: nuestro amor.
Quise mandarte tantas veces esta carta, que ahora que han
pasado cincuenta años, no sé ni tan siquiera si te acordaras de ese tonto que
se llamaba Eduardo. Algo tímido, con gafotas, camisa plisada, y con pantalones anchos. Siempre con un cigarrillo en la boca desde los veinte.
¿Podrás aceptar a este viejo arrugado, ahora que el tiempo
ya no es el que era, ahora que nuestro tiempo es para nosotros? ¿Será demasiado
tarde?
FIN.
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EN ESTA OCASIÓN EL RELATO QUE TE VAS A ENCONTRAR, ES ESTE...
TÍTULO: ETAPAS DE LA VIDA
" CLEO, es una chica negra que es envidiada por todos en su instituto y no se da cuenta de esa serendipia que la hace especial; sufre bullying pero su mundo se irá cambiando"
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¡ FELIZ INICIO DE SEMANA!
©El Rincón de Keren
Me ha encantado, Keren. Un pedazo de relato en forma de misiva convertido en una propia declaración de amor al amor. Nos dejas además una sabia moraleja. Siempre es mejor fiarnos de nuestros instintos que seguir las normas que otros nos tratan de imponer. Mas si cabe si esas normas se acercan al racismo, al sexismo o a la homofobia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz comienzo de semana.
Hola, Miguel!! Cierto, es algo difícil de ver cuando se es joven. A veces por "El qué dirán" o puede que por vergüenza. A veces hay que seguir el dictado de la intuición y el corazón. En todo caso, creo que guiarse por esas corrientes, (Las del racismo, el sexismo o la homofobia) creo que entorpecen a la sociedad y no las deja avanzar.
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo. Feliz inicio de semana.
Y después de escribir esta maravilla Keren ¿aún te planteas si sirves para escribir? Mir que te corro a gorrazos eh? Precioso de verdad. Qué bnita manera de escribir el tiempo y el amor
ResponderEliminarHola, que ay!! que me has echo reír. Pero la idea es mejorar. Hacerlo bien. Todo es mejorable. Me alegra que quieras darme gorrazos así aprendo ;) jeje!! Y me alegra que te guste este relato, surgió de una historia que leí en un libro. Amadas lecturas.
EliminarFeliz mitad de semana.