¡Hola, mis seguidores; lectores habituales y nuevos lectores!
Cinco años habían pasado desde la muerte de su madre. Se
había dicho a si misma, que no abriría el corazón a nadie nunca más. Lo cierto
era, que no lo hizo ya que vagabundeaba por las calles. Lo recordaba como si de
un gran secreto se tratara: sola, mojada por la lluvia invernal, buscando
refugio debajo de los balcones o en algún coche que se hubiera dejado la puerta
abierta. No tenía adonde ir. Hasta que por casualidad se encontró con Mary una
trabajadora social que la ayudó en sus estudios y le ayudó a sacarse el curso
cómo secretaria en una gestoría y encontrar un sitio en el que vivir. Mientras
tanto, había estado viviendo en casa de Mary a escondidas, ya que ella, le había
cogía especial cariño. Pero a Silvia no le hacía gracia estar bajo su techo., "demasiado había hecho ya la pobre" se decía.
Se intentaba decir a sí misma que todo iría bien. Con la
ayuda de terapeutas y psicólogos, el mindfulness y los estiramientos que le
habían enseñado para antes de levantarse, había ido gestionando a lo largo de
los años lo mejor que había sabido y habían podido para que no la metieran en
un centro de menores. A menudo le dice Mary que de no ser por lo apañada que
era, ¿Qué habría sido de ella?
Mary, era la madre que no había tenido desde la
adolescencia. Edad difícil que tuvo que afrontar Mary y que caviló todas las
maneras para aportar una buena relación. Y lo consiguieron como pudieron porque lo cierto es que la adolescencia es una edad difícil.
Las tardes se le hacen pesadas desde hace algún tiempo en el
trabajo, y ha empezado a notar cosas extrañas al volver del trabajo. Como una
sombra que se aproxima y luego se desvanece al mismo tiempo que ella se gira
para revisar quien ahí. Su primer pensamiento es que debe tener estrés, pero
cuando los meses se prolongan, comienza a pensar que la persiguen. ¿Cuál puede
ser el motivo?
Silvia cierra con llave todas noches y echa el pestillo de
la habitación también. Pero sigue sin estar dispuesta a compartir sus temores.
A decir verdad, cree que la tomarán por una demente y decide tomar analgésicos para
calmar la ansiedad. Su mundo se vuelve más placido y se duerme a pierna suelta
para una noche regeneradora. Sin embargo, aquella noche, el susto es mayor que los meses
anteriores, y decide no callar más. Conduce hasta casa de Mary para contárselo
todo. “Ella me creerá. Ella confía en mi. No pensará que estoy loca” se dice
una y otra vez.
Pero al llegar y picar a la puerta nadie abre. Así que saca
una copia de las llaves que la propia Mary le había cedido para emergencias y
al entrar en la cocina … Atisba una sombra y apostilla:
—
¿¡Quién hay ahí!? — pero quien quiera que sea se
ha ido y al doblar la puerta hacia la cocina … se encuentra a Mary en el suelo
en un charco de sangre. Silvia entra en pánico y ansiedad que pega un chillido
que obliga a la vecina de enfrente a picar al timbre del piso.
—
¿Ha ocurrido algo, niña? — dice la vecina
asustada
—
N-no … no se…
—
Déjame verte. — la vecina la inspecciona y
espeta — ¡Estás helada! Hay que llamar a una ambulancia… vamos dentro. ¿Dónde
está Mary? — pero Silvia está tan aterrada que no contesta y cuando la vecina
se acerca a la cocina y se encuentra con todo el panorama se echa las manos a
la boca y llama por teléfono en seguida a la ambulancia y a los municipales.
En media hora están todos allí y la vecina les explica lo
sucedido, mientras intentan hacerle confesar a Silvia sobre el presunto delito.
Pero el policía advierte:
—
La chica no ha sido. Está demasiado
conmocionada.
—
H- he sido yo… — dice en susurros
—
Llevadla a un psiquiatra y que avalúe su estado
mental.
—
De acuerdo jefe
Silvia se encuentra en la sala del psiquiátrico cuando este
le pregunta:
—
Reconstruyamos los hechos: ¿Qué ha ocurrido?
Silvia le explica con pelos y señales lo sucedido pero el
psiquiatra le diagnóstica estrés y le hace saber al policía que está demasiado
aterrada, que habría que ponerla en tratamiento y debería ser ingresada
inmediatamente para averiguar con certeza los hechos.
Salen los tres del despacho, el policía, el psiquiatra y
Silvia. En la sala de espera hay un chico que mira a Silvia y ella lo mira. En
milésimas de segundos, en mundo se para y es cómo si no hubiera nadie más. Pero
pasan de largo y la llevan a su habitación.
Silvia se echa a llorar mientras la compañera de habitación
habla sola, y tocan a la puerta. Silvia no lo oye y la persona entra:
—
¿He visto que tienes los ojos hinchados de tanto
llorar y te he traído pañuelos y unas revistas? — Silvia levanta la cabeza de
la almohada para ver que es el mismo chico que estaba en la sala de espera
—
Gracias. No tenías porqué...
—
No te pareces a los pacientes que están aquí
—
¿Qué quieres decir? —se extraña Silvia
—
Quiero decir, que la gran mayoría de la gente
que ingresa aquí se les nota que … les falta un tornillo … bueno y algo más.
—
¿Quieres decir que no estoy loca?
—
Exacto. Bueno, yo ya me voy. Pero … Si me
permites la pregunta… ¿Porqué estás aquí?
—
Porque … — al principio vacila y no está segura
de decirlo pero se lo cuenta todo — Cuando tenía dieciséis años fui a la cocina
y me encontré a mi madre en el sofá muerta y cuando fui a casa de mi cuidadora
me encontré en la cocina muerta. Yo las maté.
—
¿Las mataste?
—
Sí
—
Tú no las has matado. Si sigues diciendo eso, no
vas a salir de aquí en tu vida y no te augura un buen futuro que digamos…
—
¿Qué quieres decir?
—
Pues que alguien te quiere hacer daño. bueno, esa es mi impresión...
Hasta ese momento Silvia no había tanteado esa posibilidad.
Y cuanto más lo pensaba, más creía que su nueva visita podía tener razón:
—
Mira, no digas nada. Hablaré con el psiquiatra y
el policía
—
¿Eres enfermero?
—
En efecto. Enfermero en prácticas. No ingieras nada que yo no te diga. - le guiña el ojo.
—
De acuerdo.
Silvia pasa tres días a base de
antidepresivos, y pastillas de todo tipo. Ya le advirtió su visita de la parafernalia con las pastillas que le administrarían. Así que se las ponía debajo de la
lengua y luego las echaba al cubo de la basura cuando nadie miraba. Dos semanas después el psiquiatra la hizo pasar a su despacho
para hablar con ella y evaluarla de nuevo. Tal y como había dicho el enfermero
misterioso, lo que tuvo en el momento de la muerte de su cuidadora fue probablemente un
ataque de pánico.
Los policías hablaron con Silvia.
Le preguntaron si tenía alguna enemistad. Silvia añadió que no se le
ocurría quien ya que en los años que conocía a su cuidadora no hizo amigo
alguno. Que era muy introvertida y que aquello le había pasado factura en las relaciones
interpersonales. Los policías iniciaron una larga lista de posibles, candidatos. En una de esas entrevistas Silvia debía señalar con un dedo debido a su estado, si le parecía que podría ser el agresor aunque tenían varios sospechosos nunca daban en clavo; alguno afirmaba conocerla desde pequeña, otros decían barbaridades, los policías comenzaban a impacientarse ya que el caso podría quedar archivado sin embargo, poco le importaba al inspector que llevaba el caso. Para él, era un caso más.
Tras dos semanas más en el
psiquiátrico para asegurarse del diagnóstico, la chica vuelve a su casa desecha
y vacía. Se echa a llorar por la perdida de Mary y ya que estaba, por la de su
madre.
Un año después, con la ayuda de
aquel enfermero misterioso, alguien dio el chivatazo a través de un vecino al que habían entrevistado, y concluyeron que las mujeres
murieron: una por un ataque al corazón y la otra por una mala caída.
Pero … ¿entonces porque sentía
durante aquellos días, que la perseguían?
Al abrir la puerta después de un
día duro de trabajo, encuentra una nota:
“Tú serás la siguiente”
Silvia se aterra. Entra en shock
y llama a la policía cómo puede. Se traba con las palabras y pero logra hacer
que un municipal se acerque a su casa.
Acordonan la zona para buscar
indicios de que alguien estuvo allí mientras ella no estuvo. Hacen una
comprobación de la letra del atacante y le aseguran que encontrarán al culpable
y le aconsejan ponerle un policía que la escolte durante las noches. Silvia
acepta.
Hacen preguntas por el vecindario para saber si alguien merodeaba por las calles sobre las horas que había relatado la joven Silvia y dan un retrato robot para sacar en claro una apariencia posible. Se la enseñan a Silvia nota algo raro. Pero no sabe quien puede ser.
Varias semanas después debido a las preguntas que ido recopilando a lo largo de seis meses dan en clavo. Averiguan que el causante de las muertes y de la nota, fue un hombre del mismo semblante que Silvia, rubio, ojos verdes, pelo corto y un parecido razonable con ella. Al cortejar los datos en el fichero se sorprenden pues era su padre. ¿Cómo no lo habían sospechado antes?
Silvia hasta este momento no
había sopesado que pudiera tener un padre. Siempre pensó que había muerto y le hizo una sola
pregunta:
—¿Porqué lo hiciste?
—
Tu madre me apartó de ti al saber que estaba
embarazada de ti. Y cuando me deshice de ella y tu estabas con tu cuidadora al
querer involucrarme en tu vida , Mary decidió que tampoco quería que estuviera.
Que era demasiado para ti me decía. Y si yo no podía tenerte, nadie más podría.
Silvia se echó a llorar y les dijo a los policías que
esperaba que se pudriera en la cárcel y mucho más. Se fue de comisaria y pensó "Esta vez, voy a vivir sin miedo". Mientras se alejaba, el cielo languideció en sus últimos destellos y cuando llegó a casa durmió por primera vez a pierna suelta en meses.
¡Hola! Un relato cargado de intriga y suspense. Me gusta ese juego de no saber si lo que está pasando es algo sobrenatural, psicológico, real... Hasta descubrirlo en un final que no me esperaba. No descartes utilizar la idea de esta historia para realizar una novela corta en un futuro porque creo que se puede profundizar más en ella para crear una historia más larga que mantendría esta intriga y tensión en cada capítulo.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Hola, Auxi!! No creo que tenga la capacidad tuya para crear historias tan buenas. Pero no lo descarto. Me apunto a lo que sea así y todo tengo algo entre manos.
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato. Un saludo y gracias por pasarte por mi blog. Abrazos!!
Hola, Keren.
ResponderEliminarMe ha parecido un relato muy logrado en esta incursión en el género negro-criminal que tanto gusta a nuestro compañero y guía en este género como es David Rubio. los personajes están muy bien creados y logran enganchar al lector.
Como siempre un gusto leer tus textos.
Un fuerte abrazo.
Creo que me ha costado más de lo que te imginas Miguel. No soy de misterio y criminalidad pero me surgió a raíz de ver una pelicula hollywodense y de ahí partí. Se titula : "Descubriendo el amor" está muy bien. Una vez más, gracias por pasarte por mi blog.
EliminarFeliz día. Abrazo.
Hola :)
ResponderEliminarLa historia me ha parecido interesante pero algo apresurada. En un relato corto creo que una idea de este tipo se desluce y es una pena :(
Al principio hay algún párrafo en el que "Mary" está repetido varias veces en pocas palabras y en el párrafo final pasas de pasado a presente de repente, creo que es un despiste.
Gracias por compartir tu historia ^^
Hola , Pirra!! Pues no me había dado cuenta. Es cierto. Lo corregiré pero ya en cuanto pueda.
EliminarTe todas formas gracias, siempre viene bien una ayudita. Un saludo y gracias por pasarte.
Ya sabía yo que nunca tienes que fiarte de los loqueros. Siempre hay más chiflados fuera que dentro.
ResponderEliminarJaajajjaaja Grandes palabras que creo que se podría decir que llevan razón. Gracias por pasarte el blog. Abrazo.
EliminarHola, Keren. Fuera despistes, que a todos nos pasa, nos has hecho disfrutar. Te atreves con todo tipo de escritos. Qué campeona.
ResponderEliminarBesos y feliz domingo.
Hola, seguiré trabajando para poder sacar esos despistes. Ahora bien, espero que te ha disfrutar y que me lo pase bien creándolo.
EliminarAbrazos. Un saludo!!!
Hola 👋 El relato me ha gustado mucho y he de decir que la trama me ha conmocionado.
ResponderEliminarLa situación de vulnerabilidad de la mujer resalta: salir de una situación de dependencia, tener miedo de pedir ayuda, volver a verse en las mismas...
La realidad es la que es y usualmente la gente no tiende la mano a cambio de nada.
Pocas son las personas que realmente ayudan de buena fé.
Por eso tu relato, aunque crudo por momentos, es un espejo que ilustra fielmente situaciones reales sin censura, ¡gracias por esa visión!
Hola, bienvenid@ al blog!! Es una lucha constante el del las mujeres que en situaciones vulnerables, pese a todo, logran salir adelante. Son muchas que han vivido calamidades. Es por eso y porque la película narra algo parecido, es que he hecho este relato.
EliminarMe alegra enormemente que te haya gustado mi relato.
Excelente!! Yo no soy de escribir pero si de leer mucho y esto me encanto.
ResponderEliminarVuelvo a felicitarte.gracias
Saludosbuhos!
Hola, mi búhoevanecente!! me alegra que te haya gustado. Espero verte más por aquí.
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