El Desafío de los 30 días: 2. Un lugar querido

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Ayer hice mención de que habría una sucesión de microrrelatos en los que me veríais trabajando los textos para poder ir mejorando; un ejercicio que para la buena verdad he ido haciendo en todas las épocas pero que en el blog, todavía no había probado y de momento estoy disfrutando mucho así que si te perdiste el relato de ayer, que fue el día 1. te lo dejo por aquí: 





 Para el día de hoy toca el desafío dos que ahora mismo os dejo justo debajo:

Desafío extraído en Pinterest



Hoy toca... 2. UN LUGAR QUERIDO

MICRORRELATO:

Kelly se había criado en el seno de una familia en la que la comida y las fiestas eran motivo de festejo. Recordaba con candente jolgorio, las tardes en las que se acercaban las fiestas navideñas y al llegar a casa de su tía la mesa estaba cubierta de todo tipo de comida. Aquellas fechas tan señaladas, eran las que más ansiaba durante todo el año, y ahora que su vida había recorrido la larga trayectoria de amores imposibles, relaciones tormentosas, un divorcio y su nula independencia, comenzaba a añorar aquellos años en los que no tenía ninguna preocupación, pero todo cambió, cuando aquellas navidades, le encomendaron una tarea.

Diciembre comenzaba con fuerza. Había superado el duelo de la reciente pérdida: su divorcio. Ahora trabajaba para un periódico y presentaba los artículos que con mucho esmero durante todo ese año, lleno de emociones varias. Su madre la llamaba para saber cómo estaba:

—Ya lo hemos hablado mamá, no hace falta que me llames desde el trabajo para saber cómo estoy. En una hora nos veremos en casa. —refunfuñó Kelly

—Me preocupas. Ese trabajo tuyo te deja todos los días en casa y apenas sales a la calle. Tan solo quiero saber que estas bien, ¿Es mucho pedir que una madre quiera saber cómo está su hija?

— Es que me llamas cada día mamá. Esto …  bueno mamá, te quiero mucho, nos vemos en un rato— Kelly se abstuvo de decir nada mas porque sabía que su madre se pondría sensible y la perorata sobre el "tema familia" y amigos la angustiaría. La madre añadió

—Un momento, este año vamos a vernos solo los tíos y tías, tu prima... — Kelly se mantuvo en silencio; no pudo evitar emitir un suspiro, momento en el cual su madre inquirió— ...No sé hasta cuando vas a ausentarte de las fiestas navideñas. Cuando eras más joven te gustaban mucho… lo pasabas muy bien con tus amigas y tus primas. No se que ha pasado para que hayas cambiado tanto… — Añadió con pesadumbre, pero Kelly se sintió atacada

—Te lo he repetido cientos de veces, no sé porque todos los años me sacas la misma sarta de sermones. Necesito estar sola, mi trabajo es muy muy estresante, además, Aun no me he recuperado de lo de Alberto. Bueno, no puedo seguir hablando, tengo que hablar con el editor y presentar unos trabajos y quiero salir a enviar algo por correo. Hasta luego madre—. Dijo Kelly colgando sin dejar que continuara hablando.

Su madre, rumiando, intuyó que estaba cargándose de trabajo para no pensar en su ex, que ella se resistía a querer ir a las reuniones familiares, precisamente porque le recordaban a él. Sabía que para su hija estar con su familia era recordar los momentos en los que fue feliz. Por el contrario, siempre habían sido cómo bálsamo para sanar heridas, pero se había privado tantos años de ese cariño, que ahora, intuía que tenía miedo; una madre tiene un sexto sentido para esas cosas.

El sonido de un mensaje inundó la estancia mientras Kelly estaba tomando un café en la cocina cuando miró más detenidamente: en realidad, era un correo.

El correo rezaba: “Artículo para vísperas de estas fiestas navideñas: Un repaso por todos los recuerdos familiares en el que la dicha y la fortuna se vean esclarecidas; sin olvidar, los menesteres típicos de las fechas y las relaciones con los más allegados. Para hacerlo más creíble, debes escribir una artículo con recuerdos familiares propios. Debe estar listo para este veinticinco de diciembre con la consecuente cuenta atrás de la finalización del año, es decir, que debes entregar dos artículos, uno para navidad y otro para año nuevo, pues el día de reyes ya está cubierto”.  

 «Esto no puede estar pasándome» pensó para sus adentros. Como dependía de aquel artículo para cuadrar el mes, no pudo negarse. Pasó los dos días señalados en casa de sus tíos y para su sorpresa, se vio sumida en una paz sobrecogedora. Había olvidado que la familia, se vive. Supo entonces, qué debía hacer. En consecuencia, se vio inspirada para escribir lo siguiente:

“Cuando eres joven, deseas con todas tus fuerzas que no te regalen ropa, ahora que eres un poco más mayor, lo agradeces; ahora, que ya tienes consciencia de lo que realmente importa, recuerdas cuando con quince años, ibas al club de moda, tu lugar más querido, donde solamente ponían r&b o hip—hop y te movías al bamboleo de Nelly con su “Dilema” o una Jennyfer López con su “Get right”,sin preocupaciones, luciendo tu minifalda, porque pensabas que así ibas a ligar más o puede que por llevar la contraria a tu madre, que insistía en que ibas a pasar mucho frío o tu abuela que te preguntaba lo común “¿Dónde está el resto de la ropa?” Las grandes comilonas y las risas ahora te llenan de recuerdos, de momentos de baile, los jóvenes festejan fuera y ahora eres de los mayores que se quedan a gozar del calor. Ahora que eres más mayor, sabes que el lugar en el que mejor se está:  es con la familia...(...)”

FIN. 

©El Rincón de Keren 

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