¡Hola, mis seguidores; lectores habituales y nuevos lectores!
- EXTENSIÓN: 900 palabras
- TEMA: los de un reto que he encontrado en Pinterest
- ¿QUÉ DÍAS SE PUBLICARÁ?: la idea es tener una continuidad así que será de lunes a viernes
- ¿CUANDO COMENZARÁ?: hoy lunes
- ¿CUANTO DURA EL RETO?: 30 DÍAS
Todos los domingos hacia la lista de la compra y al día siguiente madrugaba para tener lista la comida de toda la semana, a las doce del mediodía se ponía a prepararla para no estar pensando continuamente en ella y dejaba el almuerzo y la cena preparada; por la tarde se arreglaba y paseaba por la gran ciudad para hacer fotografías. Algo que le ocurría siempre, era que cuando paseaba por la calle, en innumerables ocasiones, olvidaba el billete en el bolsito donde lo guardaba, que era el lugar donde guardaba la cámara. Por lo que cuando tenía que sacar el objetivo, siempre se desperdigaba todo. Algunas veces conseguía no perderlos y otras sumida en los paisajes tan fascinantes que iba encontrando, perdía toda noción de lo que estaba haciendo, pues era una acción automática de la que le hacía pasar factura, ya que había perdido una cuantiosa suma por perder en cada viaje un billete, pero ella en vez de enfadarse se decía «Mañana será un día mejor» y olvidaba cualquier resquicio del mal humor que antes, en un pasado, hubiera tenido.
Algunas veces, sus amigas la acompañaban a pasear, a echar fotos o le pedían crear un ‘book’ no podían creer lo despistada que era ¿O era que le deba igual? Ella les sonreía con una sonrisa amplia y seguía a lo suyo.
Muchas veces, algunas de las amigas le decían que ellas no
podrían vivir así sabiendo todo lo que había pasado:
—¿Cómo lo haces? Después de la muerte de tus padres y
de tu hermano y poco después de tu novio por cáncer, yo estaría destrozada—
ella sonreía y no decía nada. Les decía que la vida continuaba y que uno se arrepiente
más de lo que no hace, que de lo que deja de hacer y seguía a lo suyo, pero
aquello causaba muchas envidias o ¿Podría ser pena?
Lorena, sabía lo que provocaba en los demás debido a su
actitud positiva, desde el incidente con el que su mejor amiga poco a poco fue
poniendo en contra a los demás, debido a las dichas de esta. Por lo que decidió
de una vez por todas, no dar demasiadas explicaciones a nadie.
Con la llegada de la primavera. Su trabajo cómo fotógrafa le
procuraba situaciones alegres y no tanto. Ella prefería contar solamente las
alegres, porque las experiencias positivas siempre le ayudaban a seguir en esos
momentos difíciles. Lo cierto era, que desde hacía ya muchos meses, no
recordaba las tragedias anteriores al adoptar esa actitud suya. Siempre
viendo el lado positivo y por más que lo intentaba, no recordaba lo malo que le
había causado en tiempos pasados.
En el final de la primavera y con la llegada del calor,
decidió ejercitar sus músculos en un parque al que le gustaba acudir hacer fotos. Consideraba que ninguna fotografía era igual. Cada
verano solía pasar por allí para darle otro enfoque. La magia que desprendía el
lugar era desmedida; era por ello por lo que eligió ese parque para destensarse
y hacer ejercicio. En realidad, no le hacía falta. Bastantes horas pasaba caminando
para encontrar un lugar hermoso al que echarle una instantánea. Sin embargo, ella
pensaba que así estaría más en forma para poder resistir las largas caminatas y
soportar el clima. Fuera cual fuera.
Allí, en el parque, conoció a Marcos. Un atleta profesional
con el que coincidía todas las mañanas y con el que comenzó a quedar a diario
para poder hablar de cosas triviales. Con el tiempo, quedaron para tomar café hasta que una tarde de lluvia de verano yacieron en la casa de él. Desde ese
momento, Marcos comenzó a no dejarse caer por el parque, a no atender las llamadas
de Lorena y a mostrarse reservado. Aunque ella se había dado cuenta que él no
quería nada con ella, su mente vagaba en pensamientos que tuvieran que ver con
él. Así que, comenzó a tomar más trabajo extra, siguió saliendo a ejercitar su
cuerpo, de hecho, Marcos, ya no aparecía por allí y ella poco a poco, fue
olvidando a ese tipo. El pensamiento ahora era substituido por «Mi trabajo es más importante que un hombre».
Ya casi no recordaba
a Marcos, estaba más ocupada, incluso más inspirada. Lo que hacia que no tuviera tiempo para pensar.
Poco después de un invierno muy duro, un hombre se dejaba caer
todas las tardes para que le hiciera fotografías de sus tatuajes. Lorena se
percató de que él estaba interesado en ella, pero esta vez, su corazón se resignaba a
otra perdida. Cuando este la invitó a cenar, ella le rechazó. Pero por alguna
razón supo que no iba a insistir más. Así fue. Su pensamiento volvió a ser el
que era porque le hizo falta treinta y tantos años para darse cuenta de que no
necesitaba un hombre para poder ser feliz sino que era su trabajo era el que se lo proporcionaba.
REFLEXIÓN
¿Nunca te has dado cuenta que cuanto menos caso le haces a alguien más caso te hace?
¿Nunca te has dado cuenta de que cuanto más te concentras en tu trabajo mejor te sale?
¿Has sentido ese orgullo por tu trabajo al ver que te eliges a ti primero?
¡Bienvenida de nuevo, Keren!
ResponderEliminarTe has propuesto un reto muy ambicioso y eso es señal de que has cogido con ganas la vuelta a la escritura. Por otro lado, siempre he pensado que los descansos son necesarios para dar rienda suelta a cualquier tipo de creatividad. Así lo demuestras con el relato de hoy que viene con moraleja incluida.
Un fuerte abrazo.
Buenas Miguel, me alegra que pienses lo mismo. Sí, es un reto o más bien para ponerme a prueba, ver mis capacidades, e ir mejorando; ya que en esta vida se está en constante aprendizaje. Espero que pases un buen día de puente y mejor semana. Gracias por pasarte por el blog. Saludos rinconeros a tu espacio marciano.
EliminarSoy algo atípico. El caso que le hago a alguien siempre es proporcional al que me dispensa ese alguien. Tampoco me gusta ningún trabajo de los que me ofrece la civilización. Bueno, escribir en mi blog , sí. Pero no lo considero trabajo, si no placer. La última pregunta no la entiendo muy bien, pero me siento orgulloso de esas personas que entran a mi blog y aguantan la lectura de cualquiera de las narraciones allí escritas sin morir de asco. Yo no soy mucho de retos. Siento que con ellos me esclavizo, aunque sí es verdad que escribo cada día, ya se con la mano o con la mente. Lo que sí tengo comprobado, es que va muy bien desconectar y dejar al blog respirar. Y cómo no, adelante con tus retos y que finalicen con éxito.
ResponderEliminarHola, Cabrónidas!! Yo también disfruto mucho con la dedicación a mi blog. De hecho, desde 2016 así ha sido. (Unas veces más, otras menos) La última pregunta viene en referencia a que se suele dejar de lado todo cuando aparece ese alguien a quien admiramos, para prestarle más atención a la persona o gente. Muchas veces, nos desvalorizamos dejando a un lado eso que nos gusta por prestar atención a otras cosas. En cierto modo, este relato de eso va. Mi atención a los demás suele ser en demasía porque cuando alguien me cae bien, me gusta darle la atención que se merece, aunque no sea recíproco nunca, pero bueno. Agradezco que te hayas tomado la molestia de leer esta vuelta. Me encantan tus narraciones, no se tanto cómo tu pero puedo aprender de ti.
EliminarFelices días(por las fiestas navideñas) y nos vamos viendo.
Gracias por la aclaración a la pregunta. Celebro que te gusten mis narraciones y agradezco mucho el cumplido, aunque creo que inmerecido. En esto de escribir, todos nos alimentamos de todos. Y todos estamos en un aprendizaje sin fin y hasta de aquel que cree que poco o nada puede enseñar o tiene todo por aprender, se aprende. Admiro mucho tus ganas y entusiasmo, que en ti resultan ser cualidades muy estimulantes.
EliminarBueno, nos retroalimentamos los unos a los otros. Gracias por el comentario y por pasarte por aquí. Por aquí es de noche, ya voy a leer otro rato. Espero que pases un buen día o noche. Nos vamos viendo.
EliminarBravo, no cejes en ello, Keren. Tú vales mucho y ah, todos lo hemos dejado durante un tiempo, sí, es frecuente, la luz se apaga y no hay ganas de nada y menos de escribir.
ResponderEliminarNo dejes de hacerlo nunca, (escribir), nunca, nunca.
Un abrazo de miércoles
Gracias Enrique. De verdad.
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