MI REMANSO, LA NADA Y MI PAZ - RELATO






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En la lejanía de una tarde soleada. La barriga ruge quejumbrosa a la salida del sol. Ha llovido, con el cielo endemoniado, cual estruendoso relámpago en el cielo intentaba hacerse notar en medio de una mañana donde, gris el cielo, ha vuelto a nacer e irradiar un sol con expectativas de alegrar lo que queda de día, pero ahora, entre las largas caminatas, y el almuerzo en el pensamiento, quisiera un pedacito de comida, y el croc croc del estómago no deja de hacer retortijones. 

Observo el cielo, camino, espero mi turno en una cola interminable para la comanda de un tentempié, y llega mi ocasion, para recoger lo que he pedido, y perderme en la vegetación. Escojo un lugar tranquilo, me acomodo y desenvuelvo la comida. Le doy un bocado y la explosión de sabores se mantiene en mi paladar por unos minutos, reteniendo en mi mente el sabor de cada ingrediente. Una lágrima fugitiva se esboza en mis mejillas. Puro placer...

Ahora, el paisaje me regala una luz vivaz , en el camino que he descubierto desde mi asiento, mientras voy degustando un perro me hace su particular saludo: meneo de cola, y una buena dosis de babas me deja al descubrirme. Le saludo acariciándole pero pierde el interés por los distintos olores que se suceden en el lugar, hierba mojada, humedad, y el aire fresco que se respira. 

Las horas se pierden y se agotan tras elegír un momento para la lectura, y con la llegada de la tarde el cielo enfurecido,no da tregua y vuelve a llover. Esta vez , la lluvia ha calado mi abrigo: hora de volver a casa: con la calefacción, un café, y la canción de un jazz que me hace mirar por la ventana y descubrir otra calma conocida: LA PAZ. LA NADA. MI REMANSO. 

Me despido por un tiempo. Nos vemos este domingo en LIRICA Y LETRAS. 

©El Rincón de Keren 

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