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Arnold, ansiaba tener hijos.
Estrella no quería, creía que aquello la atrofiaría su cuerpo, que los niños traían
problemas. Hasta que una guerra estalló y Arnold tuvo que ir al frente.
Estrella quería luchar, estar en primera línea cómo una buena guerrera más, Sin
embargo, debía quedarse para que no sembrara el pánico en la ciudad, mantener
en orden el reinado mientras Arnold, abatía a cuantos combatientes pudiera.
Pasaron meses, pasaron años y el rey Arnold no volvía.
Estrella, aparentemente, tomaba el control de la situación, pero a escondidas,
lloraba y escribía misivas para que las llevaran allá donde quiera que se
encontrase su caballero. Habían pasado los años y su corazón se endureció al
convencerse de que, su hombre, nunca volvería. Luchó contra los traidores que
decían que el reino de luna ya no era el mismo. Querían quitarle el trono, pero
Estrella, luchó con garras y puños en contra de lo que decían las malas lenguas:
—Mi señora, pretenden contratacar a media noche. Debemos
estar preparados. Uno de nuestros hombres me ha comunicado que cada vez son más
numerosos. Será una gran revuelta.
—Daré mi vida y si hace falta por mí por mis súbditos, por
el reinado que dejó mi padre y por …
—¿Por qué más mi señora?
—Es igual. Eso ya no importa. Preparad a los hombres. Les
sorprenderemos esta tarde mientras estén reponiendo fuerzas. ¿Dónde me ha dicho
que se encuentran?
—Al otro lado de las colinas.
—Pues prepara a mis mejores hombres y las mujeres más
fuertes y valerosas. El reino de luna seguirá en pie mañana por la mañana.
Y no se equivocaba. Lucharon con astucia sorprendiéndoles
por la tarde. Lucharon y lo dieron todo por el reino. La revuelta se alargó
hasta la madrugada del día siguiente con pocas bajas. Cuando llegaron al
castillo medieval, de piedra y con torres, los pueblerinos de luna los
recibieron llenos de gloria. Aquello llenó de orgullo a la reina que decidió
que harían una gran fiesta. Se lo merecían. Merecían un gran descanso pues eran
buenos guerreros.
Pero mientras cenaban y bailaban, fueron sorprendidos por
otro grupo de guerrilleros que estaba en contra del reinado de Estrella: estaba
vez, las bajas fueron demasiadas— incluyendo gente del pueblo y de la ciudad—
tiñendo las calles de rojo por si a alguien se le ocurría olvidar el incidente.
La reina estaba colérica. Así que ordenó que les enviaran
una misiva a todos los reinos de los alrededores, para firmar la paz, de lo contrario
no habría piedad.
Tres largas semanas después, se la convocaba para un gran
baile en el que todos los reyes de todos los reinos asistirían a dialogar en
son de paz. Con un pequeño detalle. Todos eran hombres:
—Majestad, creo que debería esperar un poco. Los demás
reinos opinan que no está en posición de tomar los mandos del reino.
—¿¡Me estás diciendo que no estoy en mis cabales!?-
apostilló — ¿es eso lo que opina usted de mí?
—No, mi señora. Todos pensamos que es usted lo mejor que nos
ha ocurrido desde que falleció el rey, su padre, en paz descanse, por otro
lado, hay que ser prudente.
—De acuerdo, lo aplazaremos una semana más— prosiguió— Para
ello, envía comida suficiente para todas las familias de nuestros reinos y de
los alrededores.
—Si, mi señora
Aquella semana se sentía enfurecida. Pero al mismo tiempo no
podía dejar de pensar que su amado, aún no había vuelto. “Donde estás, mi
señor…” susurró desde la ventana mientras se trenzaba el cabello antes de
acostarse, sollozaba, y se quedaba dormida mientras las lágrimas surcaban sus
mejillas negras. Aunque le doliera no tenía tiempo para seguir llorando. Era
más importante su reino.
El gran día llegó y en la gran mesa redonda estaban todos
los grandes reyes, que la miraban con mirada acusadora. Al otro lado de la
sala, había aforo suficiente como para albergar a todos los súbditos de todos
los reinos. Festejaron bebieron y bailaron, pero Estrella, se mantuvo sobria
para que tener consigo todos sus sentidos. A la media noche hicieron un gran
brindis; después de cenar se retiraron todos a una gran sala para dialogar.
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Estrella sabía que no se lo pondrían nada fácil así que optó
por la diplomacia en vez de ser bruta. Actuar como una débil flor que se
preocupa por su pueblo pero que no dudaría en luchar hasta derramar el alma si hacía
falta:
—Todos sabemos por qué estamos aquí — un murmullo se hizo—
silencio. Estamos aquí porque la reina estrella no está en sus plenas
facultades para reinar. Creemos… que debería relegar su mandato— un murmullo se
escuchó entre los demás influyentes. Al parecer, Ray tenía a todos amedrentados
— …Es por eso, que creo que deberíamos debatir sobre su puesto y trabajo en el
reino de luna
—Nosotros creemos que hay que … — todos se miraron al unisonó
en un misticismo que no comprendía Estrella. Pero ella, aguardó. Había que ser cauteloso—… creemos que habría que unificar todos los reinos. — el barullo se
hizo en la sala
—¡Basta! ¡que semejante barbaridad estáis diciendo Varón Gok
y varón Denmer! —Sentenció Ray
—Sí, por mucho que creamos que la reina no lo hace del todo
bien. Mis hombres han visto lo mucho que han cuidado de los lugareños y lo bien
alimentados que están. Además, Hablan muy bien de su reina. — prosiguió Denmer—
nada nos honraría más que formar parte de su reino, mi señora.
—Olvidan las bajas de nuestros guerreros. La desaparición Arnold. Ha puesto a que se ha largado con otra… —Estrella cogió
aire cómo pudo, sentía que el corsé estaba más apretado que de costumbre. Esta
vez le tocaba hablar a ella. Pronunció unas palabras
—Mi señor, sabe bien que —como dicen los varones y como creo
que piensan los presentes,— mi voluntad es cuidar de los míos. Nada me importa más
que mi reino y mi mandato. Así lo he hecho en estos años de reinado en el que
mi mi madre y padre fallecieron y creo que mi padre estaría muy orgulloso de
mi. Es una deshonra sus palabras hacia mi persona, insulta a mi padre y lo que
es peor, a mi reino. A mis habitantes no les falta cobijo ni comida, me ocupo
de la economía del ganado y la matanza, la mercancía que llega del extranjero y
las pieles que entran y salen del reino luna, no hay delincuencia. Por si fuera
poco, Cada cierto tiempo, procuro que mis súbditos tengan momentos de sosiego. Créame
que estoy en plenas facultades. Puede preguntarle a quien quiera—Los demás en la
sala, todos hombres, asentían con la cabeza.
—Como no nos ponemos de acuerdo, lo someteremos a votación —
sentenció Ray pero en ese momento, las puertas de la sala, se abrieron dando
paso a un hombre ensangrentado, y magullado de cabello negro alborotado y de
tez negra, sin embargo, dejaba al descubierto medio pectoral musculado y a las
múltiples heridas. Estrella no podía creer lo que veían sus ojos: ¡Era Arnold!.
—Ha llegado a mis oídos que acusan de no estar en sus
cabales a mi señora. Han de saber, que Ray, fue quien me retuvo en los confines
de reino luna preso, armado hasta los dientes con su ejército. ¡Maldito bastardo!
— Apostilló. Todos los influyentes se levantaron de la mesa y miraron a Ray.
Estrella se levantó presa de la ira intentando arremeter con su espada, la que llevaba en la liga, contra
Ray pero su marido la retuvo.
—Creo que ya tenemos una decisión— hicieron un corrillo
durante unos instantes hasta deliberar— Ray debe pagar por su infamia. A cambio
la reina de luna, vivirá tranquila sin que se la moleste ni a ellos
ni a sus fieles. Arrestad a ese hombre — dijeron todos
La reunión acabó y Estrella y Arnold se abrazaron. Un
sirviente le curó las heridas. Mas tarde, viajaron hasta reino luna y allí los
súbditos recibieron a sus reyes:
—¿Me has echado de menos? —Con sonrisa socarrona le guiñó un
ojo
—Tampoco te creas que eres el centro del mundo. — bromeó
estrella mientras él la rodeaba la cintura con una mano y con la otra la
apartaba su cabello rizado. Se fundieron en un beso tan anhelado como esperado.
Dos años después, proclamaron la unión de Estrella y Arnold. Decidieron cobijo a los
niños huérfanos de la ciudad. No eran sus hijos, pero así los consideraron,
porque entendieron que, la vida se trataba de estar vivos y darse ese amor que
brotaba de sus corazones, del magnetismo del reino luna y del amor de sus fieles.
FIN.
Un relato muy bonito y con un buen mensaje.
ResponderEliminarHola, Ana!! ¿Cómo estás? Quería destacar, esa fuerza que todas las mujeres tenemos. Un saludo y gracias por pasar por el blog.
EliminarHola bombón!!!!! Te luces con tus relatos!!! Que engancheeee❤❤
ResponderEliminarGracias, Laura!!
EliminarHola, Keren. Todo un personaje al que el amor consigue transformar en un relato, un cuento con aroma a leyenda. Me gustaron especialmente los diálogos, con voces que sonaban a esa época de pasado indeterminado. Estupendo relato! ¡Saludos!
ResponderEliminarHola, David!! Espero que estés bien. Sí, la historia nace, no solo por la idea de hacer ver que las mujeres somos algo más que una pareja, sino también, de ese amor que se procesa en una misma dándose valor. Ser guerrera en nuestros pensamientos, saber decir no, y sobre todo, no ceder tan rápidamente a lo que nos llega. En este caso es el amor y tener hijos. La idea de que una mujer, pueda elegir casarse o no, tener hijos o no, tan marcada en la historia cómo en los tiempos que nos acontecen, era para mi, un motivo para hacer, del amor una oda, pero sin caer lo usual. Me alegra que te haya gustado. Le he dedicado mucho tiempo a este relato. Un saludo y gracias por pasarte y animarte a comentar. Nos vamos viendo. Feliz Martes!!
EliminarMe ha gustado mucho. Sobre por todo lo etéreo y espiritual que tienen la luna y las estrellas.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Keren.
Hola, Rocío!! Creo que cuando más lo leo más me gusta a mi también. Creo que me vino a causa de una novela que me gustó mucho pero que nada tiene que ver una con otra. Me alegra enormemente que te haya gustado. Un saludo y gracias por pasarte por el blog. Abrazos !!
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