El silencio de la madrugada...


¡BIENVENIDOS AL RINCÓN DE KEREN! 


¡AVISO! Este relato es ficcionado y nada tiene que ver con la realidad. Toda relación que guarde con la realidad es pura casualidad. Recuerda que, si necesitas ayuda después de este relato, el número es el 016.

¡FELIZ LECTURA!


RELATO:

...Y allí estaba yo, en el tren, con las braguitas humedecidas, y parte del pantalón también del mismo modo a las tres de la madrugada, mientras una lágrima rabiosa, intentaba huir hacia la comisura de mis labios...

Me había acostado con él, si, sabía que me traería problemas, sí, pero nuestros días estaban envueltos de una ternura que ahora entiendo, era fingida, y de un respeto que nunca estuvo.

Paseaba por la Gran Vía con mis amigas hasta llegar al Callao, un grupo de chicos salía de un bar y se nos quedaron mirando, acto seguido comenzaron a silbarnos y echar piropos, la verdad es que no somos feas, hacemos deporte para cuidarnos un poco, y sabemos que la mente hay que cultivarla, la combinación de la dos nos hacía letales, Leslie era la más atrevida y no sé cortó. 

-Trágate tus sucias palabras, si no quieres que llame a la policía por acoso sexual. 

-Wow, wow! Sí que tiene carácter la negra... -El corrillo de chicos comenzaba a rodearla mientras nosotras presionamos para que nos dejarán en paz, fue en ese momento cuando apareció Tony intentando bajar los humos a sus amigos.

-Perdonadle ha bebido y ... ¡Cuando bebe es un capullo integral! - le empujó y añadió-:¿ Y vosotros, no tenéis que llamar a vuestras novias? Todos se metieron dentro del local avergonzados...

-Está bien, nos vamos. 

-Espera... Puedo saber tu nombre y si voy a volver a verte- las chicas emitieron un sonido de burla picona , ya que el chaval no estaba nada mal. Le escribí mi número de teléfono en la mano, con un bolígrafo que saqué de mi bolso y nos fuimos de allí a toda prisa. 

Ese fin de semana, no lo esperaba pero me llamó. Estuvimos un buen rato charlando, pero no noté nada significativo. Mis amigas decían que era un buen partido. Y si de partidos iba la cosa él era un futbolista alevín de la ciudad de Madrid que se había ganado su hueco y comenzaba a hacerse notar. 

Sus caprichos en tener que ir a lugares caros, su insistencia cuando le decía que no a algo, o no le cogía el teléfono, se convirtió en algo que había pasado desapercibido, ya que tratábamos de conocernos. Hasta que después de seis meses en un evento deportivo en el que vino a recogerme a casa, iba con mi vestido de gala y mi escotazo. 

-¡Quitate eso ahora mismo!

-Si hombre, estarás de broma, ¿no? - emití una risotada que me sirvió de intimidación para mi hermana , que salió de la nada, le echara a tomar vientos , mientras yo, envuelta en rabia, llanto contenido, e impotencia, derramara lágrimas cómo ríos. 

Los meses pasaron , me juraba y me perjuraba que cambiaría que no lo hizo con mala intención. Gracias a mi hermana, no volví a verle..

Un año después, yo había acabado mi carrera como periodista y el había triunfado como futbolista de segunda. Tenía previsto subir a primera ese mismo año. Se le veía más centrado, más maduro, tranquilo y en paz. Accedí entonces a ir a tomar algo, a un bar que quedaba cerca. 

La conversación fue exquisita, debatimos, bromeamos y hasta nos besamos. Me invitó a ir a su casa a tomarnos la penúltima. Cómo todo había ido bien, y llevaba un puntillo agradable y tenía que coger el coche, no quería arriesgarme a que la policía me quitarán puntos del carnet. 

Todo fue de fábula hasta que comenzamos de nuevo a besarnos , a devorarnos, y acabar de un salto en su cama que hacía dos veces la mía de mi apartamento. Al principio fue suave, me acariciaba con dulzura, pero al quitarme la camisa, enloqueció y fue feroz, bravo, y brusco. Intenté calmarle pero no había manera, final , ocurrió lo que mi familia temía. 

Y allí, estaba yo, en el metro con las lágrimas rodando, y el miedo en el cuerpo. Suena mi móvil, y es él al descolgar...

- A si aprenderás que nadie me lleva la contraria. 

Quise denunciar, pero pasaron las semanas, pensaba que lo haría la siguiente, luego el miedo se apoderó de mí, las dudas y el hecho, de que llevara ya entonces, meses sin trabajar, me imaginaba los titulares: «Mujer negra pierde trabajo, para sacarle los cuartos a futbolista de Élite». 

Caí en depresión, pero cinco años después, la historia se repetía, siendo otra chica la que le denunciaría y yo formaría parte de las testigos 


©El Rincón de Keren




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