Relato: Tus labios mienten

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Llegamos al viernes para acabar la semana con otra introspección que nos da a entender que hasta que no se resuelven ciertos aspectos de la vida, no se puede pensar en otra cosa, sin embargo hay situaciones que simplemente no se pueden cambiar, ¿o no?


RELATO:

Era lo que siempre había tenido que recibir de los demás, una aplauso que no sabia cómo ubicar y la suerte que todos que creía que poseía, ella, Marta, trabajaba media jornada en un supermercado, y recibía a cambio de un mísero sueldo en calidad de voluntaria por realizar fotografías por festividades con temáticas varias de las que consideraba que le servirían para adquirir experiencia aunque aquello, comenzaba a tornarse la pescadilla que se comía la cola pues necesitaba pagar las facturas y para ello, necesitaba encontrar trabajo remunerado lo antes posible.

 

Comenzó su búsqueda activa por las noches por la red y esos días en los que quedaba un hueco para supuestamente relajarse. Otra persona lo habría dedicado a mimarse yendo al cine o a visitar algún espectáculo. O lo sumo, no hacer nada. Pero lo cierto era que su agenda estaba tan llena si cabe como imaginaba que la tendría la mayoría la ciudadanía. O al menos, consideraba que todo aquel que se preciara debía luchar. Tres meses sin ningún indicio de trabajo de calidad, comenzaba a tambalearse su mundo.

Encontraba que no podía ser casualidad a sus veintinueve años había realizado un máster en económicas, otro en marketing, realizado cursos en los que, por placer de aprender, los fines de semana curioseaba a la caza de seguir alimentando su conocimiento, además su vivaz curiosidad la animaban a ser autodidacta, porque lo que se aprende no es en vano y aprender no ocupa un lugar innecesario. Pero aquello comenzaba a convertirse en una tortura.

—Me dicen que mi perfil no encaja con el perfil que estaban buscando cuando acudo a las entrevistas, me preguntan una y otra vez por la adquisición de mis títulos, me comunican que mi currículo es impresionante pero no cumplo los requisitos para el puesto. En una de las entrevistas tuve que realizar una prueba informática y por último teníamos que vendernos, ese temido “Por qué deberíamos contratarte”, — suspiró y prosiguió—: Lo peor no es eso, me miran de arriba abajo como si no fuera posible que con mi edad tuviera tales formaciones académicas… me recuerda tanto a cuando iba a la Universidad y me preguntaban… “¿Y tú cómo has llegado hasta aquí?” —Tragó saliva y acto seguido pegó un bufido para dejar que hablara su interlocutor en la videollamada mientras contenía las lágrimas

—Entiendo que no debe ser fácil, estar tan preparada académicamente y que cada día tengas un nuevo motivo por lo que preguntarte si de verdad eres tan buena, ¿verdad? Esto crea confusión, y al mismo tiempo, es un desgaste emocional que no cesa, la problemática está latente en todas las facetas de la vida, Ohio Marta, y yo te propongo que mires a tu alrededor, y atiendas a todo lo que has conseguido a lo largo de tu vida. Eres poderosa por como eres, luchadora, incansable soñadora, valiosa por dentro y por fuera. Pero vamos a concertarnos en las cosas que sí tenemos y las que sí podemos conseguir… Hay que subir el ánimo… ¿Vale?

—En serio cree que lo que me hace falta es poner la sonrisa y hacer cómo si no ocurriera nada… como si lo que me sucediera fuera algo capaz de cambiar al día siguiente… ¿En serio cree que esto es algo a lo que ponerle el positivismo happyland? Se llama racismo, llámelo racismo institucional, ¡Como quieras! Pero me siento cómo una jodida peli de terror en bucle. Por suerte, ya no me afecta tanto, pero necesito pagar las facturas como todos… ¿Me entiendes Miriam?

—Totalmente, perdón si no he tenido el suficiente tacto o no le he dado la importancia que se merece, pero… ¿Qué hacemos? Nos quedamos hundiéndonos en nuestras miserias y dándoles el gusto de no haberlo conseguido… piénsalo. Te recomiendo que estés unos días de tregua, no seas tan exigente contigo misma. Bueno, la sesión se termina, para dentro de dos semanas, escribe tus emociones, sean buenas o malas e intenta al menos sacar una cosa positiva pese a todo lo malo. Sé que serás capaz.

—De acuerdo. —dijo pesadumbrosa

Y es que pese haber acordado más de una hora de terapia siempre se quedaba con cosas por resolver en su interior. No ayudaba que la terapeuta no fuera racializada, el hecho de que viviera luchando con el mazo bajo el brazo constantemente, por si ocurría algo, siempre a la defensiva, a veces inestable, otras resbalándole todo… no le quedaba otra que pasar por el aro, ya demasiado había hecho reduciéndole la tarifa al mínimo y pronto tendría que dejar de tener aquellas charlas así que, puso en practica todo lo aprendido en un año para reunir fuerzas.

 

Con la llegada de la primavera, el amor llegaba tocando la puerta en la librería que frecuentaba. Él era también asiduo al establecimiento, habían mantenido varias conversaciones sustanciosas y animadas. Otras eran reflexivas y dignas de ser publicadas en un periódico por los debates intensos que mantenían, a fragor de los libros como testigos. Pero fue un día que acudió y encontró que la librería había cerrado por falta de fondos, ese mismo día se encontró a su compañero de debate en la puerta con la sorpresa ante sus narices. Sin embargo, no fue del todo malo, aquello les había concedido tomarse un café en la cafetería más cercana para coincidir en que era una pena la noticia de lo de la tienda. Ese día la invitó a cenar y desde entonces, quedaban cada viernes pada acudir a alguna charla, simposio o presentación de algún libro que les interesara. Si tenía que añadir algo bueno a su libreta era que los días avanzaban amenizados, pero sin cesar en la búsqueda activa de trabajo.

La posibilidad de trabajar en puesto de alto cargo llegó con el tiempo  por lo que se sentía entusiasmada a la vez que tenía ganas de vomitar.

Quizá no fuera la mejor entrevista que mantuvo: Llovía y su cabello afro se expandió como una col, pese haber entrado en el baño para acicalarse antes; tartamudeó cuando le preguntaron cuanto le gustaría cobrar. Y al salir, se le enganchó el vestido vaporoso con la manecilla de la puerta. Definitivamente, no la contratarían o al menos, eso creía.

Un mes después JHON la invito a un spa para que se relajara. Ohio Odiaba que le ofreciera planes en los que siempre tenía que pagar él. Quería sentirse independiente y comenzaba a pasarle factura todo aquello que lo ocurría con cada entrevista. Aquello provocó una acalorada discusión en la que ella le dijo cosas que no sentía como que le alejaba de sus verdaderos objetivos.

—¿Qué soy para ti entonces? ¿Un pasatiempo?

—Sí así fuera, estaría yendo a cada evento caro al que me invitas desde el minuto uno sin importarme cuan costoso sea pero… creo … creo…

—Sí, suéltalo

—Es mejor que lo dejemos aquí.

No sabía sí era lo correcto o no, romper por una mentira que no sentía, sus labios mentían, su corazón se aferraba a la idea del por qué no disfrutaba de algo tan bonito… pero su orgullo era más fuerte.

Era viernes por la tarde. Envuelta entre sabanas y un café que reposaba en la mesilla miraba el periódico, contaba el dinero que le quedaría poder volver a adquirir un libro o hacer la compra de aquel mes, ya no podía aguantar más, le habían cortado la luz, llevaba semanas comiendo pan con azúcar como único alimento, casi se desmaya en el metro, y para colmo ese día le cortaban el internet. Suena el teléfono y descuelga.

—¿Ohio Marta? somos de Industrias Economics , nos complace anunciarle que hemos revisado su currículo, dado su experiencia y su resolución en las respuestas de la entrevista mantenida, le he querido llamar yo, personalmente, para comunicarle que si lo desea desde esta misma tarde, ya puede formar parte de nuestra compañía y nada nos complacería que más que su presencia en el equipo. Confiamos en que, que gracias a su trayectoria, conocimientos y experiencia ,realizará grandes avances en la empresa. ¿Qué me dice? —.Marta pego un salto de la cama y se dio con el canto de la mesilla, intentando disimular el dolor y su excesiva alegría. Una carcajada por lo bajo le volvía a hacer sentir vergüenza una vez más, pero tanto daba… ¡Estaba contratada!

Desde entonces, ayuda a aquelles en la reinserción de trabajo paralelamente. El amor, volvía con más fuerza con la primogénita concebida con Jhon. Ahora sí que podía apostar por el amor.


©El Rincón de Keren 





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2 comentarios

  1. Siempre he pensado que tus mejores relatos se envuelven en ese aire cotidiano que tú conviertes en algo extraordinario. En tu protagonista femenina podemos encontrar bastantes paralelismos con muchas mujeres de hoy en día que buscan con anhelo su independencia y que se enfrentan a un enorme muro laboral que cuesta mucho traspasar. Y luego está ese final tan bonito con el regalo de la vida incluido.

    Abrazos, Keren.

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    1. Hola, Miguel, Bienvenido!!
      Es de buen menester, alentar a mi corazón para poder seguir sobreviviendo. El hecho de que haya muchos sucesos cotidianos en los que cada vez poco a poco nos vamos viendo reflejadas, es evidente, pero hay que seguir con la narrativa. En esto, tengo que decir que, estoy muy contenta con esta nueva dinámica. El poder crear mujeres fuertes y poderosas que no dependen de un hombre y una vez más demostrando que soñar puede hacerse realidad. Aunque creo que, podría ser contraproducente. Lo iremos viendo. GRACIAS ENORMES POR PASAR POR AQUÍ, saludos y abrazos!!!

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