¡BIENVENIDOS A EL RINCÓN DE KEREN!
RELATO:
Habíamos convivido exactamente ocho años, estábamos muy contentos, todo cuanto venía a nosotros estaba de maravilla. Hasta que cada año, sentía unas ganas terribles de vomitar, me mareaba, y mi novio se alegraba por si estaba por fin embarazada. Varias veces, tuve miedo de que esto fuera posible. Así que me aseguré de que no lo fuera. Y el médico me diagnosticó estrés. ¿Estrés? , Pensé pero si trabajo ocho horas y los fines de semana no trabajo y luego tengo la suerte de que gracias a que me saqué la carrera tengo un trabajo en el que se me respeta mucho mis días libres , vamos, que no podía ser.
Todo comenzaba cuando íbamos a casa de mi suegra. Yo me pasaba tres días cocinando. Ella, otros tantos sin contar los adornos que compraba, el confeti, las carnes, el arsenal de comida que viajaba de la cocina a al salón era escandaloso. Yo llevaba mi comida para que todos degustarán un plato típico de Guinea, pero siempre ocurría lo mismo, los platos y tuppers salían y se rebañaban y al final, después de tanto esfuerzo, nadie probaba bocado y yo me quedaba con una sensación agridulce, pero que cómo eran fiestas yo no quería ser la que armara la marimorena. Además, que mis cuñados me trataban muy bien y me llevaba también con mis cuñadas, era mi suegra la que cada año me explicaba cómo se preparaba la paella en cada punto de España. Aludiendo a que "así es cómo se hace" "¿lo conoces?" "Dejadle algo a mi negrita" "¿En tu país conoceis esto o lo otro?"
Yo respondía amablemente, con una sonrisa forzada y algo apurada. No me di cuenta, hasta que un día, con todo el punto, pusieron la cabalgata y el paje negro al ir con betún fue enfocado. Mi suegra empezó a carcajear, a lo que mis cuñados, los que estaban más cerca, con señas, le hicieron un gesto, en alusión a que no estaba bien. Y entonces lo supe.
Mi suegra era una racista. Desde ese día, todo cambió. Ya no llevaba mis platos típicos, no participaba en las conversaciones, y por mucho que acudiera con mi pareja por compromiso, aquello, nos quebró dentro de la relación.
Comencé a leer en las redes, y supe que no estaba sola. Qué mi caso no era aislado. Finalmente, dejé de indicarle a mis familiares, no sanguíneos , lo racista de aquello, para no acudir más a ninguna de las reuniones.
Lo que provocó, resentimiento, y el final de nuestra relación.
©El Rincón de Keren
Voy a ser osado: creo que saliste ganando.
ResponderEliminarBueno, creo que fue Cohello quien dijo que es mejor haber amado que no haberlo hecho. Por esa parte estoy de acuerdo. Lo que no le deseo a nadie es la incomodidad de esas noches. Gracias por pasar por aquí.
EliminarLa suegra se salió con la suya.
ResponderEliminarY el novio no supo retener a su pareja. Muy triste. Veo poca ayuda por su parte, o falta de entendimiento.
Hola, delaFlor!! Así es, eso es a lo que se enfrentar muchas parejas mixtas, no solo las africanas con parejas españolas. Siendo racializada, es el pan de cada día. Por eso, quería reivindicar el hecho de que muchas mujeres pueden sufrir este tipo de situaciones. Lamentablemente, es lo que sucede. Por eso es necesario deconstruirse. Es uno de los motivos. Gracias por pasarte por aquí y además dejar comentario en el interior.
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