«La ciudad de las luces cruenta» ( Relato) | El Rincón de Keren Blog literario

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La ciudad de las luces cruenta 

Supe entonces que el silencio del invierno, no era un clima, sino la maldición de que mi hermano mayor, se hubiera enamorado en vano. ¿Podrían las hadas cómo cuenta la leyenda, apaciguar el bien y el mal que habitaba?

El invierno se arreciaba agreste, sin embargo, dejaba lugar a un paisaje pintoresco típico de una helada. En cambio, era demasiado agresivo, demasiado poco amable, y muchas veces, poco agradecido. En el, los animales morían por el frío y la falta de alimentos, y los lugareños, ya anunciaban la mayor helada de la historia.


Todo comenzó con una hambruna, mi hermano y yo, nos acostumbramos a comer poco, apenas, y pese a que tuvimos amigos de la familia que nos ayudaba, cuando de pronto el tiempo tropical cambió, la reina Leisa anunció cambios en el reino. Por aquel entonces, éramos felices con un trozo de pollo y dátiles acompañados de aguamiel.


Cada lugareño ahora, debía recoger más alimentos, y guardar en un gran depósito, toda la comida recolectada; en los meses de lluvia, la comida era racionada, y el agua y el ron eran bienes preciados. Muchos se preguntaban si habían hecho bien al elegir a la sucesora de Rec. El Rey que gobernó bajo un reino cálido durante décadas. Solo que, fuertes intercambios conllevan desacuerdos, y esos desacuerdos, en guerras.


Muchos se alistaron para luchar al frente en honor a la Reina, la nueva, Leslie. Y otros, por amor a su pueblo. El reino entero sufrió muertes inesperadas, cómo la de nuestros padres. En otro enfrentamiento bajo el mando de las fuerzas reales, mi hermano, luchó, siempre, saliendo ileso, pero con heridas que no deseo a nadie que vislumbre nunca a lo largo de su vida. Por aquel entonces, fue condecorado. Pues su empleo con la espada era inmejorable y yo le seguía el camino; las malas lenguas dicen que comenzó a frecuentar el reino con asiduidad, manteniendo largas charlas con la Reina. Una mujer, que también había luchado al frente y que de color terrazo y ojos marrones claros, cuerpo fibrado y Atlético había hecho llorar a sus adversarios, cuando los capturaba y los encerraba en sus mazmorras. Algunos decían que era una despiadada, otros decían que era lo que el reino necesitaba. Pero mi hermano, andaba en una nebulosa. Y se dice de boca de los sirvientes, que también.


Hasta que una noche, no quedándole otro remedio que confesar, me confió su mayor secreto: La Reina era sanguinaria , sí, pero también era tierna y era más frágil con los hombres de lo que a simple vista pudiera parecer. Y entonces, el bosque se heló, sufrió la mayor ventisca y sacudida de la historia, dejando troncos caídos a su paso, osos fallecidos, y numerosas tormentas eléctricas, que que nos hicieron más habilidosos con el fuego, la luz y la magia. Es por eso que vivimos desde hace dos décadas, en un halo de luz parpadeante similar al de las velas. Su apaciguado semblante, nos otorgó el apodo de ‘La ciudad de la paz cruenta’ porque a primera vista, todo permanece en armonía, pero a medida que te adentras, ves cosas insospechadas.


Mi hermano dejó de hablar, poco a poco de frecuentar a la realeza. Y finalmente, huyó hacia el manantial de las hadas en busca de una paz que le devolviera algo de cordura. Esas fueron sus palabras escritas en una hoja escrita de su puño y letra.
Durante varios meses, traté de hallar respuesta y culpa a la única que pudiera haber hecho separarme de mi sanguíneo parentesco. Pero si ejército armado hasta los dientes, aunque podía con ellos, no querían dejarme paso, y tampoco quería arriesgarme a que me hecharan de la comunidad de las luces.
En el cielo, llovió sangre, el viento ululaba en las noches de miedo, tornándose voces que podían hacerte volver loco. Y por ello, que aunque el camino, era peligroso, me arriesgué a visitar la casa de campo de la Reina.


Fue duro, casi muero de hipotermia y de sed. Pero la rabia y la curiosidad, fueron más fuertes. Allí, pude comprobar que la Reina no había cambiado. Y que gracias a mí paciente sentido, soy capaz de estrechar lazos amigos aunque sea de la realeza. Nos hicimos íntimas , sin que ella supiera quién era yo, y qué me relacionaba con Jhon, mi hermano. Descubrí a base de querer aprender de ella, cómo a una mentira guerrera, que en sus entrañas llevaba un hijo.« ¿Sería de mi hermano? »


Mientras tanto, mi hermano había recorrido colinas, había rozado la locura, había casi sentido en sus carnes la muerte, hasta que unas hadas poderosas, juguetonas y a la vez despiadadas, le ofrecieron ayuda, a cambio, tras una serie de acertijos sanguinarios, cómo acechar pueblos, derribar culturas o despellejar rostros, le llevaron a otorgarle como el que le perdonan la vida, un cobijo en un ejercito mercenario. Allí, aprendería el mal, y al mismo tiempo, añoraria el bien.


Mientras yo aprendía el arte de la guerra, la creciente barriga de la señora era evidente, y al único hijo y varón, casi a regañadientes, le puso Jhon II. Su carácter tirano menguó. Era piadosa, preventiva y astuta. Y en esa noche en la que la encontré sollozando bajo un manto de acristalado glaciar. Me confesó que había renegado del amor de un hombre. Pero lo había hecho, porque él trataba de protegerla cual flor, cómo si fuera débil, que la cortejaba y la hacia regalos que en el fondo apreciaba pero que no podía tolerar ni lo haría nunca. Lo que le reconcimia no era su visión de lo débil, sino que el amor que habían creado Jhon II, Creciera sin su padre, cómo ella de niña. Ella sabía que eso le haría más fuerte, pero también era evidente que tendría otras carencias. Otras, que ella no podría cubrir nunca.


También, el hecho de que él cada vez se distanciase más de ella, causó punzadas en su corazón, haciéndolo más despiadado si cabía. ¿Por qué no podía simplemente decir, que no quería verla cuando ella le preguntaba por qué ya no venía a Palacio? Se sintió tan herida, por esa debilidad que había percibido que él veía en ella que calló un hechizo de su madrastra quien en un intento de negociación de poderes, la maldijo con el invierno cruento. Fue entonces, cuando el lugar se convirtió en el más despiadado, tras la furia de sus sentimientos.
Traté de convencerla de que nada de aquello era cierto, aunque no lo supiera y traté de persuadirla destapando por fin , la relación que me emparentada con mi hermano, Jhon. Juntas iniciamos un despliegue de rastreo hacia los picos más altos donde se hallaban las hadas, luchando contra todo impedimento de estas.


Meses de guerras, nos llevaron al fin a un pequeño acuerdo, le daríamos la mayor matanza que pudieran presenciar a aquellas hadas, mientras que el corazón de Jhon, luchaba por encontrar el amor que un día hubo en medio de una de las batallas al ver a niños luchando en guerras de hombres. Fue cuando su intento por desprenderse de los juegos sucios de las hadas, le llevó a encontrarse conmigo y Leslie en uno de tantos acuerdos.


Respiraba química, mágico amor, rozares y miradas que no podían apartarse, y yo, tenía que ser ciega para no darme cuenta. El chisporroteo de llamas encendido al cruzarse en cada acuerdo, les llevo a aquellos días que se veían entre luchas y palacio.


Finalmente, unieron sus fuerzas para derrotar a las hadas, en una batalla del todo masacrada. Muchos seres de otros pueblos, ciudades y regiones perecieron. Pero solo los más cuerdos, valientes y asuntos lo lograron.
En consecuencia, Leslie y Jhon, se dieron la oportunidad de confesarse , pero Leslie era dura de roer. Y Jhon, también lo era pero daba su brazo a torcer. Hasta que por fin , mediante un poco de mi ayuda, comenzaron su andadura como pareja, y más tarde, conocería al que era su hijo y heredero de Del Reino de las Luces.



A cambio, el reino dejo de ser un lugar lúgubre y peligroso. Todo mal desapareció. Donde había frío ahora había calor, donde había hielo todo era vegetación, y donde no había animales, ahora había en cuantiosas sumas. La comida dejó de escasear y el reino logró la abundancia. El hechizo se rompió.
Y yo… bueno, creo que sé contar mejor las historias que crearlas.


©El Rincón de Keren 

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3 comentarios

  1. Qué bueno! Me gusta la cantidad de situaciones y sentimientos que evocas sin usar ni un diálogo. Enhorabuena :)

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  2. Espero que esos monarcas no jueguen con el hambre del pueblo. Más que nada por aquello de "soy el rey, soy el rey, soy el rey" pero por mucho rey que seas con tu cabeza hago un balón.;)

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