Relato: La difícil decisión (Relato) | El Rincón de Keren 'Blog literario'

 ¡BIENVENIDOS Y BIENVENIDAS!

¡Hola, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores!

Recordando aquel grave suceso en el que, unos jóvenes tuvieron esa mala suerte de ser sentenciados a la peor de las decisiones. Y aquellos jóvenes, que aún piensan que lo importante es disfrutar a toda costa, y de la manera que sea.. aquí va un recordatorio sobre la toma de decisiones teniendo en cuenta que, ser racializado, en esta sociedad, tener amigos blancos, vivir en la misma ciudad, no te hace intocable, ni mucho menos, uno de ellos. Las señales están ahí. 

¡FELIZ LECTURA!



 RELATO:

Las noticias ya hacía meses que se habían hecho eco de que la pandemia se había acabado. Sin embargo, todavía gente, que era reticente a querer ir sin mascarilla. Por eso Mbame iba con mascarilla hasta que las autoridades dejaran de anunciar casos de Covid. Sin embargo, Carlo, estaba más preocupado por pasar tiempo con sus amigos, que para bien o para mal, sentían que debían disfrutar la vida al máximo, más si cabe si tenían en cuenta que habían pasado una gravísima pandemia mundial. Y por eso, aunque sus vidas parecieran que no se parecieran el destino los juntaría.

—Tío, tiene que ser mía, Mbame es preciosa, está buenísima. No se cómo hacer que salga conmigo. —dijo apesumbrado el joven Carlo.

—Pues es muy fácil, díselo. No seas un cobarde. —rieron al unísono los chicos mientras se pasaban un porro y jugaban a la Play.

—No es tan fácil, tíos. Es una tía difícil… — suspiró

—Y eso es lo que la hace especial. — arquearon todas las cejas y chocaron los puños unos con otros.

Carlo fue otra vez al centro comercial con sus amigos a intentar siquiera una posibilidad de coincidir con ella. Aquello les permitía estar juntos, chicos y chicas, tomar algo y evadirse de las clases y de la mala vida de los barrios vecinos. Aquella estampa en la que marroquíes, afrodescendientes o brasileños  o españoles , se congregaban entre novias y amigos les hacía ser el foco de atención, pero no por ello dejaba de ser algo menos inusual, las miradas siempre pasaban por el escrutinio de las personas que merodeaban igual que ellos por el centro comercial. Solo que estas personas, tenían prejuicios. Muestra de ello, era la cara de pocos amigos del dependiente al ir a la tienda de golosinas y escoger uno de ellos refrescos y chucherías para luego ir al cine. Era algo habitual, pero eran jóvenes y hacían de tripas corazón, constriñendo sentimientos y rabia.

 

—Otra vez, está Armando, liándola, hablando mal de los españoles y su trato. Algún día le van a pegar o se encontrará con alguien que tenga más lengua que él… — añadió Carlo a su amigo Luis

—A ver, yo soy español, y aun con esas sé que estamos muy mezclados, a ver… no le falta razón, pero no creo que nadie tenga huevos a llevarle la contraria a Armando ja ja ja ja — rieron todos

—Ahí está tu chica… Carlo… — le guiñó un ojo y le chocó la mano

Se dirigió hacia su grupo y añadió

—Cuando me vas a conceder una cita… o es que ¿tengo que llevarte a comer? — le sonrío e intentó besarla llevándose una negativa en forma de cobra. —Cualquier tío se habría rendido ya. Lo que me acabas de hacer, está muy feo… puedes romper mi corazoncito…

—Tendría eso alguna pena… —se echó a reír Mbame

—Dime que tengo que hacer para que accedas a quedar conmigo… — se volvió a ajustar la mascarilla

—De acuerdo, accedo, pero … — resopló

—Pero ¿qué?

—No la cagues— le apostilló un beso en la mejilla como premio de consolación aun con la mascarilla puesta

—No te defraudaré— se despidieron quedando así hasta el próximo fin de semana

 

En las noticias, no dejaban de hacer debates en los que aseguraban que al mundo le costaría mucho recuperarse, aunque fuera por el hecho de dejar de llevar mascarilla o usar el gel desinfectante. Aparecerían enfermedades, miedos, depresiones, ansiedad y la sociedad, no acabaría de dejar de sentir miedo y desconfianza. Los expertos aseguraban, reiteradas veces que debían desestigmatizar a aquellos que incluso antes del gran problema ya sufrían daños sociales o traumas adquiridos, ya fuera por traumas del pasado o debido a la situación pasada. Todo esto, a Carlo le importaba poco, había perdido dos años de su vida, estudiaba como un cabrón y lo único que le faltaba ahora era coger alguna enfermedad mental por no disfrutar lo suficiente, no quería arrepentirse de su vida, o al menos, sentir que había valido la pena estar vivo y haber sobrevivido. Otros de sus amigos, no habían tenido esa suerte, con más motivo, creía que la vida era dos días y uno ya había pasado. Iba aprovechar la oportunidad que le daba Mbame y ya había reservado un restaurante para la noche del sábado. Nervioso e impaciente, le envió varios mensajes para saber cómo estaba, pero ella no contestaba.

Por el contrario, Mbame, se había dado cuenta que la vida era muy corta y que debía estudiar aquello que le gustara porque la vida te la arrebatan sin importar qué hayas hecho o que hayas vivido. Para la muerte no hay caras, personas o trabajo, ya que había decidido seguir viva gracias a cuidarse tanto, tenía claro que quería tener una vida feliz. Y para ello, iba a esforzarse en estudiar como nunca. Haría lo que estuviera en su mano, y más. No importaba cuanto le llevara de tiempo. Carlo no paraba de enviarle mensajes, pero se decía a ella misma que no debía distraerse de los objetivos si quería conseguir aquello que se había propuesto. A ella le gustaba el chico, era mono, pero no estaba dispuesta a perderlo todo por un chico. Sobre todo, teniendo un peso tan grande en la familia como el de llegar a tener una carrera la primera de la familia. Al menos, sus padres eran comprensivos, y querían que hiciera aquello que amara. Según le habían contado amigas suyas algunas cursaban para médicos y no estaban muy convencidas, pero no podían hacer nada, a aquellas alturas, sabía que no se puede luchar contra el legado de la familia, ¿O no?

 

Más pronto que tarde, la semana pasó volando. Mbame y Carlo estaban degustando un buen plato de risotto y un vino, mientras disfrutaban de la compañía de gustarse y pasar tiempo juntos, cuando fuera se oyó un barullo. Eran los amigos de Carlo, que venían agitados. Todo el comensal se giró para mirar el alboroto que formaban delante del restaurante. Uno de los camareros se dirigió a la entrada para invitarles a que se fueran de allí y no les espantaran la clientela, pero Armando con su lengua, intimidó al camarero. A los pocos segundos salieron Carlo y Mbame a recibir a los colegas.

—Hay una pelea en el centro de la ciudad no te lo puedes perder Carlo, estarán hablando de esto durante meses. Es el momento.

—¿Vamos, Mbame? — dijo con cierta excitación

—Si me quieres, no vayas. Te meterás en problemas… y yo…

—HABLARAN DE ESTO HASTA EL FIN DE LOS DÍAS— Apostilló Armando al son de un choque de manos y silbídos mientras Carlo se debatía entre ir con sus amigos o quedarse con la chica que le gustaba… Mbame, mostraba cara de preocupación así que, se quedó un rato más con ella.

Pasearon por las calles de la avenida, cuando ante un escaparate vieron los televisores como emitían una y otra vez una redada donde algunos de los amigos que habían visto hacía escasas horas eran detenidos y aporreados. Policías uniformados y armados, no se detenían en su labor.

Fueron a algún bar cercano para escuchar las noticias. Se sabía que los habían detenido a algunos como autores de la paliza de un chico, a los otros no los localizaron porque salieron corriendo.

A la semana siguiente, los medios alegaban que eran culpables, mientras que el público los condenaba o los defendía, se hacía saber que algunos citados al juicio como testigos o sospechosos, habían comunicado que tenían Covid. La ciudad los condenaba, el pueblo estaba dividido entre los que pensaban que eran vándalos y los que pensaban que aquello era un fallo institucional. Algunos mostraban sus deseos de que fallecieran por Covid y así tener su merecido, pero Carlo y unos pocos fueron los únicos que pudieron contarlo porque el resto, fue condenado de por vida y se sospechaba que querían derivarlo a pena de muerte.

En ese momento, Carlo pensó… ¿Qué habría ocurrido si hubiera ido con sus amigos aquella noche a aquella pelea?

FIN.

©El Rincón de Keren 

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios