«BAJO LA NOCHE» -Segunda Parte [ RELATO ] | El Rincón de Keren

 ¡BIENVENIDAS Y BIENVENIDOS!

Si estuviste por aquí seguro que conoces, al menos, el título de este relato el cual habla de una chica que tiene un problema que hace que su mundo se torne del todo complicado. Puede que no hayas leído la primera parte, por eso, te la dejo por aq1uí cerca, para descubrir mejor esta historia. 


-BAJO LA NOCHE (PRIMERA PARTE): 👉https://elrincondekeren.blogspot.com/2024/06/bajo-la-noche-relato-el-rincon-de-keren.html




Ahora sí, te dejo con esta segunda parte para tu deleite, como buena lectora que eres. Espero que lo disfrutes. 


BAJO LA NOCHE:
(PARTE 2)




BAJO LA NOCHE 


Desde entonces, Edna se encontraba en un limbo entre la realidad y lo ficticio. Si alguien le hablaba o si alguien trataba de tener una conversación con ella, estaba en un estado disociativo en el que no había manera de hacerla salir. Solo había una persona con la que podía estar bien y en ese presente, ya que divagaba entre cómo podría ser una chica normal y lo que sus padres le habían dicho tantas veces “De lo único que tienes que preocuparte es de ser  feliz” pero… ¿cómo podía ser feliz si había caído en una profunda depresión, si todo lo que ahora hacía le costaba un mundo?              Sin embargo, con Jon, podía ser ella misma y estar más presente en sus días.

 

Cierto día, su madre le preparó tortitas para que no pensara tanto en sus montañas de pensamientos y su reciente falta de confianza, ya que, debido a la fuerte medicación había engordado ligeramente, se movía con cierta ralentización y no estaba muy resolutiva. Lo que le alegraba a la madre, después de ver que sus amigas resultaran no ser aquellas en las que pudiera confiar, era que Jon hacía que le brillaran los ojos a su hija. Podría tener un mal día Edna, no poder con sus quehaceres o no podría ser la misma de antes, pero aquel chico, le devolvía la sonrisa que hacía tiempo había perdido. Y para una madre, lo más importante era cómo veía a su hija: Si la veía feliz, no había nada más que hablar. Esa persona valía la pena.

Edna había decidido ducharse muy temprano y su madre que había oído el agua de la ducha correr, quería prepararle un desayuno delicioso y había llamado a Jon para que la pasara a buscar, después dieran una vuelta; mientras, ellos podrían despreocuparse un poco sobre si realmente era bueno que pasara tantas horas en la cama, llorando y viendo películas de terror.

                ¿Ya estás lista?

                ¿Para qué?

                Jon vendrá y daréis una vuelta…-dijo la madre mientras le acariciaba la

                Frente

                No quiero quedar con él…

                ¿Y eso por qué? ¿Te ha hecho algo?

                No…-sus ojos se humedecieron y añadió-: No quiero ser una carga para él.

                ¿Por qué piensas eso, Edna?

Creo que esto podría superarle, además, no soy la misma que hace un año y puede…- tragó saliva-: que se esté cansando de mí. —se le quebró la voz.

                Las parejas se valoran por lo que se aportan. Además, en los peores momentos, es cuando se sabe cuánto se puede confiar en alguien. No te preocupes pequeña, Jon te quiere y te aprecia mucho.

                Yo no estoy tan segura…-se puso la almohada en la cara

Pero a la madre no se la caracterizaba precisamente por su paciencia. Sino por su capacidad para resolver problemas. Podía entenderla.       En vez de enternecerse, en momentos como ese, sacaba su lado más severo.

                Si tanto te preocupa como pueda verte Jon, entonces, deja de llorar, sécate las lagrimas y demuestra que vale la pena estar contigo. Que nadie vuelva a verte llorar.

El padre que escuchaba desde la otra estancia, apretó los dientes de tal manera que rechinaron. En cierto modo, podía comprender a su mujer, pero era una niña, puede que no lo demasiado pequeña, pero también, era que si se había enamorado de su mujer no era por lo sensible que pudiera llegar a ser. Era ese carácter resolutivo y luchador lo que hacía que sintiera cierta admiración y orgullo. Por el contrario, también creía que quizás para su pequeña, sería algo demasiado duro y complejo de llevar. No sabía muy bien cómo enfrentar la situación.

Esa mañana, Edna decidió no quedar con Jon. Sus padres decidieron que un descanso no le vendría nada mal. Por eso, estaban pensando en asignarle un terapeuta que viniera dos veces al mes. Porque sabían que a ciertas edades en  los jóvenes tienen cierta reticencia a la hora de abrirse. Ya que, desde hacía bastante no tenía amigas con las que poder abrirse en canal y vaciarse.

 

Los días pasaban, y para los padres era casi como ver en la frente de su hija la palabra “desvalida, AYUDA”. Los padres hacían su labor de procurar que los días no fueran diferentes, sino dentro de lo diferente, que sus días fueran de lo más normales, por eso, decidieron que pasados tres meses Edna debía volver a estudiar en otro instituto. La labor era difícil, puesto que Valley se había hecho eco de la noticia y los pueblos colindantes, también. Por lo que estaban llenos de rabia, impotencia y muy cansados de que allá a la institución que fueran, les denegaran la posibilidad de matricular a su hija. No era algo infeccioso, simplemente, la obligaba a no estar expuesta a un día a día. Por lo que los progenitores quisieron viajar a España concretamente a Barcelona. Creían que el idioma sería algo de lo que preocuparse, pero estaban convencidos de que Edna, gracias al carácter pasional, cercano y con diversidad, pese a los acontecimientos de los últimos tiempos, por las políticas y el racismo, creían que podría familiarizarse de un modo diferente. Al menos para que pudiera tomarlo como algo de lo que aprender. Luego, más tarde, ya decidirían qué hacer con todo aquello.

 

            —¿Qué te parecería viajar a España?

            —¿España? ¿Qué se nos ha perdido allí?


        —Bueno, el clima es diferente, la gente es más cercana y no hay tanto sesgo a la hora de relacionarse, creemos que puede ser una oportunidad muy buena para que aprendas el idioma y pasemos unos días en familia.

            —Hum…—engulle su desayuno, pero no atisba a pronunciar ninguna palabra

            —Piénsatelo

            —No entiendo porque tenemos que hacer todo juntos…—refunfuñó

            —¿Qué quieres decir, Edna? -dijo el padre

            —En los últimos años no hemos parado de hacer pruebas prudenciales, médicos, psiquiatras y hasta terapeutas, allá a donde voy y me muevo, tenéis el ojo echado o tenéis constancia de ello… —tenía los ojos encharcados de lágrimas que se asomaban peligrosamente a lo inevitable, pero al darse cuenta, corrigió sus ganas imperiosas

 

El padre que era mucho más comprensivo; se daba cuenta de la poca autonomía que aquellos años la habían llevado a su pequeña a sentirse desvalida. Era casi como haberla tenido en retención domiciliaria. Podía percibirlo en su voz, y además, él también se hubiera sentido así, como un gorrión enjaulado; necesitaba poder hacer cosas por su cuenta. Y por eso, pensó que quizás un viaje con su familia lejana en Barcelona y con Jon, sería ideal. Pero no lo tenía muy claro. Estaban en Inglaterra y el viaje sería largo, si ocurría cualquier cosa… no se lo podría perdonar, pero… por otro lado, aquel verano cumplía la mayoría de edad y sería un buen comienzo para que empezara a responsabilizarse de sí misma. ¿Dónde estaba el punto entre la permisividad y enseñar responsabilidad? Ser padres, no era tan fácil. Te ponía pruebas para las que uno no está preparado para asumir, pero que a fin de cuentas, se llevan a cabo casi sin pararse a pensar demasiado, es decir, poniendo normas y queriendo enseñar, en cambio, confiando en que sabrán obrar del mejor modo.

Esa misma noche, habló con su mujer y tratando de convencerla fue casi como darse de bruces con el canto de la puerta. Dolía, pero conocía muy bien a su amada. Los días previos, preparó el terreno y la fue incitando y exponiendo pros y contras.

 

A final del mes, su mujer ya estaba encantada con la idea. Pero cuando se decidieron esa noche a darle la gran noticia a Edna subiendo a la habitación de esta, acompañados de una suculenta cena y gorritos de fiesta y un presente para recordar tal acontecimiento; descubrieron que Edna había dejado una nota en su escritorio: ella no estaba.

«Mamá, Papá, no me odies mucho, me pareció muy buena idea viajar a España, sé que debería haberlo comentado, pero me sentía asfixiada, acorralada e impedida. Sé que papá me comprenderá bien y sé que con el tiempo mamá lo hará también. He hablado con los Tíos, Juan y Cristina nos recibirán en el aeropuerto de El Prat de Llobregat y Jon viene conmigo después de haberlo consultado con sus padres y haberles mentido, un poquito, en que vosotros estabais de acuerdo con el viaje. Perdón por no ser la hija responsable después de todos los acontecimientos dados en los últimos años, pero tal como dijo papá esto puede irme muy bien, confío en ello, en la sabiduría que profesáis y el bien que queréis para mí y la buena relación que hemos forjado con Jon y su familia. Esto es algo de lo que nos reiremos dentro de unos años. Por cierto, Juan y Cristina se pondrán en contacto con vosotros cuando nos hayamos instalado en Barcelona. Me dijeron que tenían una gran sorpresa para nosotros, ¿no es fascinante? Muero de ganas de conocer mejor a los primos Estefanía y Andreu. Podría estar todo el tiempo explicando cosas, pero el avión sale ya. Os quiero mucho a los dos.

P.D. Llevo un móvil nuevo, no solo el mío. Pero el que conocéis lo tendré apagado hasta la vuelta. Mamá, no me odies, he cogido el dinero del "bote de apuros". 

Sinceramente, Edna».

 

 CONTINUARÁ...


¿Qué te ha parecido? ¿Lo estás disfrutando? ¿Qué ocurrirá con Jon y Edna?

Sigue por estos lares que habrá más. 
Recordarte que nos vemos el viernes aquí 
que el 19 de julio tendrás otro cachito del taller 
y espero verte con mucho animo porque habrán cambios. 

©El Rincón de Keren 

 

 

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