¡Hola, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores! RELATO Huía del gentío que aclamaba mi presencia en estancias dolorosas que castigaban mi piel y mi alma. Al contrario de lo que mi alma de mi niña y el deseo de mi madre, en convertirme en una mujer sumisa para un hombre, me zambullí en los pensamientos hilarantes en los que yo, era la reina de un cuento en el que no había una dictadura impuesta a mi alma. Tan pequeña... tan ávida en querer huir de lo tormentoso y con la certeza de que mi vida, quedaría sumida en una melancolía que se devenía y se respiraba, no solo en el pensamiento, sino hasta en los poros de mi piel. Piel, como la niña rara, esa que se escabullía de la peroratas de mamá, para no tener que escuchar la política castigada de una ciudad que pedía a gritos una liberación inconcebida. Me escapaba a mis adentros, y no era que no sintiera el dolor de la tierra, más bien ,la tierra me había hecho doler por cada suceso instaurado en cada etapa de la vida. Y eran