¡Hola, mis seguidores; lectores habituales y nuevos lectores!
Cuando decidí aceptar aquel trabajo, la idea no mirar atrás
y seguir mis instintos, disfrutar o morir en el intento, estaba en mis planes. Y ahí estaba yo, delante de una muchedumbre
hambrienta de mí, o de mis esfuerzos en el gimnasio. El caso, es que todas eran
mujeres y ellas me elevarían a lo más alto o me llevarían al lodo. Sin embargo
solo había una que me traía de cabeza. Era por ella por lo que lo hice.
1 de enero
Ser ejecutivo en dirección de empresa, me ha enseñado que hay
que ser agresivo a veces. O comes o te comen. Y todas las mañanas repetíamos
los mismo: “¿Quiénes somos? ¡Tiburones, tiburones!” acto seguido sacábamos los
dientes entre el elenco participante a cada gestión de la semana para dar lo
mejor de nosotros, en su mayoría hombres, y acabar desembolsando cuantiosas
sumas de dinero que me permitían tener la vida que deseaba: cenaba en el
restaurante más caro de la ciudad, me compraba ropa cara, viajaba cuando quería
y a donde quisiera y me codeaba con mujeres que quitaban el hipo a cualquiera.
En mi mesilla de noche, siempre reposaba cantidades de cajas de condones,
porque una cosa era pasárselo bien y otra pillar cualquier cosa o esperar lo
inesperado. Yo era joven y no quería líos raros ni situaciones que me llevaran
a un compromiso. Los fines de semana siempre había alguna fiesta en la ciudad y
sino la organizaba yo en mi casa. A decir verdad, no había fiesta en
la que no acabara bebiendo y acabara desfasándome. La vida era una sola y yo, vaya si
la estaba viviendo. Todo cambió cuando a la empresa llegó una nueva empleada.
13 de noviembre
Todos conocían mis corredurías, la cantidad acaudalada con la que hacía crecer mis ingresos y de todos los que trabajaban conmigo, pero si quieres mucho dinero tienes que trabajar muy duro y eso me hacia ser muy exigente a veces, demasiado tiburón. Un tiburón de las finanzas sin piedad, pero esa tarde un empleado se quejó de que estábamos sobrepasándonos en lo que se refería a las relaciones entre empleados. Había que reconocer que los nuevos que llegaban eran tratados con las mayores bromas pesadas, a uno le hicieron correr en ropa interior hasta la azotea con los calzoncillose en la mano. Entre el elenco femenino, se llamaban zorras y tenían que aguantar comentarios ociosos o al menos, eso había oído. La verdad es que no me importaba demasiado qué hacían las mujeres, pues la mayor relación que tenía con las empleadas era para noches de esas que yo solo sabía y muchas lo aprovechaban para intentar echarme el lazo, pero ninguna lo conseguía.
En la mesa estaban los candidatos muy interesados en entrar en
nuestra empresa. Como todo jefe, tienes que saber con quien trabajas, me gustaba
tener el control. Fui pasando los currilums, unos eran muy poco cualificados,
demasiado zalameros, estuve mirando varios, pero solo uno me llamó la atención,
una tiburón de la economía. No pude evitar pensar que era muy guapa y como
hombre pensé que sería una buena oportunidad no solo para la empresa tener a
alguien tan bien cualificada, sino que también pensaba con la entrepierna. No
tenía idea de que sería ella quien me traería de cabeza.
1 junio
Aquel día entrevistaba a la candidata en cuestió, me había
obsesionado con ella, sus estudios, sus puestos de trabajo, lo había averiguado
todo acerca de ella, incluso si tenía antecedentes. Así mi intención ya iba en
contratarla, en realidad, solo quería ver si aguantaría la presión y me sorprendí
con que respondió tal y como lo haría un hombre. A demás, quedé anonadado con
la frialdad con la que me miraba. No parecía despertarle la menor importancia,
ni a mi posición ni a mi porte. Pensé que quizás fingía un papel, esta caería
en mis brazos después de una noche de mis grandes fiestas, pero primero la
pondría bajo las cuerdas: multitud de trabajo extra, las pruebas más duras
entre compañeros, agendas apretadas, trabajo que requería a dos personas y presentar
proyectos para todas las semanas y los meses. Sorprendentemente, no se achicó y
logró la admiración de todos lo hombres y mujeres. En la oficina se decía que
era la mandíbula de hierro. Pronto la presión se aflojó y al igual que la
mayoría de mis empleados, suspiraba por ella, como no lo había hecho antes por
otra mujer, además se sumaba su atractivo: piel terrazo, ojos claros, labios
carnosos, de curvas de infarto y pechos sugerentes. Decidí hacerla mi
secretaria para tenerla cerca, pero impávida, era implacable en todo lo que
hacía.
Con la excusa de organizar alguna fiesta, la invité varias
veces con la idea de que viniera y poder verla en otro ambiente, pero organicé
tres fiestas aquel mes y a ninguna acudió. Comenzaba a pensar que mis encantos
estaban desapareciendo, pues le había lanzado varias indirectas pero ella no
sucumbía. Aquella noche en la cafetería, estaba preparando un informe mientras
la camarera me servía café cuando vi a una mujer vestida con vestido informal,
casual pero elegante, era hermosa pero no podía sacarme de la cabeza a mi secretaria,
pensé que ese sería el momento en que podría dejar de pensar llevando a la
cama a aquella diosa que acababa de entrar por la puerta, pero al fijarme
mejor, era ella: Shantal, mi secretaria. ¿Qué hacía allí? La vi tomándose algo
parecido a un whisky, no podía apartar la mirada de ella y de sus largas
piernas. Me debatía entre acercarme o decirle a la camarera que la invitara a
una copa por mi cuenta, pero mientras yo me decidía, alguien se me adelantó. Un
tipo trajeado intentó, en vano, algo con ella y se fue algo humillado, lo sabía
por su forma de acomodarse el traje. Se sintió rechazado. Fue en ese momento
cuando ella se giró y vi como se percató de que estaba justo en la trayectoria
de su mirada. Ladeo la cabeza y se acercó, en un contoneo de cadera que me hizo
cortar la respiración y mover otras cosas ahí abajo. Estaba nervioso.
—¿Nunca descansas? —Me dijo, pero yo estaba eclipsado por su
belleza, sus gestos, era un bobo que haría lo que fuera por aquella mujer si me
lo pidiera —.¿Germán? —chasqueó los dedos y acto seguido volví en mí — ¿Estás
bien?
—Sisi, demasiado trabajo— dije dándole un largo trago al
café. —deberías descansar, disfrutar, conocer a gente nueva… ¿No tienes novio? —
quise averiguar
—No, no tengo novio. La verdad es que no me interesa tener
pareja ahora mismo. Estoy más centrada en mi carrera. Sabes, estoy cansada de
los mismos hombres que babosean por mi cuerpo, las mujeres somos algo más que
belleza y tetas infladas. No somos una excitación para poder pasar a otra cosa.
—dijo con pesadumbre, mientras hacia un gesto para que le rellenaran el vaso con
lo que fuera que bebiera r hice un gesto para que corriera de mi cuenta, avergonzado por haberme sentido preso de mi instinto animal y sexual, pude
comprender que yo también me había sentido así alguna vez. Así que la invite a
tomar algo otro día después de la última copa, ausentándome alegando que tenía
mucho trabajo, lo que no sabía ella era que acabaría otra noche más en el baño
bajo la ducha fría y una copa de brandi mientras miraba su fotografía. Por
suerte, ella aceptó a la cita y después de más de seis meses, por fin tendría
una oportunidad.
Estaba tan nervioso, que me sudaban las manos cuando la veía
en el trabajo, la voz se me entrecortaba, parecía ronco, bajaba la mirada
cuando hablaba con ella. ¿Qué me pasaba? Estaba actuando como un completo
adolescente. Ella me hizo una broma y me acarició la mano. La temperatura subió considerablemente. Pronto, esa semana cogimos la suficiente confianza
como para que cuando llegara el viernes, el día de la gran cita, estuviera lo
suficientemente tranquilo como para saber que no me dejaría plantado. Pero el
destino me jugó una mala pasada: estuve en el restaurante más caro de la ciudad, esperando a
que apareciera, más de dos horas. Me dejó plantado hiriendo mi
orgullo masculino. Traté de llamarla. De averiguar porque no acudió, pero no me
lo cogió. Aquella semana, ella tenía que viajar a Inglaterra para entablar de negocios con nuestros contactos más fieles. Ella me envió un planning con todo lo
que se habría en la reunión. Sin hacer mención alguna a por qué no había acudido
a la cita. No la dije nada. Hice lo que mejor sabía hacer, fingir. Fingir, estar
bien. Por lo que aquella semana organicé una fiesta, iba a ser la mas grande y
la mas loca de la historia. Pero desafortunadamente, no sentí lo que las otras
veces, todas las mujeres me recordaban que no tenían cerebro y que mi vida era insustancial.
Acabé echando a aquellas dos modelos rusas de talla cien acabando la noche
mirando la foto de Shantal masturbándome acabando bajo la ducha,
preguntándome qué hacia falta para enamorar a esa chica.
Por los pasillos corría el rumor de que, yo, ya no era el
mismo. Que ya no era el tiburón agresivo e insensible que habían conocido. Y
tenían razón. Me costó cerrar tres tratos aquel mes y ya no
organizaba fiestas. En lugar de ello, me quedaba en el bar bebiendo vino, y
llevándome el trabajo a casa para no pensar, para no pensar en ella. Una de las
noches, recibí un mensaje, era ella. Me puse tan nervioso que casi tiro el
vino. Me citó para quedar en un bar modesto y sencillo al otro lado de la
ciudad. Me decía que me recompensaría. Pero yo estaba un poco dolido, sin
embargo pensé que era una buena oportunidad para saber porque no acudió a la
primera cita. Me arreglé. Después de ese día de trabajo quedamos y por fin la
vi. Vestía sencilla, con unos vaqueros, una camiseta y su cabello rizado al
vuelo con efecto mojado. Creo que soltó una risilla tímida. La verdad es que
desentonaba con la dinámica del bar. Demasiado arreglado. En cambio, ella lucia
sencilla pero asombrosa. Estuvimos hablando mucho, nos reímos, y conseguimos
relajarnos. Salimos a pasear por las calles de Barcelona, por primera vez me
fije en la luna y me pareció que estando con ella, la noche tenía sentido.
Entonces, uno al lado del otro, le pregunté por que no había acudido a la cita,
ella me dijo que no le gustaban los lugares ostentosos ella venía de una
familia más sencilla, no le gustaban los lujos y en cierto modo entendí que se
sintió cómo pez en fuera del agua. Nadie diría que con ese estilo que rezumaba, lo estuviera. Varias veces estuve tentado a cogerla la mano. En uno de mis intentos,
ella me miró, sonrió y no lo pude evitar, intenté besarla y ella me hizo la
cobra. Pero entonces, me acarició la mejilla y me besó ella a mí. La dejé en su
casa, nos despedimos, no nos acostamos, aunque no fue por falta de ganas quedando en vernos ese, viernes.
Un Enero cualquiera
«Sea por lo que sea que estés pasando, puedes contar conmigo», escribí.
No contestó.
25 de Octubre
Mi hermano se casaba y esa noche teníamos su despedida de soltero. Desde lo de Shantal no había vuelto a organizar ninguna otra
fiesta, no salía y apenas me relacionada con nadie, me había dedicado a matar
mi cuerpo en el gimnasio para no pensar, después de lo que llevaba
siendo lo habitual, me masturbaba pensando en ella con alguna lagrimilla
fugitiva. Luego me sentía solo y me duchaba con la mirada en el infinito y me
quedaba dormido delante del ordenador en mi inmensa cama de lujo.
No tenía ganas de ver a mujeres desesperadas por ver a
hombres y en otro bando a hombres babeando por mujeres rociadas por purpurina
sudorosa, luciendo minúsculos tangas a conjunto un sujetador para enseñar sus
encantos, pero aun con todo, me tocaba fingir, fingir que todo iba bien.
El ambiente estaba animado, yo llevaba varias copas demás y
cuando entramos en el local, me fijé en una chica que me recordó a alguien,
pero desapareció y el espectáculo para hombres comenzó. La luz iluminó
despaldas a una mujer y cuando se dio la vuelta, enmudecí de lo que vieron mis
ojos. Me quedé boquiabierto: ¡Era Shantal!, mi orgullo me hizo sentirme
avergonzado, rabioso al ver como babean por ella de aquella manera tan
asquerosa mis acompañantes, sentí la imperiosa necesidad de sacarla del escenario pero creo que
ella no se había percatado que estaba allí hasta que se acercó a mi frotando su
culo a mi paquete mientras los hombres aullaban y al darse la vuelta, ella posó sus mirada en mi y se sorprendió tanto que se quedó un momento bloqueada. Trató de disimular dirigiéndose a otro hombre, la cogí con rabia del brazo y la arrastré a la hasta
la entrada del local. Ella chillaba el nombre de un tal Tony:
—¡¿Estás loca?! ¿Por qué haces esto? ¿Cómo logras conciliar los
dos trabajos?
—Deja de ponerte en plan posesivo. Tú y yo no somos nada. — Me dolió porque yo no estaba siendo posesivo, no quería que nada malo le sucediera. Me di cuenta de que estaba
enamorado de ella aunque no me atreví a atestiguarlo.
—Estás loca si piensas que te creo de mi propiedad. Te tengo
aprecio. Eres una mujer muy inteligente y emprendedora, no necesitas esto. ¿Por
qué lo haces?
—No lo entenderías. Déjalo.
—Nono, explícamelo porque no lo entiendo. Pensé que algo te
importaría el tiempo que pasamos juntos. Pero ya veo que no.
—Nuestros mundos son diferentes. No sabes lo que es criar a
tus hermanos en una ciudad que te quiere ver abajo. Si quiero
mantener mi casa, si quiero que no me desahucien debo hacer esto.
—¿A caso no ganas lo suficiente? Si me lo hubieras contado…
—Ni se te ocurra Germán, ¡no quiero tu limosna!— dijo entre
rabia y lamento
—No es limosna, a veces no pasa nada por pedir ayuda...
Se marchó de allí dejándome con la palabra en la boca y
ahogué un grito propinando un puñetazo a la arista de una señal de tráfico. Me marché de allí dejando a
los demás, pues pensé que no notarían mi ausencia. A fin de cuentas no estaba de
humor. Aquella noche no dormí pensando en cómo sacar a Shantal de aquel
embrollo. Volví a pedirle una cita como amigos, pidiéndole perdón por mi
comportamiento de la noche anterior y accedió.
Después de cenar me contó que sus padres habían muerto y que
el sueldo de secretaria no le daba para tantos gastos. Me explicó toda su vida. Inquebrantable su voz pude notar su tristeza, pero sin ápice de
vergüenza en su mirada. Y eso me gustó de ella. Sentí ganas de protegerla, de
hacerla mía, de abrazarla toda la noche si hacía falta. Caminamos bajo otra
luna más, aquella noche nos besamos en su puerta. Estaba vez me invitó a
subir. Sabía que aquello significaba dejarme entrar en su mundo tan inaccesible
como lo había sido en aquellos meses, tuve miedo de cagarla. Subimos, tomamos
un vino en el piso modesto pero acogedor y tras varias copas, yacimos en el
salón. A decir verdad, temí por si alguno de sus hermanos aparecía, pero ella
supo como calmarme. Después de esa noche, quedamos todas las demás
hasta que comencé a pensar en la idea de que si algún baboso la tocaba en el
club, yo no podría protegerla. Me dispuse de un día para otro a cometer la mayor locura
por amor, dejar mi trabajo cómo ejecutivo y trabajar en el mundo de la noche.
Aquellas lobas, soltaban dinero, chillaban a mi cuerpo
trabajado, me hacia idóneo para el puesto: me convertí en gigoló por ella. Para
estar cerca de ella, para poder protegerla a riesgo de perderla si le decía que
lo dejara. Lo tuve todo, pero ahora, con menos soy doblemente feliz porque la
tenía a ella y pronto llegaría en camino, nuestro primer bebé. Soy el hombre
más feliz en el universo.
Fin.
La idea de que fuera ella la que cambiara su mundo para en el de él no me hacia gracia. Así que, he creado este relato con esta idea totalmente contrapuesta.
¡Espero que os haya gustado!
Si quieres ver el anterior reto de escritura...
👉DOS PALABRAS: Tira y afloja (Divorcio)
©El Rincón de Keren
Me encanta, sinceramente!! El final cambia la forma de verlo y eso es lo que sin duda buscabas, has hecho magia con las palabras!!
ResponderEliminarMuchas gracias, compañera.
EliminarMe encanto!!
ResponderEliminarToda la trama fue súper buena
Hola, Shiori! Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias por pasarte por mi blog. Un saludo!!!
EliminarPor los seres queridos se hace lo que sea.
ResponderEliminar¡Hola, Cabrónidas! Ya lo creo que se hace lo que sea, me hace recordar cuando me enamoré de un andaluz, lo dejé todo y me fui a vivir a Andalucia, aunque no salió bien, fue de las relaciones que más enamorada estuve. Me alegra que te hayas pasado por mi blog. Feliz finde!!!
EliminarWooooow!!!! Me ha encantado mi reina!!! Me sentí identificada con algunas partes ❤🖤❤
ResponderEliminarHola, compi de pluma! Qué bueno que te hayas sentido identificada con la historia. Entonces, estoy haciendo un buen trabajo. Me alegra que te hayas animado a pasar por el blog y además, haber dejado comentario. Gracias, preciosa!!! Buen finde.
EliminarBuen día, Keren.
ResponderEliminarRelato muy trabajado con diálogos amenos, buena estructura en forma de diario y una historia que engancha como aquella Pretty Woman de los años 80. Creo que nunca deberíamos juzgar a nadie por su profesión, dedicación o aspiración ya que a ninguna mujer con carácter general le gusta caer en lo asociado a vender o alquilar su cuerpo.
Un fuerte abrazo.
Buen día, Miguel.
EliminarMe alegra que te haya gustado cómo está escrito y estructurado el relato. Igual que tú, creo que juzgar sin saber puede ser contraproducente. Sobre todo, cuando se trata de mujeres negras o todas ellas sea el color que las caracterice. En realidad, todos deberíamos poder elegir, qué hacer con nuestro cuerpo. -Aunque no siempre sucede así- por lo que me consta en según qué países se hace eco que hacen barbaridades con el cuerpo de la mujer. Algo a destacar es que siempre son los países del sur y más subdesarrollados. Así que, esto es una reivindación en toda regla.
GRACIAS POR PASAR POR EL BLOG. NOS VAMOS VIENDO. ABRAZOS!!!
Keren querida! Una historia muy completa y compacta! Personajes y vidas bien descritas! Una historia muy legible! Una sencillez muy humana ante el ajetreo de las corporaciones es un acto de rebeldía, hablar de amor por sobre el lujo y el estatus. Te abrazo fuerte colega!
ResponderEliminarHOLA, MATÍAS!!!
EliminarCreo que te hice caso y escribí cuando la inspiración acudió lo que pasa es que en estos días tengo demasiado cansancio a veces no surge. Me das la vida con tu comentario. Valoro mucho tu opinión. Ojalá estuvieras más cerca para tener alguna de esas conversaciones tan interesantes que tenemos. Gracias por tu tiempo porque sé que tienes los días muy ocupados. FELIZ SEMANA, COLEGA!!!
Holaaa, hace mucho que no tenía un ratito para pasarme por los blogs. Que pedazo de relato, hacía tiempo que no te leía y se nota cada vez más calidad, a ver para cuándo novela. El amor es el detonante de mucha decisiones que tomamos en la vida, mejores y peores, pero solo si es sano vale la pena. Un abrazo
ResponderEliminarHola, preciosa! Qué alegría verte por estos lares. Sí, voy aprendiendo, todavía no me veo cómo para sacar una novela, pero está en mi pensamiento. De momento, sigo practicando. Y la mejor manera, es con el blog. Me alegra que te guste el relato, tardé un mes antes de publicarlo. Al principio, no me parecía bueno, pero al revisarlo y corregirlo, me pareció bueno. Espero verte por aquí más veces, compañera. Un abrazote grandote. FELIZ FIN DE SEMANA!!!
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