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Descendió por las escaleras para hallar un manantial de libros custodiados en una sala apartada de la gran casa. Cuando los hubo inspeccionado, la gran mayoría; pero no todos, pues la cantidad de libros que había era inescrutable, salió de la sala para dirigirse hacia la entrada, un halo de misterio se ocultaba en aquella casa que con unos pocos pasos se recorría las estancias más elegantes que podía imaginar. Y digo imaginar porque, aquella casa estaba hecha trizas y sobre todo a punto de ser derrocada. Pronto, había oído que la derrumbarían para convertirlo en unos cines modernos que darían cabida a diez mil personas, dando paso a la modernidad que según parecía debía seguir su curso y sin embargo, un regusto amargo recorría su paladar mientras recorría los alrededores vallados. Se arreciaba una noche de palomitas y miedo.
-Adiós, hemos pasado grandes momentos juntos… - dijo lanzando un beso invisible al aire
Anduvo por las calles adoquinadas donde pueblo y modernidad de las urbes más cercanas, se fusionaban para dar paso al mundo rural, y más clásico, que uno pueda vislumbrar. La granja de Antonio, estaba a tan solo treinta minutos, mientras, ya había dejado atrás la rambla donde se hallaban los comercios más céntricos de la localidad para acabar sentada, después de andar, en la única estación del pueblo.
Allí, cielo y tempestad se confundieron para refugiarse bajo un toldo. En la estación, estaba Sebastián, un joven revisor de su misma edad y su padre Alberto que hacían guardia hasta las dos de la madrugada. Entre tanto, otro de muchos trenes asomaba su larga cola por las vías ferroviarias para hacer su habitual parada en la población, con cientos de turistas o vecinos de pueblos colindantes que venían a pasar le fin de semana en la localidad que crecía a pasos agigantados.
En ese tiempo, Lauren ayudaba en las últimas horas que quedaban, revisando billetes en la pantalla del ordenador, limpiando el suelo encerado y poniendo candados a las puertas de los servicios. En esos momentos Sebastián aprovechaba para hablar y gastarle bromas.
-Eres una devoradora de libros, ¿Seguro que no te has empachado esta noche también?
-No, pero ya sabes que pasara con el caserón de la familia Morgan…
-Lo siento mucho Lauren, pero deberías estar contenta, ese nuevo cine atraerá al turismo y la gente no tendrá que seguir usando videos VHS para ver clásicos, porque he oído que dedicaran una sala especial a ello. Además siempre te quedará mi biblioteca… - le guiñó un ojo y acto seguido le dio un pequeño codazo
-No es lo mismo, Sebastián..
-Oye, si es por lo que dijo mi tío… a estas alturas deberías saber que solo es un borrachuzo que dice lo que siente mediante un poco de alcohol… Si le conocieras estando sobrio, sabrías que es un tipo retraído y que no hay nada a lo que tenerle miedo.
-Lo que dijo estaba fuera de lugar pero… dejemos el tema. Porque el hecho de que tú y yo hayamos sido siempre amigos y tuvieras novia...En fin... Por hoy ya hay suficiente. Es hora de una noche de palomitas y terror. Venga, que se que te gusta.
-Lo siento, Lauren, tengo que madrugar para ir a la capital a por material para arreglar el establo de Antonio por la tarde y ya sabes que este pueblo se toma muy en serio los favores. En cambio, te invito a venir el lunes porque libro y tendré tres días de absoluta calma, eso si, después de arreglar las vigas me llevará tiempo pero, ¿Qué se la va hacer?
-Entiendo…
- No seas mala, Lauren, sabes que esa cara de puchero puede conmigo -expresó mientras ella ponía ojitos de cordero degollado . - está bien, está bien …
- Por favor, es que lo necesito antes de que llegue mañana y derruyan el caserón
-Ajá! Estas depre...
-Mas o menos...
- O lo estas o no, si no, no lo estás. Aunque puedo imaginarme tu descontento y lo importante que es para ti- asintió ella mientras le centelleaban los ojos con una lagrimilla asomándole la comisura de la línea de los ojos.- Hacemos un trato, vente de madrugada y otra noche más la pasamos analizando vídeos pero las palomitas las pagas tú- le apostilló un beso en la mejilla y le dio un abrazo. Ella en cambio, le miraba haciéndole ojitos para acto seguido añadir...-: Creo que te estoy mal acostumbrando – Bromeó él. En contraposición ella le guiñó un ojo
- ¿Llamamos a Ron? - agregó antes de despedirse
Pasaron una madrugada agradable cómo esa y tantas otras noches juntos que compartían disfrutando cualquier afición. Porque eso es lo que hacen los amigos en los momentos difíciles y cuando se aprecian. Ya que ella había correspondido debido a la ruptura con Debí. O es que a caso, dos amigos, chico y chica, ¿No podían ser solo eso sin que tuviera que ser algo especial?
FIN.
Por si no te apetece más cositas de mi parte te dejo con esto:
Por si no recuerdas cuales fueron las últimas reseñas te las dejo por aquí.
EL INGREDIENTE SECRETO DE EMONI SANTIAGO
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