La ciudad de las luces cruenta Supe entonces que el silencio del invierno, no era un clima, sino la maldición de que mi hermano mayor, se hubiera enamorado en vano. ¿Podrían las hadas cómo cuenta la leyenda, apaciguar el bien y el mal que habitaba? El invierno se arreciaba agreste, sin embargo, dejaba lugar a un paisaje pintoresco típico de una helada. En cambio, era demasiado agresivo, demasiado poco amable, y muchas veces, poco agradecido. En el, los animales morían por el frío y la falta de alimentos, y los lugareños, ya anunciaban la mayor helada de la historia. Todo comenzó con una hambruna, mi hermano y yo, nos acostumbramos a comer poco, apenas, y pese a que tuvimos amigos de la familia que nos ayudaba, cuando de pronto el tiempo tropical cambió, la reina Leisa anunció cambios en el reino. Por aquel entonces, éramos felices con un trozo de pollo y dátiles acompañados de aguamiel. Cada lugareño ahora, debía recoger más alimentos, y guardar en un gran depósito, toda la comida